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206 I<br />

El ESTAdo ESTAdo ANTE lA SoCIEdAd SoCIEdAd MulTIÉTNICA Y PluRICulTuRAl<br />

tución Bolivariana. Tampoco refleja, en modo alguno, los centenares de años de<br />

resistencia indígena hecha operativa a partir de mediados del siglo pasado. Desde allí<br />

sirvió de trasfondo ideológico fundamental al actual proceso revolucionario bolivariano<br />

aunque –como todo lo indígena– hoy esté sumergido en el olvido, frente a una<br />

amenaza de regresión al ya inoperante Socialismo Real del Siglo XX. Ahora nuestros<br />

pueblos originarios, en lugar de proporcionar insumos novedosos a una inédita<br />

realidad sociopolítica, parecen nuevamente sentenciados a recibir más de lo mismo:<br />

un enlatado decimonónico dirigido a suprimir de manera definitiva cualquier<br />

rasgo de especificidad y originalidad que les quedan a estos pueblos, al cabo<br />

de quinientos años de opresión y exterminio (…). Los mapoyo nunca recuperaron<br />

sus tierras –por el contrario todavía las siguen perdiendo– se hizo caso omiso de sus<br />

solicitudes por una verdadera Educación Intercultural Bilingüe y un plan compartido<br />

de recuperación lingüística y cultural. Pero el tiro de gracia que está acabando<br />

con su identidad y existencia como pueblo es haberlos obligado a sustituir su<br />

organización tradicional y autoridades legítimas por un Consejo Comunal de<br />

naturaleza idéntica a cualquiera que hallamos en el resto del país; vale decir,<br />

en nuestras ciudades y en el campo criollizado. Se trata de un golpe mortal a<br />

nuestra sociodiversidad y la vigencia de las sociedades indígenas que hacen<br />

vida en el país; especialmente si nos percatamos que el mismo recetario oficial se<br />

viene aplicando a todas y cada una de nuestras comunidades originarias, tal como sucede<br />

en Perijá. Hasta se pretende acelerar el proceso al propiciar enfrentamientos<br />

en el seno de las mismas, con pueblos indígenas vecinos y con el mundo no<br />

indígena, mucho más fuerte y evidentemente privilegiado por las autoridades civiles<br />

y militares del país, al igual que en los tiempos pre-revolucionarios.” 23 (Subrayado<br />

nuestro)<br />

otro autor reconocido, el profesor luis Fernando Angosto, de la universidad Bolivariana<br />

de Venezuela, ha realizado una reflexión sobre el desarrollo de las nuevas<br />

estructuras de participación en los pueblos y comunidades indígenas, y ha formulado<br />

críticas muy bien fundamentadas sobre el impacto que las mismas y la nueva<br />

geometría del poder (NGP) tienen en la vida cultural y el ejercicio de la autonomía.<br />

Angosto enfatiza que:<br />

“En el marco de las políticas gubernamentales impulsadas por el Minpi, la NGP, que<br />

en lo referente a creación de unidades territoriales indígenas supone un alejamiento<br />

de los preceptos constitucionales, ocupa un lugar nuclear. Desde la misma aparición<br />

del Ministerio se ha puesto énfasis en que una de sus labores fundamentales es<br />

la del fomento de los consejos comunales indígenas (…) Las unidades políticoterritoriales<br />

indígenas impulsadas por la NGP ya no se asocian a la posibilidad de<br />

libre determinación, sino que quedan inextricablemente ligadas a la idea de «desarrollo<br />

endógeno» y a la constitución de comunas productivas (…). La nueva geopolítica<br />

nacional está vinculada al fortalecimiento del denominado Poder Popular, y para<br />

los pueblos indígenas está por tanto ligado a la constitución de consejos comunales<br />

indígenas y a la creación de comunas. Estas ya están siendo impulsadas desde el Minpi,<br />

que ha presentado varias comunas «piloto» que reciben financiamiento público,

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