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Richir, Marc: «Analítica arquitectónica…»<br />

fenomenológica, menos metafísica. Y así también, se ve a las claras que no hay “vida”<br />

del presente ni “vida” en presente sin afectos (sensaciones), vengan éstos desde<br />

“dentro” o desde “fuera” del Leibkörper.<br />

El presente “vivo” como parpadeo del instante temporal y de la hylè concreta<br />

tendida en protenciones y retenciones queda a su vez, por mor del tipo de<br />

esquematización del instante temporal que en él parpadea, prendido en y por el<br />

esquematismo de la repetición repitiéndose, y ello da lugar al tiempo husserliano y a la<br />

conciencia corriente del sí mismo, y ello al hilo de un tránsito que, del peso de la ilusión<br />

de la continuidad, permanece estable, encadenándose a sí mismo en el flujo de las<br />

vivencias. En este caso, donde asistimos a una segunda migración del parpadeo, el<br />

instante cartesiano sólo está en estado virtual y en función, pero puede ser “activado”<br />

(puesto de nuevo en parpadeo) en todo momento mediante la épochè fenomenológica,<br />

donde sus efectos “reales” sobre la temporalización en presentes quedan “revelados”.<br />

Esta situación lo cambia todo en punto a la posición absoluta del sí mismo.<br />

Ésta aparece ahora, de forma explícita, como auto-posición, es decir, como posición<br />

absoluta del sí mismo poniente/puesto (sujeto/objeto), diferenciándose, en el presente,<br />

en nóesis y nóema en desajuste respecto del ego puro (reducido al instante cartesiano), y<br />

donde se instituye la conciencia intencional – el ego vivido en el instante (temporal)<br />

apareciendo entonces como sujeto de la mención intencional (“visée intentionnelle”).<br />

En la conciencia intencional, toda una parte de las concretudes del sí mismo arcaico<br />

sufre una transposición arquitectónica a raíz del compromiso (“engagement”) del sí<br />

mismo con la doxa intencional, doxa que sabe lo que está mentando; la parte restante se<br />

le escapa por principio a toda doxa dado que está constituida por las significatividades<br />

inconscientes sitas en el propio noéma y procedentes de “menciones” imaginativas<br />

vacías, estructuradas por el fantasma originario en el sentido del psicoanálisis –<br />

recordemos que el trauma tiene por efecto hacer estallar el fenómeno de lenguaje, ya<br />

siempre y todavía en obra en el registro arcaico, y en particular el efecto de trasponer<br />

los jirones de sentido en significatividades imaginativas intencionales que se hurtan al<br />

sentido de lenguaje retomado, mal que muy parcialmente, en lengua o en “seres de<br />

lengua” (nóemas) junto a sus afectos, ya en secesión respecto de las afecciones de<br />

lenguaje (a nuestro parecer y, esta vez, en contra de lo que pensó Husserl sobre el<br />

particular, el afecto no es de suyo intencional: pensarlo así constituye un error<br />

arquitectónico).<br />

La parada que da lugar al presente por “virtualización” del instante cartesiano<br />

es pues, propiamente, parada dóxica en el sentido de Platón (Filebo) y de Husserl.<br />

466 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com

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