30.03.2024 Aufrufe

Diseño de libro Madame Bovary, portada, ilustraciones e interiores.

Erfolgreiche ePaper selbst erstellen

Machen Sie aus Ihren PDF Publikationen ein blätterbares Flipbook mit unserer einzigartigen Google optimierten e-Paper Software.

Madame Bovary

Cuando terminaron con las habitaciones subieron

al desván.

Allí guardaba ella un pupitre donde estaban

cerradas las cartas de Rodolfo.

Hubo que abrirlo.

—¡Ah!, una correspondencia —dijo el Licenciado

Hareng con una sonrisa discreta—. Pero permita,

pues tengo que comprobar si la caja no contiene

algo más.

E inclinó los papeles ligeramente, como para

hacer caer los napoleones. Entonces ella se indignó

viendo aquella gruesa mano, de dedos rojos y blandos

como babosas, que se posaba sobre aquellas páginas

donde su corazón había latido.

Por fin se fueron. Volvió Felicidad. Emma la

había mandado que estuviese al acecho para desviar

a Bovary; a instalaron rápidamente bajo el tejado

al guardián del embargo, que juró no moverse de

allí.

Aquella noche Carlos le pareció preocupado.

Emma lo espiaba con una mirada llena de angustia,

creyendo ver acusaciones en las arrugas de su cara.

Después, cuando volvía su mirada a la chimenea

poblada de pantallas chinas, a las amplias cortinas,

a los sillones, en fin, a todas las cosas que habían

endulzado la amargura de su vida, le entraba un

remordimiento, o más bien una pena inmensa que

exacerbaba la pasión, lejos de aniquilarla. Carlos

atizaba el fuego plácidamente con los dos pies sobre

los morillos de la chimenea.

Hubo un momento en que el guardián, aburrido

sin duda en su escondite, hizo un poco de ruido.

—¿Andan por arriba? —dijo Carlos.

—No —contestó ella—, es una buhardilla que

ha quedado abierta y que mueve el viento.

494

Hurra! Ihre Datei wurde hochgeladen und ist bereit für die Veröffentlichung.

Erfolgreich gespeichert!

Leider ist etwas schief gelaufen!