20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

católica les demostrara a todos que no había que tener en consideración lo que él<br />

consideraba un accidente involuntario: el hecho de haber nacido hebreo.<br />

Tuvo que sostener luchas acérrimas a causa de este matrimonio. Pero es un hecho<br />

que, enfrentándonos a las mayores dificultades que sufrimos en la <strong>vida</strong>, nos fabricamos la<br />

horca con nuestras propias manos.<br />

Tal vez, al menos por lo que se dice, mi amigo Catellani no conseguiría ahorcarse sin<br />

la ayuda, no del todo desinteresada, del joven Millino Ambrini, hermano de la señora,<br />

huido dos años después a América por razones muy delicadas, de las cuales es preferible<br />

no hablar.<br />

El hecho es que el suegro, cediendo de mala gana a las nupcias, le impuso a su hija<br />

como condición imprescindible que no renegara en lo más mínimo de su santa fe y que<br />

respetara con el máximo fervor todos los preceptos, sin faltar a ninguna práctica religiosa.<br />

Además pretendió que le fuera reconocido como sacrosanto el derecho de velar para que<br />

preceptos y prácticas fueran todos, uno por uno, observados escrupulosamente, no solo<br />

por la nueva señora Catellani, sino también y más aun por los hijos que de ella nacerían.<br />

Todavía, después de nueve años, no obstante la condescendencia con la cual el yerno<br />

le ha dado y sigue dándole pruebas de su absoluto respeto, el señor Pietro Ambrini no se<br />

relaja. Frío, con aspecto cadavérico pese al maquillaje, con los trajes que desde hace<br />

siglos permanecen siempre nuevos y con aquel olor ambiguo de los polvos que las<br />

mujeres se ponen después del baño (debajo de las axilas y en otros lugares), tiene el<br />

coraje de arrugar la nariz cuando ve pasar a mi amigo, como si en su nariz ultracatólica el<br />

yerno no se hubiera desprendido de su muy pestilente foetor judaicus.<br />

Lo sé porque a menudo hemos hablado de ello.<br />

El señor Daniele Catellani ríe de aquella manera tan suya, con la garganta, no tanto<br />

porque le parezca graciosa esta vana obstinación del suegro en ver en él, por fuerza, un<br />

enemigo de su fe, cuanto por lo que advierte dentro de sí mismo de un tiempo a esta parte.<br />

¿Es posible, vamos a ver, que en una época como la nuestra, en un país como el<br />

nuestro, en serio haya que hacer víctima de persecución religiosa a alguien como él,<br />

librado desde la infancia de toda fe positiva y dispuesto a respetar la de los otros, china,<br />

india, luterana o mahometana?<br />

Sin embargo, es precisamente así. Hay poco más que decir: el suegro lo persigue.<br />

Será ridícula, ridiculísima, pero es una verdadera persecución religiosa, en su propia casa.<br />

Existe. Será de un solo bando y contra un pobre inerme, es más, desarmado a propósito,<br />

para rendirse; pero aquel bendito suegro viene a declararle en casa, cada día, una<br />

verdadera guerra religiosa, a toda costa, y con ánimo acérrimo e inflexiblemente hostil.<br />

Ahora, a fuerza de insistir, la bilis ha empezado a removérsele por dentro y el homo<br />

judaeus ha empezado poco a poco a renacer y reconstituirse en él, sin que por otro lado<br />

quiera reconocerlo. Dejémoslo. Pero el declinar que hace día tras día en la consideración<br />

y en el respeto de la gente por todo aquel exceso de prácticas religiosas de su familia, tan<br />

deliberadamente ostentado por el suegro, no por sentimiento sincero, sino para desairarlo<br />

y con la intención manifiesta de ofenderlo gratuitamente, no puede no ser advertido por<br />

mi amigo Daniele Catellani. Y hay algo más. Los hijos, aquellos pobres niños tan vejados<br />

por el abuelo, empiezan ellos también a advertir confusamente que la razón de aquella<br />

vejación continua que el abuelo les inflige tiene que residir en él, en su papá. No saben<br />

350

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!