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Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

complementario del enceguecimiento simbólico en relación a las condiciones<br />

fenomenológicas de esta evidencia. En realidad, la ausencia de la necesidad que Husserl<br />

refiere, se debe a la ausencia del proyecto fenomenológico de temporalizar/espacializar<br />

en lenguaje las condiciones fenomenológicas de la evidencia – algo que Husserl intenta<br />

hacer, mas sabiendo que esta evidencia no es en absoluto segura, que nos involucra en<br />

un proceso de re-efectuación, que, al cabo, no procede de un cogito, puesto que ocupa y<br />

genera tiempo del mismo modo que ocupa y genera espacio. La epistemología<br />

fenomenológica, al igual que cualquier tentativa de elucidación relativa al sentido de<br />

una institución simbólica, asume los rasgos de una tarea in-finita, mas no por ello<br />

carente de singularidad, lo cual se explica en razón de la irreductible singularidad de<br />

las temporalizaciones/espacialización en cuyo regazo se efectúa. Esta infinitud no es,<br />

por añadidura, actual – como tan a menudo pensara Husserl –, sino, habida cuenta de<br />

que la laguna entre la dimensión fenomenológica y simbólica es irreductible, potencial.<br />

Esta laguna irreductible se canjea en una multiplicidad indefinida de lagunas<br />

igualmente irreductibles (en fenomenalidad) dentro de la institución simbólica 22 . Éstas<br />

afectan a las descripciones de los materiales precientíficos, a los modos de idealización<br />

y a los modos de inscripción y enunciación de las primeras proposiciones axiomáticas,<br />

no menos que al pasaje de la evidencia fenomenológica a la evidencia simbólicamente<br />

instituida en el lenguaje y prácticas precientíficas, y aun al pasaje de estas últimas a la<br />

evidencia geométrica, punto de confluencia entre idealidad y consignación (en prácticas<br />

y lenguajes geométricos instituidos). Todo momento instituyente es correlativo de una<br />

tal laguna en fenomenalidad, motivo gracias al cual toda institución simbólica se da al<br />

mismo tiempo que su propio origen se diluye en la intemporalidad y no-espacialidad,<br />

como si Dios se la hubiese sacado de la chistera.<br />

Desde aquí se torna comprensible el hecho de que se hayan generado lagunas en<br />

las “formaciones lógicas más elevadas”, en la institución técnica de las prácticas, al<br />

tiempo que la matemática se iba vaciando de sentido, obedeciendo a un ritmo de<br />

crecimiento cuasi-natural, merced al cual se fue transformando en una suerte de Gestell<br />

simbólico, invasor y proliferante, suerte de “naturaleza segunda”, pasiva desde el punto<br />

22 Cf. op. cit., passim, en particular II parte, capítulo II.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 75

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