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La educacion sexual en el sistema educativo publico uruguayo

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Uruguay, hicieron una valoración explícita,<strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido al deporte y a la gimnasia, aveces no lo llamaban deporte, y no lo era,era simplem<strong>en</strong>te gimnasia. Distraía, llevabalas fuerzas y <strong>el</strong> deseo a otro lado, cansaba,sobre todo <strong>en</strong> <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to clave d<strong>el</strong> cansancioque <strong>el</strong> adolesc<strong>en</strong>te debe t<strong>en</strong>er para noincurrir <strong>en</strong> él por la noche, o a la nochecitapara ir luego a dormir. <strong>La</strong> cama era al lugarpreferido de las apr<strong>en</strong>siones de padres y desacerdotes, de maestros y profesores. Sobretodo había que levantarse <strong>en</strong>seguida de lacama y no acostarse sino cuando uno t<strong>en</strong>íaverdaderam<strong>en</strong>te sueño. Porque la camaera incontrolable y las fantasías allí eraninevitables.<strong>La</strong> valoración d<strong>el</strong> onanismo ha cambiado,los sexólogos actuales lo valoran de difer<strong>en</strong>temanera. Freud no es todo lo precisoque yo quisiera saber <strong>en</strong> su p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to.Compr<strong>en</strong>sible si <strong>el</strong> matrimonio es muytardío, como <strong>en</strong> las sociedades occid<strong>en</strong>talesti<strong>en</strong>de a serlo. Y con algún ribete p<strong>el</strong>igroso,porque <strong>el</strong> autoerotismo puede estar pr<strong>el</strong>udiandootros autoerotismos. Y siempre está,y eso es muy sagaz probablem<strong>en</strong>te, por loque he leído, y vinculado a la noción deculpa, <strong>en</strong> <strong>el</strong> sujeto. Para los sexólogos, quesiempre van a los extremos –los actualespor lo m<strong>en</strong>os– consideran <strong>el</strong> placer casicomo objetivo único de la <strong>sexual</strong>idad ydescuidan un tanto, creo, lo que la sociedadsiempre le impone al placer, que le sirvatambién a <strong>el</strong>la. Los sexólogos actuales ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong>a valorar <strong>el</strong> onanismo más que antes, loconsideran incluso una forma de prepararsepara, y de advertir, las características de lapropia <strong>sexual</strong>idad y de cómo ésta se completaría<strong>en</strong> la unión con la pareja.Pero estamos ante dos sociedades difer<strong>en</strong>tes,aqu<strong>el</strong>la y ésta. Aqu<strong>el</strong>la era una sociedadpuritana, tal vez porque se necesitaba serpuritano por difer<strong>en</strong>tes razones. Era unasociedad que apostaba a la producción, ala reproducción y a la producción de cosasy de los propios hombres. Esta es una sociedadhedonista que apuesta, sobre todo,al consumo. <strong>La</strong> <strong>sexual</strong>idad es también unaforma de consumo de placer, está vinculadoal hedonismo.El último factor que quería m<strong>en</strong>cionarlesera cómo <strong>el</strong> saber médico y psicológicodifer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre <strong>en</strong>fermedad, que es loanormal, y salud, que es lo que debe sernormal. Porque <strong>en</strong> la creación d<strong>el</strong> criteriode normalidad la medicina, <strong>el</strong> saber psicológicopara las conductas humanas, esabsolutam<strong>en</strong>te clave. En parte refleja loque la sociedad determinó, previam<strong>en</strong>te quéfuera normalidad y qué fuera <strong>en</strong>fermedad.No hay ninguna sociedad que no t<strong>en</strong>ga unconcepto claro de normalidad y de anormalidad,vinculados siempre como cosapatológica a la <strong>en</strong>fermedad y a la salud.Claro, esto es a lo que se debe t<strong>en</strong>der yaqu<strong>el</strong>lo también es a lo que se debe t<strong>en</strong>der.No hay sociedad que sobreviva sin algunadefinición, consci<strong>en</strong>te o inconsci<strong>en</strong>te, deanormalidad y de normalidad. Claro queeso es así, pero también uno debería sospechard<strong>el</strong> criterio dominante de normalidadporque cambia, y está vinculado a cadacultura. Además parece siempre reflejar lasnecesidades dominantes <strong>en</strong> una sociedad,que no son necesariam<strong>en</strong>te las ideologíasdominantes, ni las ideologías opuestas a lasdominantes, porque llega a ser tan profundo<strong>el</strong> criterio de normalidad que se impone acasi todas las ideologías que exist<strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong>mom<strong>en</strong>to. Esto queda bastante claro <strong>en</strong> laeducación <strong>sexual</strong> d<strong>el</strong> varón. Paulina Luisi–médica socialista, <strong>en</strong> 1910-12, junto conFrugoni– dice que <strong>el</strong> factor absolutam<strong>en</strong>teclaro <strong>en</strong> la educación de la <strong>sexual</strong>idad esla voluntad. ¿Por qué la voluntad? Porquees importantísima para que <strong>el</strong> hombre y lamujer mant<strong>en</strong>gan la contin<strong>en</strong>cia, la castidadhasta que estén <strong>en</strong> condiciones físicas maduras.O sea, <strong>el</strong> adolesc<strong>en</strong>te no. El mismoterror al onanismo <strong>en</strong> <strong>el</strong>la que <strong>en</strong> <strong>el</strong> clerocatólico. Y los anarquistas –que eran losextremos <strong>en</strong> ideología a comi<strong>en</strong>zos de 1900y de 1800 <strong>en</strong> Europa también– sosti<strong>en</strong><strong>en</strong>146

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