30.03.2024 Aufrufe

Diseño de libro Madame Bovary, portada, ilustraciones e interiores.

Sie wollen auch ein ePaper? Erhöhen Sie die Reichweite Ihrer Titel.

YUMPU macht aus Druck-PDFs automatisch weboptimierte ePaper, die Google liebt.

Madame Bovary

Rodolfo aseguró que volvería. Pero cuando el

presidente desapareció dijo:

—Por supuesto que no iré; voy mejor acompañado

con usted que con él.

Y sin dejar de burlarse de la feria, Rodolfo,

para circular más a gusto, mostraba su tarjeta azul

al gendarme, y hasta se paraba a veces ante algún

hermoso ejemplar que Madame Bovary apenas

apreciaba. Él se dio cuenta de esto, y entonces se

puso a hacer bromas sobre las señoras de Yonville, a

propósito de su indumentaria; después se disculpó

a sí mismo por el descuido de la suya, la cual tenía

esa incoherencia de cosas comunes y rebuscadas,

en las que el vulgo habitualmente cree entre ver la

revelación de una existencia excéntrica, los desórdenes

del sentimiento, las tiranías del arte, y siempre

un cierto desprecio de las convenciones sociales,

lo cual le seduce o le desespera. Por ejemplo, su camisa

de batista con puños plisados se ahuecaba al

soplo del viento, en el escote de su chaleco, que era

de dril gris, y su pantalón de anchas rayas dejaba

al descubierto en los tobillos sus botines de nankín,

con palas de charol. Estaba tan reluciente que la

hierba se reflejaba en él. Pisaba las deyecciones de

caballo una mano en el bolsillo de su levita y su

sombrero de paja ladeado.

—Además —añadió—, cuando se vive en el

campo...

—Es perder el tiempo —dijo Emma.

—¡Es verdad! —replicó Rodolfo—. Pensar que

nadie entre esas buenas gentes es capaz de apreciar

siquiera el corte de una levita.

Entonces hablaron de la mediocridad provinciana,

de las vidas que se ahogaban, de las ilusiones

que se perdían en ella.

246

Hurra! Ihre Datei wurde hochgeladen und ist bereit für die Veröffentlichung.

Erfolgreich gespeichert!

Leider ist etwas schief gelaufen!