20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Tú no estás en mi lugar —contestó Sarti, decidido, áspero, poniéndose las gafas de<br />

nuevo—. No puedes juzgarme. Recuerda cómo he crecido. Te lo ruego, déjame actuar<br />

correctamente, sin remordimientos.<br />

—No entiendo —contestó Gabriele, frío—, qué remordimiento podría ser para ti<br />

haber beneficiado a mis hijos…<br />

—¿En perjuicio de otros?<br />

—Yo no lo he buscado.<br />

—¡Sabes que lo estás haciendo!<br />

—Sé otra cosa que me importa y que te tendría que importarte a ti también. ¡No hay<br />

otro remedio! Por un escrúpulo tuyo, que ya no puede ser mío también, ¿quieres que<br />

renuncie a este medio que me ha sido ofrecido espontáneamente, que no me aferre a esta<br />

ancla que tú, tú mismo me has lanzado?<br />

Se acercó a la puerta para escuchar furtivamente, haciendo señas a Sarti de que no<br />

contestara.<br />

—¡Bien, ha venido!<br />

—¡No, no, es inútil, Gabriele! —gritó entonces Sarti, decidido—. ¡No me obligues a<br />

hacerlo!<br />

Orsani lo aferró por un brazo.<br />

—¡Ten cuidado, Lucio! Es mi última oportunidad.<br />

—¡Esta no, esta no! —protestó Sarti—. Escucha Gabriele: sea esta una hora sagrada<br />

para nosotros. Yo te prometo que tus hijos…<br />

Pero Gabriele no lo dejó terminar:<br />

—¿Limosna? —dijo con un guiño.<br />

—¡No! —contestó Lucio, rápido—. ¡Les devolvería a ellos lo que obtuve de ti!<br />

—¿Bajo qué título? ¿Cómo querrías cuidar de mis hijos? ¿Tú? ¡Tienen una madre!<br />

¿Bajo qué título? No de simple gratitud, ¿no es verdad? ¡Me estás mintiendo! Te niegas a<br />

mi petición por otro fin, que no puedes confesar.<br />

Al decir esto, lo cogió por los hombros y lo sacudió, para que hablara despacio,<br />

preguntándole hasta qué punto había osado engañarlo. Sarti intentó liberarse,<br />

defendiéndose de la acusación atroz contra sí y contra Flavia, al tiempo que se rebelaba<br />

contra aquella violencia.<br />

—¡Quiero ver cómo reaccionas! —rugió Orsani de pronto, entre dientes.<br />

De un salto abrió la puerta y llamó a Vannetti, enmascarando enseguida la agitación<br />

extrema con una alegría tumultuosa:<br />

—Un premio, un premio —gritó, invistiendo al hombrecito ceremonioso—, un<br />

premio gordo, señor inspector, a nuestro amigo, a nuestro doctor, que no solamente es el<br />

médico de la compañía, sino su abogado más elocuente. Casi me había arrepentido, no<br />

quería saber nada de esto… Pues bien, él me ha persuadido, me ha convencido… Déle,<br />

déle enseguida la declaración médica: tiene prisa, tiene que irse. Nosotros estableceremos<br />

cuánto y cómo…<br />

Vannetti, felicísimo, entre un chisporroteo de exclamaciones de admiración y de<br />

congratulaciones, sacó de la carpeta un formulario impreso y repitiendo: «Formalidad…<br />

formalidad…», se lo ofreció a Gabriele.<br />

120

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!