20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NOTICIAS DEL MUNDO<br />

I<br />

En total: dos lagrimitas, después de tres horas con los codos sobre la mesa, la cabeza<br />

entre las manos; sí, señor, a fuerza de apretarme el corazón, aquí están, en ese pañuelo:<br />

precisamente dos lagrimitas, exprimidas de los ángulos de los ojos. Como buenos amigos,<br />

querido Momo, nos las repartimos. <strong>La</strong> mitad para ti, muerto; y la otra para mí, vivo. Pero<br />

sería mejor, créeme, que conservara yo las dos.<br />

Momito, me he quedado como un viejo muro en ruinas, al que una bárbara mano<br />

haya quitado el único puntal. (Bella, ¿eh?: «la bárbara mano»). Pero no sé llorar, lo sabes.<br />

Lo intento y solo consigo afear mi semblante y provocar risa.<br />

¿Sabes qué idea más buena se me ha ocurrido? Hablar cada noche contigo, aquí, a<br />

despecho de la muerte. Darte noticias de todo lo que aún ocurre en este maldito mundo<br />

que has dejado y de lo que se dice y de lo que me pasa por la cabeza. Y así me parecerá<br />

que estoy prolongando tu <strong>vida</strong>, volviéndote a ligar a ella con los mismos hilos que la<br />

muerte ha cortado.<br />

No encuentro otro remedio para mi soledad.<br />

Durante el tiempo en que fui monje de clausura en el convento de tu amistad, ninguna<br />

parte de mi ser permaneció abierta a una relación, aunque lejana, con otros seres<br />

vivientes. Y ahora… ¿me ves? Ahora que no tengo nada más que hacer por ti —como en<br />

estos últimos tres días después de tu muerte—, aquí estoy, solo, en esta casa que no se me<br />

antoja mía, porque mi verdadera casa era la tuya.<br />

¡Verás, verás, qué metáforas más lindas crearé, si me empeño seriamente! Mientras<br />

tanto, además de la del muro en ruinas y la de la bárbara mano, coge esa del monje de<br />

clausura.<br />

He comprado una lámpara, ¿la ves? Preciosa, de porcelana, con el globo esmerilado.<br />

Antes no sentía la necesidad de tener una, porque pasaba las noches en tu casa y para<br />

venir a mi cama, aquí, me bastaba con solo los restos de una vela, que a menudo tú me<br />

dabas.<br />

Ahora el silencio es tan profundo, Momito, que casi lo oigo zumbar. Un zumbido,<br />

¿sabes?, que parece más bien propio de los oídos cuando se te tapan. ¡Eh, ahora tú los<br />

tienes bien tapados, Momito mío! Y de hecho me imagino que ese zumbido llegara de<br />

lejos, de muy lejos. De donde estás tú. Y lo escucho con placer; lo sigo con el<br />

pensamiento, y paso a paso, hasta que —¡mira, Momito, ha llegado!—sale una tercera<br />

lagrimita, de perdida melancolía. Pero será para mí, si me permites: ¡me siento tan solo!<br />

Vamos, adelante, adelante. Realmente quisiera hacerte ver de nuevo la <strong>vida</strong>, ver y<br />

sentir, incluso con el tiempo que hace, con los mínimos cambios que ocurren. Si este<br />

mundo sabe y puede continuar sin todos los que se van, sin ti… yo no sé si puedo; y por<br />

eso, a despecho de la muerte, es necesario que el mundo, a través de mí, continúe<br />

480

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!