20.09.2017 Views

La vida desnuda - Luigi Pirandello

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>vida</strong> que yo mismo me había quitado, si no podía hacerme revivir para mis criaturitas, si<br />

sabía lo que me esperaba?<br />

Vocalòpulo volvió a sonreír nerviosamente, el rostro enturbiándose.<br />

—Después de todo —dijo—, esta es una bonita manera de agradecérmelo. ¿Qué tenía<br />

que hacer?<br />

—¡Dejarme morir! —prorrumpió Corsi—. ¡Si no tenía el derecho de sustraerme a la<br />

condena que yo me había impuesto, mucho mayor que mi error! Ya no hay pena de<br />

muerte, y yo habría muerto, sin usted. ¿Ahora cómo hago? ¿Qué tengo que agradecerle?<br />

—Pero nosotros, los médicos, con perdón —contestó, perdido, Vocalòpulo—,<br />

nosotros, los médicos, no tenemos estos derechos: nosotros, los médicos, tenemos el<br />

deber de nuestra profesión. Y me remito al abogado aquí presente.<br />

—¿Y en qué se diferencia —preguntó Corsi con amarga ironía—, este deber suyo del<br />

de un cómitre?<br />

—¡Oh, en fin! —exclamó, sacudiéndose, Vocalòpulo—. ¿Quisiera que un médico<br />

pasara por encima de la ley?<br />

—¡Ah, bien! Entonces usted ha servido a la ley —retomó Corsi, con vehemencia<br />

rabiosa—. A la ley, no a mí, pobrecito… Me había quitado la <strong>vida</strong>; usted me la ha<br />

devuelto a la fuerza. Intenté arrancarme las vendas tres, cuatro veces. Usted ha hecho de<br />

todo para salvarme, para devolverme la <strong>vida</strong>. ¿Y por qué? Para que la ley, ahora, me la<br />

quite de nuevo y de una manera más cruel. Aquí está: a esto, doctor, le ha llevado el deber<br />

de su profesión. ¿Y no es una injusticia?<br />

—Pero, con perdón —intentó intervenir Cimetta—, del mal que has hecho…<br />

—¡Me he limpiado, con mi sangre! —Corsi completó enseguida la frase, encendido y<br />

vibrante—. ¡Ahora soy otro! ¡He renacido! ¿Cómo puedo quedarme sujeto a un solo<br />

momento de mi <strong>vida</strong> precedente, que ya no existe para mí? ¿Suspendido, atrapado en<br />

aquel momento, como si representara toda mi existencia, como si nunca hubiera vivido<br />

por otra razón? ¿Y mi familia? ¿Mi mujer? ¿Y mis hijos, a quienes debo darles el pan, el<br />

éxito? ¡Pero cómo! ¡Cómo! ¿Qué más quiere? No ha querido que muriera… ¿Y entonces,<br />

por qué? ¿Por venganza? Contra uno que se había matado…<br />

—¡Pero que también ha matado! —rebatió en voz alta Cimetta.<br />

—¡Obligado! —contestó, pronto, Corsi—. Y me he librado de mi remordimiento en<br />

aquel momento; en una hora pagué mi error, en una hora que podía ser tan larga como la<br />

eternidad. ¡Ahora no tengo nada más que pagar! Esta es otra <strong>vida</strong> para mí, una que me ha<br />

sido devuelta. Tengo que volver a vivir para mi familia, tengo que volver a trabajar para<br />

mis hijos. ¿Me ha devuelto la <strong>vida</strong> para enviarme a la cárcel? ¿Y no es ese un delito<br />

atroz? ¿Y qué justicia puede ser la que castiga en frío a un hombre que ya no siente<br />

remordimientos? ¿Cómo estaré yo en una prisión, pagando por un delito que no he<br />

pensado cometer, que nunca habría cometido, si no hubiera sido obligado, mientras,<br />

meditando ahora en frío, los que se aprovecharán de su ciencia que me ha mantenido en<br />

<strong>vida</strong> a la fuerza solo para que me condenen, cometerán el delito más atroz, el de afearme<br />

en un ocio infame y de afear a mis hijos inocentes en los vicios de la miseria y de la<br />

ignominia? ¿Con qué derecho?<br />

Se incorporó, empujado por una rabia que el sentimiento de su propia impotencia<br />

volvía feroz: gritó y se aferró la venda con los dedos vueltos garras y se la arrancó; luego<br />

276

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!