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Reloj de Sol
te, pero no como una lucha aparte sostenida contra fuerzas que
se nos oponen sistemáticamente (como mujeres), sino como
una lucha comprensiva de elementos tácticos y estratégicos que
van más allá de las estructuras que manejan la colonización y
la explotación de la mujer porque están enraizadas en estratos
muy altos de poder donde los seres humanos (todos) no cuentan.
Trátase de hombres, mujeres o niños… Aunque también
esas fuerzas estén ayudadas por circunstancias concomitantes:
la malformación o deformación de usos y costumbres y hasta
en la psiquis misma y la inadecuación (impuesta) de la propia
víctima: la mujer.
Pero a mí juicio, la mayor inadecuación, la mayor deformación
está en no tomar conciencia de que ella, la mujer, no puede
ser un ser aparte que contempla hacer una lucha aparte. Tiene
que ser ella un agente activo en todas las instancias de una lucha
total, puesto que ella es capaz de adecuarse con bríos de leona parida
a cualquier desafío, a cualquier reto de su tiempo (de todos
los tiempos). Que tiene en sí misma un caudal de fuerzas avasalladoras
que no conocen el cansancio ni las lágrimas cuando han
logrado vislumbrar una meta digna de sus mejores esfuerzos. Su
supuesta debilidad es un mito hecho para el consumo de sus explotadores.
En todas las grandes marchas de la Historia; en todos
los movimientos pobladores; en todos los grandes momentos revolucionarios,
en todas las instancias salvadoras, la mujer estuvo
siempre presente. También en los momentos de sacrificio: ni los
hombres de Troya, ni los de Zaragoza murieron solos.
Cuando Jasón y los argonautas que lo acompañaban enfilaron
hacia el horizonte desconocido para ir a la conquista del
Vellocino de Oro, cuando elevaron las anclas y desataron las
velas al viento y enfilaron la proa a golpes de timón, no había
entre ellos mujer alguna. Es cierto. Pero en la embriaguez del
impulso, tanto como el entramado (la urdimbre eficaz de las
velas), como en el perfil de la quilla — tanto como en el impulso
mismo de la empresa — estaba, sin duda, la mujer.
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