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Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

concebir una lectura ciega, que no comprenda enteramente. ¿No encuentra esto, con<br />

todo, una explicitación adecuada a la vista de que una parte no desdeñable de la lectura,<br />

como indica la puesta en escena de la asociación, es, cuando menos, inconsciente? ¿No<br />

será acaso que este inconsciente de la lectura, pasivo y ciego respecto de la evocación<br />

del sentido, no hace sino establecer el indicio de una suerte de pérdida simbólica del<br />

sentido mismo de la expresión? Esto vendría a significar que no poseemos el sentido,<br />

sino simplemente sus huellas simbólicamente instituidas. Si así fuera esto, ¿no es<br />

menester reconocer – como lo ha hecho Derrida – que en entero rigor no hay diferencia<br />

estable y fija entre la palabra como huella simbólica instituida en el lenguaje articulado<br />

y la escritura como “trans-cripción” simbólicamente instituida de esta huella? ¿No<br />

supone lo que, a propósito de la escritura Husserl describe como pérdida simbólica, el<br />

riesgo propio a toda institución simbólica? Y, puesto que se trata del inconsciente, es<br />

decir, de los mecanismos “pasivos” de la asociación no temporalizados/espacializados<br />

en la fase de presencia de lenguaje (la conciencia) ¿no es acaso necesario hablar de un<br />

inconsciente simbólico, coextensivo del lenguaje articulado y de la escritura? Si hay<br />

perdida simbólica de sentido, ¿no se debe esta pérdida al juego de las Wesen (de los<br />

seres y de las cualidades) de lenguaje, jerarquizadas por obra de su institución<br />

simbólica, las cuales, a causa de su autonomización en el inconsciente simbólico,<br />

vendrían a perturbar la temporalización/espacialización en lenguaje de la palabra<br />

“viva”, es decir, del fenómeno de lenguaje que organiza el sentido coherente?<br />

Nosotros respondemos afirmativamente a todas estas cuestiones que acabamos de<br />

plantear, precisando, con todo, que aquello que constituye la fuerza de la asociación a la<br />

obra en el inconsciente simbólico se debe a la fuerza de asociación logológica a la obra<br />

en el inconsciente fenomenológico 14 , es decir, en el esquematismo trascendental de<br />

fenomenalización de los fenómenos, el cual torna posible las asociaciones de las Wesen<br />

de lenguaje, organizadas jerárquicamente por su institución simbólica 15 . Esta y no otra<br />

es la razón en virtud de la cual la “asociación” no puede, en manera alguna, proceder de<br />

una escritura, así se tratare de una achi-escritura, y esto, tanto menos por cuanto que la<br />

asociación no encadena “signos” o ”huellas”, sino, antes bien, fenómenos – la<br />

14 Cf. Phénoménologie et institution symbolique, segunda parte, capítulo II, y tercera parte, § 2 y 3.<br />

15 Cf. Recherches phénoménologiques, IV, V, Ousia, Bruselas, 1983, V Investigación, § 5.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 47

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