30.03.2024 Aufrufe

Diseño de libro Madame Bovary, portada, ilustraciones e interiores.

Sie wollen auch ein ePaper? Erhöhen Sie die Reichweite Ihrer Titel.

YUMPU macht aus Druck-PDFs automatisch weboptimierte ePaper, die Google liebt.

Madame Bovary

interpretó este silencio como un último pudor y entonces

exclamó:

—¡Ah!, ¡perdóname!, tú eres la única que me

gusta. ¡He sido un imbécil y un malvado! ¡Te quiero, te

querré siempre! ¿Qué tienes? ¡dímelo! Y se arrodilló.

—¡Pues estoy arruinada, Rodolfo! ¡Vas a prestarme

mil francos!

—Pero... pero... —dijo levantándose poco a

poco, mientras que su cara tomaba una expresión

grave.

—Tú sabes —continuó ella inmediatamente—

que mi marido había colocado toda su fortuna en

casa de un notario, y el notario se ha escapado. Hemos

pedido prestado; los clientes no pagaban. Por lo

demás, la liquidación no ha terminado; tendremos

dinero más adelante.

Pero hoy, por falta de tres mil francos, nos

van a embargar. Es hoy, ahora mismo y, contando

con tu amistad, he venido.

«¡Ah! —pensó Rodolfo, que se puso muy pálido

de pronto—, ¡por eso has venido!»

Por fin, dijo en tono tranquilo:

—No los tengo, querida señora mía.

No mentía. Si los hubiera tenido seguramente

se los habría dado, aunque generalmente sea desagradable

hacer tan bellas acciones, pues de todas

las borrascas que caen sobre el amor, ninguna lo

enfría y lo desarraiga tanto como las peticiones de

dinero.

A1 principio Emma se quedó mirándole unos

minutos.

—¡No los tienes!

Repitió varias veces:

—No los tienes... Debería haberme ahorrado

esta última vergüenza. ¡Nunca me has querido!

516

Hurra! Ihre Datei wurde hochgeladen und ist bereit für die Veröffentlichung.

Erfolgreich gespeichert!

Leider ist etwas schief gelaufen!