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Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

nuestra). Dicho de otra forma: lo simbólicamente instituido permanece vinculado al<br />

anclaje técnico, a las condiciones prácticas de su uso así como a una cierta finalidad, la<br />

cual no necesariamente reside en ello: esta es la manera en la cual interpretamos el<br />

término “finitud”. La infinitud abierta que constituye su horizonte es aún<br />

fenomenológica, indefinida e indeterminada, pues no constituye en sí misma el objeto<br />

de una institución simbólica, de una idealización. Las finitudes de tipo técnico-práctico<br />

instituidas no son aún, por expresarlo en otros términos, reconocibles como “seres”<br />

geométricos y matemáticos. Desde el punto de vista de la idealización falta algo<br />

todavía. Las finitudes, como Husserl acertadamente escribe, “en tanto que formaciones<br />

(Bildungen) [surgidas] de la práctica y concebidas con el fin de propiciar un<br />

perfeccionamiento, sólo son los soportes para el ejercicio de una praxis de nuevo cuño,<br />

a partir de la cual surgen formaciones del mismo nombre pero de distinto género” (K,<br />

384 ; OG, 212) Toda invención/descubrimiento de “formas” permanece “sumergida” en<br />

la praxis técnica, es decir, subordinada a otros fines que los teóricos. Se trata aquí, de<br />

alguna manera, de utensilios.<br />

Husserl reconoce la base últimamente cultural de la idealización geométrica.<br />

Todo estriba en la “novedad” de una “praxis de nuevo género”, la cual, en principio,<br />

debe instituirse sobre la base de la praxis simplemente técnica; en ésta tiene que<br />

participar, al menos en cierta medida, el Gestell simbólico que dispone los actos<br />

técnicos de lenguaje (las prácticas concretas) según el automatismo de repetición. Hay<br />

aquí una ruptura invisible, a la que Husserl es implícitamente sensible, entre el mundo<br />

simbólicamente instituido en el interior del primero (por modo de “engarce” de las<br />

idealidades geométricas y matemáticas). Comprendemos que la idealización sólo puede<br />

tener lugar en el acto técnico de lenguaje (la secuencia instituida de acciones y<br />

palabras), en el cual se temporaliza/espacializa, en el seno de la conciencia, la<br />

formación (Bildung) de tal o cual forma o figura acompañada por la evidencia de<br />

conciencia de su sentido. No hemos de olvidar asimismo que la fuente oculta de la<br />

invención es siempre fenomenológica. Con todo, la formulación de Husserl no deja de<br />

ser equívoca:<br />

“Es de antemano evidente que este género nuevo será el producto de un acto<br />

espiritual de idealización, de un pensar “puro”, cuyo material son los pre-<br />

100 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com

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