20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

viviendo por ti, y tú por él; si no, yo también me iré y… buenas noches; me iré porque me<br />

parecerá que no hay razones para quedarme.<br />

Igualmente, la <strong>vida</strong> siempre ha sido de esta manera para mí: con relámpagos y<br />

destellos. Nunca he conseguido ver algo. De vez en cuando: un relámpago. ¿Y para ver<br />

qué? Un destello. Es decir, Momito, la conciencia que se pone ante ti de súbito: la<br />

conciencia de una bestialidad dicha o hecha, entre las muchas que hemos reconocido a<br />

oscuras.<br />

Basta, me volveré el hombre más curioso de la Tierra: espiaré, acosaré, caminaré todo<br />

el día para recoger noticias e impresiones, que luego te comunicaré por la noche, con todo<br />

lujo de detalles. Tanta <strong>vida</strong>, lo sé, como se me escapa a mí, se te escapará también a ti:<br />

por ejemplo, la <strong>vida</strong> de los otros países; pero (algo que nunca he hecho) también leeré los<br />

diarios para complacerte; y sabré decirte si nuestra querida hermana Francia, si la<br />

prepotente Alemania…<br />

¿Ah, Dios mío, Momo, acaso las noticias políticas ya no te interesen? No es posible:<br />

eran casi toda tu <strong>vida</strong> y tenemos que seguir haciendo como cada noche, cuando después<br />

de cenar el portero te traía el periódico y tú, leyéndolo, golpeabas fuerte la mesa con el<br />

puño por alguna noticia, y yo me quedaba perplejo entre los vasos que saltaban, y tus ojos<br />

que me miraban fijamente desde detrás de los cristales de tus gafas, siempre un poco<br />

inclinadas en tu gran nariz. Te enfadabas conmigo, me increpabas como si yo, pobrecito<br />

de mí, que nunca me he ocupado de política, representara a todo el pueblo italiano:<br />

—¡Cobardes! ¡Cobardes!<br />

¿Y aquella noche en que, terriblemente indignado, querías tirar al río, desde la<br />

terraza, todas tus medallas garibaldianas? ¡Llovía a cántaros! Y al verte tan encendido<br />

manifesté aquella opinión, ¿te acuerdas?, de que no merecía la pena que te arriesgaras a<br />

enfermar por estos puercos de Italia, saliendo a la terraza, bajo la lluvia. ¡Cómo me<br />

miraste! Pero yo te admiraba, ¿sabes? Te admiraba muchísimo, porque me parecías un<br />

niño, en aquellos momentos, y a menudo no sabía evitar decírtelo y tú te enfadabas e<br />

incluso me injuriabas, cuando oponía a tu ira vehemente mi hermosa cara de luna llena,<br />

sonriente y rabiosa. Te sacaba de quicio a veces y decías todo tipo de barbaridades. Frente<br />

a las más gordas, te preguntaba:<br />

—¿Y ahora cómo sales de esa?<br />

—¡Mira que eres burro!<br />

¡Cuánto me divertía! Y tu voz aún retumba en mis oídos, cuando me decías con los<br />

ojos cerrados, casi recitando de memoria:<br />

—Todo está mudo y nada tiene valor, necesariamente, para las almas lentas y<br />

perezosas como la tuya, para las almas que no saben hallar nada por sí mismas.<br />

Y todo ello porque no sabía encontrar en mi alma toda aquella cándida y santa<br />

ingenuidad que tú extraías de la tuya para vestir con ella a los hombres y a las cosas. Y<br />

cuántas veces te vi vestir así, con la blanca estola de tu sinceridad, a unas malas bestias,<br />

de las cuales necesitabas recibir un mordisco o una patada para reconocer su verdadera<br />

naturaleza.<br />

Pero tú querías a la fuerza ver a todo el mundo bello y bueno; y a menudo lo<br />

conseguías, porque el modo y el sentido de las cosas están justamente en nosotros y de<br />

eso deriva la diversidad de los gustos y de las opiniones, así como el hecho de que, si<br />

481

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!