Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Reloj de Sol
Un hombre en pleno estado de lucidez permanente ante
cuya calidad humana rindo homenaje luengo y largamente demorado,
oye mi plática de palabras que no obstante, nada dicen
de mi estado de ánimo verdadero.
Él me escucha más allá de las palabras. Este hombre, que
podría por derecho propio llamarse a sí mismo esotérico, no
lo es, se niega a hacer el papel de gurú. El es el anti-gurú de un
verano calcinante y adverso para los pájaros del parque y para
mis pájaros dispersos: los del entendimiento de códigos idos,
gastados, en otros veranos acotados a platinarse y cocoteros
mecidos por vientos alisios nimbados de augurios y presagios
sin cuento. Pero idos, sin regreso.
Los pájaros, me dice, mueren en estas latitudes a veces en
veranos quemantes como éste, otras en el invierno crudo. Es la
ley de la naturaleza, de la vida. Pero todo vuelve, todo retorna
en plumajes diversos.
He comprendido. Este hombre — este ser humano — dotado
de lo que en adelante llamaría mayoría de edad absoluta,
me ha revelado una verdad sin misterio. Todo cambia. Todo
retorna.
La tarde es luz acontecida. Alguien que antes hizo mutis
trae con sigilo una palmatoria con una vela encendida como
discreto recordatorio de la hora. Me despido. Ya es tiempo.
¡AHORA! *No. 893* 5 DE ENERO DE 1981
583