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Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

susceptible de ser sometido al estudio reflexivo – fenomenológico que aporta la<br />

apariencia de un cumplimiento progresivo de la institución simbólica. De todo esto se<br />

desprende la impresión de que la conciencia individual es “más fenomenológica” que la<br />

conciencia colectiva, lo que, en puridad, no constituye sino un “mito” o una ilusión. La<br />

misma ilusión continuará proyectando sus efectos fantasmagóricos sobre la escritura –<br />

de lo cual Derrida se ha percatado –, mas para conjurarla nos basta con señalar que la<br />

escritura no deja de ser un institución simbólica, encuadrada, por otra parte, en la<br />

institución simbólica del lenguaje articulado. Dicho de otra forma: los “riesgos”<br />

introducidos por la escritura – Husserl los analizara ampliamente, mas de conformidad<br />

con el canon del pensar clásico –, deben ser comprendidos como los “riesgos” activos<br />

en toda institución simbólica desde el origen. Al igual que la escritura, el lenguaje<br />

articulado no es susceptible de ser interpretado hasta el cabo en términos<br />

fenomenológicos – Derrida, por haber mezclado las instancias de lo fenomenológico y<br />

lo simbólico, desembocó rapidamente en su pensamiento actual, sin que podamos saber<br />

a ciencia cierta si se trata de un pensamiento (nuevo) de lo simbólico (lo que, dicho sea<br />

de paso, nos inclinamos a pensar) o una suerte de fenomenología “general” o<br />

“universal” (lo que supondría una contradicción en los términos).<br />

En todo rigor, lo que se produce en el texto de Husserl es, antes de que podamos<br />

retomar la problemática de la escritura, el reconocimiento progresivo de la pregnancia<br />

simbólica, en realidad ya siempre a la obra (un poco como en Hegel, mas<br />

prescindiendo del “truco” hegeliano, en la inocencia que siempre fue el genio y la<br />

ingenuidad husserliana).<br />

Husserl prosigue diciendo que “la objetividad de la formación ideal no está aún<br />

completamente (vollkommen) constituida”, pues falta aún “la presencia perdurable (das<br />

verharrende Dasein) de los “objetos ideales”, que persisten incluso en el tiempo en el<br />

cual “ni el inventor ni sus adláteres se hallan en disposición de participar en un<br />

intercambio” (K, 371; OG,186). Dicho en breves palabras, le falta aún “el ser a<br />

perpetuidad” (das-Immerfort-Sein), que es, como bien podemos constatar, el ser – al<br />

menos aparente – de toda institución simbólica, cuyo rasgo fundamental consiste en<br />

diluir cualquier huella relativa a su origen. En este punto preciso, al objeto de remediar<br />

la aparente tara de la institución simbólica, introduce Husserl la escritura.<br />

44 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com

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