20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

hecho de paracaídas, y sobre Carlino…<br />

Yo lo escuchaba sorprendido; no, ¿qué digo sorprendido? Estaba aterrado.<br />

Había, sí, había algo en todos aquellos relatos que tal vez se asemejaba de lejos a mis<br />

recuerdos. Tal vez aquellos relatos estaban bordados sobre el mismo cañamazo de mis<br />

recuerdos, pero con puntos ralos, desgarbados y cojos. En suma, aquellos relatos podían<br />

ser más o menos mis recuerdos, vanos e inconsistentes de la misma manera y además<br />

despojados de toda poesía, empobrecidos, atontados, como entumecidos y adaptados al<br />

mísero aspecto de las cosas, a la angustia triste de los lugares.<br />

Y cómo y dónde habían podido ocurrírsele a aquel hombre, que estaba enfrente mío;<br />

que me miraba y no me reconocía; que yo miraba y… ¡sí! Tal vez fue por un… ¡No sé!<br />

Fue un instante. Hundí la mirada en la lejanía del tiempo y poco a poco volví con un<br />

suspiro y un nombre:<br />

—Loverde…<br />

El doctor Palumba se interrumpió, pasmado.<br />

—Loverde… sí —dijo—. Antes me llamaba Loverde. Pero fui adoptado, a los<br />

dieciséis años, por el doctor Cesare Palumba, capitán médico que… Pero, ¿usted perdone,<br />

cómo lo sabe?<br />

No pude aguantar más:<br />

—Loverde… eh, sí… ¡Ahora recuerdo! ¡En la primaria, sí!… Pero nos conocimos<br />

apenas…<br />

—¿Usted, cómo? ¿Usted me ha conocido?<br />

—Sí… espera… Loverde, ¿el nombre?<br />

—Carlo…<br />

—Ah, Carlo entonces… como yo… Pues bien, ¿en serio no me reconoces? Soy yo,<br />

¿no me ves? ¡Carlino Bersi!<br />

El pobre doctor Palumba se quedó fulminado. Se llevó las manos a la cabeza,<br />

mientras el rostro se le descomponía en movimientos nerviosos, casi punzado por agujas<br />

invisibles.<br />

—¿Usted?… ¿Tú?… Carlino, ¿usted?… ¿Tú?… ¿Pero, cómo?… Yo… ¡Oh Dios!…<br />

Fui cruel, lo reconozco. Y me arrepiento de mi crueldad también porque aquel<br />

pobrecito creyó sin duda que quise tomarme el gusto de desenmascararlo frente a todo el<br />

pueblo con aquella burla; mientras yo estaba más que seguro de su buena fe, más que<br />

seguro de haber sido un tonto en sorprenderme tanto, porque yo mismo había<br />

experimentado, durante todo aquel día, que lo que nosotros llamamos nuestros recuerdos<br />

no tiene ningún fundamento de realidad. Aquel pobre doctor Palumba creía recordar…<br />

¡En cambio se había construido un lindo relato sobre mí! ¿Y no me había construido uno<br />

yo también, por mi cuenta, que se había desvanecido apenas había vuelto a mi pueblo<br />

natal? Había estado ante sus ojos y no me había reconocido. ¡Claro! Veía a Carlino Bersi<br />

dentro de sí no como yo era, sino como él siempre me había soñado.<br />

Había ido a despertarlo de aquel sueño.<br />

Intenté consolarlo, calmarlo; pero el pobre hombre, víctima de un temblor convulso<br />

en todo el cuerpo, jadeando, con los ojos huidizos, parecía buscarse a sí mismo, buscaba<br />

su espíritu que se perdía y que quería retener, arrestar, y no se daba paz y seguía<br />

440

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!