Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

El Día Internacional de la Mujer es también
el día de la humanidad
A menos de una semana del Día Internacional de la Mujer,
me acerco al tema implícito en su celebración con cierta
duda. ¿Es que la mujer es o puede ser otra cosa que humanidad?
¿Es que puede estar relegada, acosada, malusada, violentada,
disminuida, explotada, sin que esos mismos daños y en la misma
medida afecten a la Humanidad como un todo? Cuando se
desata una epidemia o una guerra, ¿es que la muerte la respeta
a ella y se ensaña en su pareja o en sus hijos? No, puesto que sus
hijos son su propia entraña y su compañero es el engendrador
de esos hijos y aún cuando la respetara — que no es el caso —
estaría igualmente acosada, malusada, violentada, disminuída
en lo más íntimo de sí misma, en lo que ella más ama: su prole,
su familia, su compañero. Ella y sus conquistas, tanto como
sus fracasos, están imbricados dentro de la urdimbre de todo
el cuerpo social. Para bien o para mal ella no es una entidad
aparte ni puede serlo.
En el Día Internacional de la Mujer se me ocurre pensar
que, puesto que es necesario defender algo y propugnar por
algo y luchar por algo concreto habría, prioritariamente — más
que en ninguna otra fecha posible — que propugnar por reivindicaciones
totales de la especie como tal. ¿Es que acaso es
imposible pensar erradicar la amenaza de la guerra? Porque
a partir de la guerra total — la próxima — que es la que nos
amenaza ya constantemente, ¿para qué queremos luchas parciales?
¿Dónde van a caber las luchas para mejorar salarios, por
la igualdad política, económica, social y cultural de la mujer?
No es — en absoluto — que nos dejen indiferentes todas
esas conquistas; por lo contrario, las anhelamos profundamen-
636