10.06.2014 Views

Descargar número completo (3,33 MB) - Eikasia

Descargar número completo (3,33 MB) - Eikasia

Descargar número completo (3,33 MB) - Eikasia

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

transcurso. En este sentido, será menester precisar hasta qué punto la intervención del<br />

lenguaje articulado, simbólicamente ya instituido, no es susceptible de “conjurar” el<br />

desvanecimiento del presente de la evidencia en el transcurso del flujo.<br />

Más equivoca aún, si cabe, es la relación que guarda la geometría respecto a la<br />

técnica y al arte en los términos en que está es proyectada por Husserl. A este propósito,<br />

pareciera lícito pensar que lo propio de los objetos técnicos (el martillo, las tenazas,<br />

etc.) estriba, bien al contrario, en que precisamente su ser es repetible en una pluralidad<br />

de ejemplares intercambiables: el sentido del martillo, de forma aneja a lo que acontece<br />

en el caso de la formación espiritual de género científico o literario, no se agota en tal o<br />

cual martillo individual; si se demuestra inutilizable puedo adquirir uno nuevo. Por lo<br />

tanto los utensilios comparten con las formaciones espirituales la determinación de ser<br />

entes simbólicamente instituidos – los martillos para fijar los clavos, las tenazas para<br />

arrancarlos – e, incluso, de ser entes cuyo sentido dimana de ciertas<br />

temporalizaciones/espacializaciones en lenguaje específicas, las cuales, en entero rigor,<br />

suponen otras tantas maneras de actuar, temporalizadas y especializadas en secuencias<br />

de acción reguladas de manera recíproca y precisa, en las cuales el cuerpo se espacializa<br />

específicamente. En último término, la oposición que Husserl esboza, está aquejada de<br />

cierta falta de sentido. El martillo, no menos que el teorema de Pitágoras, no existe sino<br />

una sola vez. Esto es, precisamente, lo que los antiguos, mas en especial Aristóteles,<br />

denominaban a despecho de las diferentes formas corporales que pudiere asumir, el<br />

eidos de la cosa. Todo bien mirado, cabe decir que el eidos del utensilio está más<br />

próximo de la idealidad geométrica que el “sentido del discurso” peculiar al arte<br />

literario, sobre todo habida cuenta de que, por mor de eventuales alteraciones en la<br />

traducción, podrían originarse ciertas infidelidades. El único punto susceptible de ser<br />

considerado con el propósito de respaldar la acotación husserliana estribaría en que el<br />

utensilio, a pesar de que su idealidad sea igualmente repetible, sólo posee sentido en el<br />

ámbito de su incorporación a la utilización precisa en las condiciones precisas que<br />

dimanan del uso para el cual fue fabricado. Dicho de otra forma, la idealidad del útil<br />

constituye, en cierto modo, una suerte de idealidad “mundana” – práctica por oposición<br />

a la idealidad geométrica, que es una idealidad “teórica”, exenta de la necesidad de ser<br />

incorporada para tener sentido (en efecto, para que el teorema de Pitágoras adquiera<br />

sentido, no es menester que existan triángulos rectángulos reales), mientras que el<br />

28 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!