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Richir, Marc: «Comentario al origen de la geometría»<br />

él sino el lugar originario del lenguaje 7 . Qué duda cabe de que Husserl, con todo,<br />

concibe el lenguaje como una multiplicidad indefinida de palabras (Dokumentierungen)<br />

en el horizonte indefinido y abierto del sentido común kantiano, y esto, bien a pesar de<br />

que el lenguaje sea, a su vez, una lengua simbólicamente instituida en su identidad. El<br />

lenguaje “universal” es tal en virtud de su dimensión fenomenológica, es decir, en virtud<br />

de la multiplicidad indefinida de temporalizaciones/espacializaciones en lenguaje que, a<br />

pesar del lenguaje simbólicamente instituido (la lengua), no dejan de efectuarse. El<br />

horizonte de humanidad es comunidad de lenguaje – “intersubjetividad trascendental”<br />

por expresarlo con otros términos – merced a las temporalizaciones/espacializaciones de<br />

lenguaje; éstas permiten a los hombres comprenderse mediata e inmediatamente, habida<br />

cuenta de que las temporalizaciones/espacializaciones lo son, a la vez, de la conciencia<br />

y las conciencias, siendo el tiempo y el espacio comunes, puesto que hacen,<br />

respectivamente, que la conciencia, así como el tiempo y el espacio de esta última,<br />

advengan a sí mismos, conforme a la unidad de proyectos-de-mundo que se<br />

temporalizan/espacializan en el horizonte de mundo como apertura a la fenomenalidad<br />

de las palabras, es decir, de los fenómenos-de-lenguaje. Aun cuando Husserl hace pasar<br />

bajo silencio este “lenguaje” hecho de gestos, de actos, de actitudes, no cabe, sin<br />

embargo, restarle un ápice de universalidad frente al lenguaje de las palabras. Se trata,<br />

en entero rigor, del tiempo y del espacio en formación (se faisant) de la humanidad, y<br />

no meramente de tal o cual cultura, tal o cual palabra. Con todo, y aunque no ose<br />

reconocérselo a sí mismo, Husserl designa el lugar del origen fenomenológico del<br />

lenguaje, lugar en el cual no es pertinente hacer distinción alguna entre “la humanidad<br />

normal y adulta” y “el mundo de los anormales y los niños”, motivo que nos indujo a<br />

interrumpir la lectura. La efectuación de esta distinción presupone el pasaje a través de<br />

una institución simbólica; de acuerdo con éste pasaje se instituye, amén de lenguaje<br />

articulado, la distinción entre normalidad y anormalidad, al tiempo que se proyecta la<br />

restricción y el cambio de sentido que afecta a la comunidad de lenguaje. Por obra de<br />

esta institución simbólica, la comunidad de lenguaje de la humanidad en general o del<br />

lenguaje universal – que nos permite comprender, a pesar de todo, a los “anormales” y a<br />

los niños – se ve restringida a la humanidad “normal y adulta”.<br />

7 Cf. nuestro estudio: L´origine phénoménologique de la pensé, La liberté de l´esprit, <strong>número</strong> 7, Balland,<br />

Paris, 1984, pp. 63-107.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 34 (septiembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 35

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