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Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

cual se halla involucrada en la “comunicación” (en distorsión) de una fase de presencia,<br />

de un fenómeno de lenguaje, con otra fase de presencia, con otro fenómeno de lenguaje.<br />

Esto no significa, empero, que la “comunicación” deba ser “mediata” – algo que de<br />

todos modos procura la institución simbólica –, sino que, antes bien, la comunicación<br />

trasciende y se sitúa más allá de las categorías de mediatez e inmediatez, habida cuenta<br />

de que asume el carácter de “comunicación” logológica, es decir, de comunicación de<br />

fenómeno de mundo (de lenguaje) a fenómeno de mundo (de lenguaje); el ritmo de<br />

lenguaje haciéndose (de tiempo y de espacio) puede emigrar a otro ritmo del mismo<br />

género con el fin de entrelazarse con él, constituyendo, por obra de este quiasmo, un<br />

solo ritmo, un solo fenómeno de lenguaje que mantiene juntos los dos polos 21 . Esto,<br />

que, a no dudarlo, escapa aún a la institución simbólica, nos ayuda a esclarecer en algo<br />

el gran error de Husserl, quien, de forma tan incesante como abusiva, intento fijar este<br />

tipo de evidencias fenomenológicas por modo de su institución en un lugar tan<br />

eminentemente simbólico cual es el cogito trascendental. Precisamente de este defecto<br />

derivan todas las aporías que afectan al solipsismo trascendental, aun cuando, al cabo,<br />

haya en ellas algo profundamente fenomenológico.<br />

Merced a esto se revela de modo más profundo la heterogeneidad radical que<br />

media entre las dimensiones fenomenológica y simbólica. Así y todo, es preciso señalar<br />

que ambas dimensiones se habitan a tal punto recíprocamente que, de ser abstraídas la<br />

una respecto de la otra, perderían su sentido de ser propio, siendo así que la una no<br />

puede por menos de actuar sobre la otra, así fuera a distancia, como en una suerte de<br />

imantación mutua. Así las cosas, la dimensión simbólica adquiere su carácter salvaje,<br />

bárbaro, principalmente indeterminado – su dimensión de libertad o retroceso respecto<br />

de lo simbólico – a la vista de su contrapartida fenomenológica; de manera aneja, la<br />

dimensión simbólica, en virtud de la acción a distancia de la dimensión fenomenológica,<br />

esquiva el riesgo de transformarse ipso facto en un puro y simple Gestell simbólico,<br />

cuasi-automático y cuasi-maquinal, aflorando así a la cuestión del sentido como algo<br />

que vive, dimensión que Husserl y toda la fenomenología no han dejado de proponer.<br />

El enceguecimiento fenomenológico, que acontece en el cumplimiento<br />

temporalizante/espacializante de la evidencia fenomenológica, es estrictamente<br />

21 Phénoménologie et institution symbolique, III parte, § 2.<br />

74 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com

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