20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

RESPUESTA<br />

¡Te has desahogado bien, amigo mío!<br />

Realmente es de lamentar que tú, violentando tu disposición natal, no hayas podido<br />

dedicarte a las Musas. ¡Cuánto calor en tus expresiones y con qué transparente evidencia,<br />

en pocas pinceladas, haces saltar, vivos, delante de los ojos, lugares, hechos y personas!<br />

Estás dolido, estás indignado, pobre Marino mío; y no quisiera que esa respuesta mía<br />

acrecentara tu dolor y tu indignación. Pero quieres que te exponga francamente lo que<br />

pienso de tu caso. Lo haré para contentarte, aunque estoy seguro de que no lo lograré.<br />

Sigo mi método, si me lo permites. Primero, resumo en breve los hechos, luego te<br />

expongo mi opinión, con la franqueza que deseas.<br />

Bien, en orden.<br />

I. Personas, rasgos personales y condiciones. a) <strong>La</strong> señorita Anita. —Veintiséis<br />

años (aparenta apenas veinte, está bien, pero, en realidad, son veintiséis y bien<br />

cumplidos). Morena, ojos nocturnos:<br />

En sus ojos la noche se recoge,<br />

profunda…<br />

<strong>La</strong>bios de coral; muy bien.<br />

¿Pero la nariz, amigo mío? Tú no me hablas de su nariz. A las morenas, antes que<br />

nada, hay que mirarles la nariz; y especialmente las aletas de la nariz.<br />

Yo estoy seguro de que la señorita Anita la tiene un poco respingona. No digo fea; es<br />

más, digamos naricita, pero respingona. Y con dos aletas más bien carnosas, que se le<br />

dilatan mucho, cuando rechina los dientes, cuando clava los ojos en el vacío y suspira<br />

muy larga y silenciosamente por las fosas nasales.<br />

¿Has notado cómo los ojos se le velan y le cambian de color cuando deja caer uno de<br />

esos suspiros silenciosos?<br />

<strong>La</strong> señorita Anita ha sufrido mucho porque es muy inteligente. Era rica, cuando su<br />

padre estaba vivo; ahora, muerto el padre, es pobre. Y tiene veintiséis años, naricita recta<br />

y ojos nocturnos.<br />

Sigamos.<br />

b) Mi amigo Marino. —Veinticuatro años, dos menos que la señorita Anita, quien,<br />

quizás por eso, aparenta apenas veinte.<br />

Pobre él también; huérfano de padre él también. Cosas tristes, pero queridas cuando<br />

se tienen en común con una persona querida. ¡Identidades que parecen predestinaciones!<br />

Pero el amigo Marino, huérfano y pobre como es, tiene también que cuidar de una<br />

madre y de una hermana. Huérfana y pobre, la señorita Anita tiene madre ella también,<br />

149

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!