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70 Jaime Bonet Navarrode sus líderes religiosos, la impresión de publicaciones, y la construccióno renovación de los lugares de culto. Asimismo, los grupos registrados (esdecir, los que la legislación china califica como “normales”) también handebido aceptar restricciones relativas a las doctrinas que pueden transmitiro enseñar. Así, por ejemplo, los cristianos no pueden hablar del nacimientovirginal de Jesús, por ser considerado por el gobierno chino como una superstición,ni tampoco pueden exponer cuestiones de moral católica sobre temascomo el aborto o los anticonceptivos, por ser contrarias a la política oficial delgobierno, en este caso, a la imposición de la planificación familiar. No obstante,las asociaciones religiosas patrióticas gozan de cierta tolerancia y de laprotección de algunas prácticas y propiedades.Finalmente, la persecución de las organizaciones religiosas no reconocidassupone que quienes desafían el control estatal sobre la religión se enfrentana la represión del gobierno. Éste utiliza los procedimientos administrativosy las leyes penales, redactadas de manera vaga, para detenera ciudadanos chinos de forma arbitraria por ejercer su derecho a la libertadreligiosa. A pesar de ello, la mayor parte de la práctica religiosa en China serealiza fuera del sistema de organizaciones religiosas patrióticas aprobadaspor el gobierno.En ese sentido, es conocida la situación de los creyentes budistas en elTíbet, a quienes el gobierno comunista exige el patriotismo hacia China y elrepudio al Dalai Lama, que es el líder espiritual de su religión.Igualmente, son perseguidos los grupos protestantes no registrados. Así,sólo en 2006, más de 100 pastores fueron detenidos por un periodo de10 ó más días; y Amnistía Internacional ha denunciado el ataque policial de tresiglesias no oficiales y, en julio de 2003, la destrucción de una docena de ellas.También, desde hace décadas, existe una continua represión contra loscatólicos. A pesar del deseo de establecer relaciones diplomáticas con laSanta Sede, el gobierno chino no ha alterado su postura de imponer comocondición previa a las negociaciones, que la Santa Sede, por un lado, renuncieal papel del Papa en la elección de obispos y, por otro lado, a que rompasus relaciones diplomáticas con Taiwán. Mientras tanto, sólo en 2005, lasautoridades chinas detuvieron a más de 40 sacerdotes católicos y una treintenade obispos están encarcelados o bajo arresto domiciliario desde hacedécadas.4. Iglesia Católica Romana y “Asociación PatrióticaCatólica China”Como consecuencia de la situación indicada se deduce una tensa relaciónentre la Iglesia católica, clandestina, y la Asociación Patriótica Católica