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LA VIDA DESNUDA Cuentos para un añ
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Contenido Portadilla Créditos Auto
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La trampa Noticias del mundo La tra
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INTRODUCCIÓN «La vida o se vive o
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a Pirandello un vanguardista absolu
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condición humana, desmontando toda
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Emblema de la fijación y necesidad
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conexiones y las estructuras de la
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Por tanto, en muchas ocasiones, el
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citas clásicas y expresiones popul
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Con respecto a los topónimos, se h
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Lettere, 1923. Vicentini, Claudio,
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MANTÓN NEGRO 26
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y sabia economía con lo poco que s
- Page 30 and 31: —¿Cómo? —preguntó D’Andrea
- Page 32 and 33: turbándola profundamente. El herma
- Page 34 and 35: terrible. —No —contestó rápid
- Page 36 and 37: fiesteros y aplausos. Pero el aspec
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- Page 40 and 41: Gesa, la vieja sirvienta, la ayudó
- Page 42 and 43: Llegó la madre, agitando los brazo
- Page 44 and 45: pobres viejos, contigo. Gerlando no
- Page 46 and 47: terrible, abajo. Asomó la cabeza:
- Page 48 and 49: desaparecido, junto con los tres ho
- Page 50 and 51: —¿Cómo? ¿Por qué? Don Lisi fr
- Page 52 and 53: Don Lisi se movió rápido para cer
- Page 54 and 55: Todos, en verdad, decían que tení
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- Page 58 and 59: la palma. Pero el hombre, ya se sab
- Page 60 and 61: Además del destajo, había tasas g
- Page 62 and 63: La primera vez que Scala había oí
- Page 64 and 65: hechos trizas, entonces Saro Trigon
- Page 66 and 67: mano aquella nariz suya palpitante.
- Page 68 and 69: Se armaron con sillas ellos tambié
- Page 70 and 71: con aquel verdugo? ¿Con aquel ases
- Page 72 and 73: Tenía, en aquel momento, las gafas
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- Page 78 and 79: LA CAPILLA I Acostado al lado de su
- Page 82 and 83: —Sí, señor. —¿Cuándo te pon
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- Page 90 and 91: aquellas palabras. —¿Tres monjas
- Page 92 and 93: Marco Mèola, que nunca había ido
- Page 94 and 95: se habían ido, resoplando indignad
- Page 96 and 97: Le contestaron los cuatro a la vez,
- Page 98 and 99: —¿Desgraciados? No, ¿por qué?
- Page 100 and 101: VISTO QUE NO LLUEVE… (Túnicas de
- Page 102 and 103: —¡El sol, el sol! ¡Monseñor vi
- Page 104 and 105: podía impedir de alguna manera el
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- Page 108 and 109: de mi padre! Quiso ponerme aquí a
- Page 110 and 111: pensamientos, ajenos a los negocios
- Page 112 and 113: —No pretendo que te aflijas por e
- Page 114 and 115: interrumpida… En este instante, c
- Page 116 and 117: aquella mujer abandonada a sí mism
- Page 118 and 119: pareció ilógica y exclamó, alivi
- Page 120 and 121: —Tú no estás en mi lugar —con
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- Page 126 and 127: ¿Por una me lo das? El viejo sacud
- Page 128 and 129: muerto?», como si con los ojos cer
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este forastero, ricachón y malcria
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era inútil… era demasiado tarde
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—Llegué ayer por la noche. Y te
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dijera la razón de la negativa de
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—¡No te lo doy! —gritó Mear
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—Lao Griffi… decimotercer regim
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aquí yo me pierdo: ¡en ese si! Un
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REMEDIO: LA GEOGRAFÍA La brújula,
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eterna agonía: mi pobre madre dura
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que en este preciso instante desemb
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aunque no la mantenga. El caballero
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las arenas desiertas, hasta la gran
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EL MURCIÉLAGO Todo bien. En la com
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cadavérica en los labios—. En mi
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De repente, Faustino Perres vio el
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LA VIDA DESNUDA 160
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cabeza. —¡Imbécil! —exclamó,
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—No… así… —interrumpió, t
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—¡No, perdone! —retomó acalor
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dificultades de la existencia, los
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habitaciones, los siguió a los dos
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EL TOQUECITO I Con el blando sombre
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contemplando con alegría infantil
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asalto de la dolencia. La hermana b
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dejó ir solo. Y cada día ahora, a
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si me permite, y se la narro yo, co
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Y el diálogo podría continuar. Po
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yo. El remedio tenía que encontrar
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marido. ¡Y está bien! ¿Qué nece
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esultado del duelo cuyas condicione
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las dos patas delanteras, con las o
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dónde sacaba aquella voz tan grave
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De repente (ya habían llegado los
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15 En italiano el término Pallina
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dicen. Pero Raffaella Òsimo lo hab
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estudiante extrajera. Se miraban y
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LA CASA DE GRANELLA I Las ratas no
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abanico, y el hombre se echaba haci
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espíritus infernales! Los hemos vi
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dong estaba cerca. Hacía una hora
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como Lombroso, como Richet, ah, por
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oca abierta y los ojos asombrados.
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afirmaciones y las revelaciones de
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Aquella misma noche, poco después
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De la mañana a la noche, para gran
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pájaros? Nàzzaro se enderezó rá
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—¿Y no rezas el rosario? ¡Habla
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desgreñada. 224
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corazón o la mente, para satisface
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Pero, Dios mío, ¿de qué se venga
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ojos de llanto, pero instintivament
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HECHO PARA BIEN I Cuando la señori
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Verona, sonriendo y acrecentando el
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tan correcto en todo, separado ahor
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—¡Sí! ¡Querrá escucharme a m
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había crecido tanto? ¿O, de la de
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Pero su ingenua bondad le explicar
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EL FINADO Desde el primer día, la
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Y al mozo que vino a abrir la venta
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No creía que esta tarea piadosa tu
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Un pequeño retrato de Cosimo Tadde
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aquellas queridas amigas, que tení
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prometida. Iduccia no hablaba, ¡pe
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Náuseas, mareos, y una debilidad t
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maneras de las tres cuñaditas una
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EL DEBER DEL MÉDICO I «Son míos
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—Déjenlo pasar: es mi asistente.
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—¡Qué desgracia! ¡Qué tragedi
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Vocalòpulo y bajando apenas la cab
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Esta contemplaba, desgarrada, a su
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todo? Aún vivía allí, en su tran
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un parterre, y concentraba toda la
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Cimetta cerró los ojos, abrió los
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vida que yo mismo me había quitado
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PARES Bartolo Barbi y Guido Paglioc
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sabía cuánto estudio le costaban
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jóvenes de hoy que razonan demasia
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LA SALIDA DEL VIUDO I Tantas veces
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soltero! Los amigos, en la juventud
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oraciones y desvestirlos para acost
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estuviera bien atenta, ¡por carida
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abrazarlo, Teodoro Piovanelli, que
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con el agua del río, y buenas noch
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—¡Uhm!… ¿Quién ha muerto?
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LA COZ Apenas el mozo de cuadra sal
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El nuestro es un servicio sencillo,
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Nero, en verdad, parecía enloqueci
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padre pudiera darle, gracias a una
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Entonces el motivo tenía que ser g
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SOL Y SOMBRA I Entre las ramas de l
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en las excursiones para no gastar e
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También el cochero en el pescante
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IV Se levantaron de la mesa cuando
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La penosa cuesta empezó apenas sal
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EL AVEMARÍA DE BOBBIO Un caso muy
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llegada la noche… ¿Qué había p
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Y Bobbio se quedó sorprendido. Est
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Y frotó el dedo índice con el pul
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—Mal; no me toques. —¿Tienes a
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matado, levantarás la cresta de nu
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tanto, y todos los cuidados eran re
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—Lla… lla… lla… No encuentr
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la agitación; paseaba, se detenía
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—¡Aquí represento al Gobierno!
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Su Majestad, no se dejó intimidar
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Por otro lado, las piernas casi no
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¿Qué debe suponer Clementina? Se
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Quizás antes eran ideas. Ahora son
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Fuera… fuera… por caridad, deja
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27 Evidente alusión sexual. 348
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católica les demostrara a todos qu
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elieve, con colinas y precipicios,
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EL DIPLOMA ¡Con qué inflexión de
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¿Difamación? ¿Qué difamación,
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los cuales está edificada, y no se
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NOCHE Dejada atrás la estación de
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Pero, al pasar al lado de una mesa,
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Les llamó la atención una lancha
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O DE UNO O DE NADIE I ¿Quién hab
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hecho? Los dos amigos lo advertían
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Pero Carlino, turbado por la rabia,
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sorpresa, a lo que ya se había est
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excusa? La única podía ser esta:
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sí… aquella con los lazos rojos
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dos tíos no vinieran nunca juntos
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NANA Con la maleta en la mano, me l
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la sombra, le repetía a la niña i
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muy seductora de aquel cuello tan l
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tienes que defender a tu hermanito!
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La mujer había tenido que atrinche
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eclamación contra el señor feudal
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arengador; ahora que la multitud se
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dorso de la otra, gemía entre el g
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EL HOMBRE SOLO Ahora que el tiempo
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anterior, siempre con la empuñadur
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Cuando Torellino volvió, después
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EL ATAÚD REPUESTO Cuando, tras ava
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El posadero, con el sombrero inclin
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Piccarone aprobó con la cabeza y l
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—Me parece claro, hijo —explic
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EL TREN HA SILBADO Desvariaba. Los
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Aún hablaba de aquel tren. Imitaba
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Instintivamente se había agarrado
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Las cartas que ahora enviaba desde
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—¡Fuera de aquí! —le gritó e
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ocajarro, luego en sus labios empez
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EL PROFESOR TERREMOTO Quienes, dent
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había que fabricar a una mujer san
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impulso para volver a subir. ¡Sí!
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había para reír si ella, que se s
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lado y picada por el otro al verse
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apenas, había muerto… Didì sint
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El tren, en subida, avanzaba muy le
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NUESTROS RECUERDOS ¿Esta era la ca
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Entonces, callado. No. ¿Qué calla
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hecho de paracaídas, y sobre Carli
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DE GUARDIA —¿Estamos todos? ¿Qu
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Pero, cuanto más le demostraba su
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porque aquel hombre tenía el palad
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—¿Tú, aquí? —dijo San Romé
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que la llevaran al hospital, donde
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consagración de la hostia, para lu
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hablado, no de su curación (no se
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iglesia. Se acercó gente de la pla
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Tararà abrió los brazos y dijo:
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—¡Seriedad, señores! ¡Seriedad
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provocaría consecuencia alguna, po
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hijas con su presencia y sus quejas
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—¿Qué es? —preguntó la seño
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Adelaide, desde la cama: —¡Imbé
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LA NASA ¿Que si había bebido? No.
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¡Si había perdido incluso la semi
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de la luna, incluso después de su
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Siempre he provocado las risas de m
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veía, bajaba la mirada y se sonroj
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NOTICIAS DEL MUNDO I En total: dos
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quiero hacerte ver aún el mundo, t
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poder hacer nada… Y nunca, no olv
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sobre el ataúd y cantarte un réqu
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Basta… La íntima y verdadera raz
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con sus ojos bovinos, al marido, co
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Mientras tanto, te advierto de que
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No recuerdo dónde he leído sobre
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Seguía a aquellos pobres viejos du
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36 Poeta italiano (1778-1827), auto
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contentos con la manera en que los
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indigna de un artista, perdone que
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