Reloj de Sol.pdf - Banco de Reservas

Reloj de Sol
ser influidas por las leyes — por sana que sea su orientación
— son influidas, sobre todo, por las costumbres, y ya se sabe
que la costumbre hace ley, aunque no escrita… Así, pues, si a la
niña-mujer se le cría con un sentimiento de inferioridad a partir
de su propio sexo (llámese pecado original o cualquier otro
mito), ¿qué puede esperarse del nivel de autoestimación en que
ella crece? ¿Qué puede esperarse del nivel de valoración que sus
mayores masculinos, jefes y patronos --su propio compañero o
consorte--puedan acordarle?
Nada estimulante — abunda alguien más — --puede ella
esperar, ni siquiera de sus mismas congéneres que se encuentran
en iguales condiciones que ella de demérito socio-cultural.
Y agrega:
Desde sus primeros pasos hasta el final de sus días, ella, la
niña-mujer o la mujer-niña quedará fosilizada a pesar de alcanzar
la edad adulta; a pesar de sus esfuerzos por conquistar
para sí un lugar bajo el Sol sin tener que negarse a sí misma,
sin tener que claudicar de su yo íntimo y social, ni negar su
identidad propia como una entidad independiente y autónoma,
intelectual, espiritual y emocional. Para ello sólo le queda
la vía del sacrificio o del heroísmo desafiando en el último caso
lo indesafiable: la sociedad como un todo y siempre a un costo
demasiado oneroso.
La otra opción sería el conformismo: vivir la dependencia
a que la relega su supuesta inferioridad con la “elegancia”
(externa, eso sí) que le proporcionen las capas superiores de
la sociedad o… (y he aquí donde se fija el verdadero punto de
incidencia) luchar — desde las capas medias e inferiores — con
los recursos que vaya generando otra lucha: la lucha de clases.
Aparentemente no quedaría otro camino, y a esa conclusión
— después de pasar por las anteriores consideraciones
— fue que llegaron con sus propias palabras — limitadas en la
expresión verbal, pero genuinas y suficientes en su intención
— las mujeres obreras de los sindicatos agrupados en la CGT
659