30.03.2024 Aufrufe

Diseño de libro Madame Bovary, portada, ilustraciones e interiores.

Sie wollen auch ein ePaper? Erhöhen Sie die Reichweite Ihrer Titel.

YUMPU macht aus Druck-PDFs automatisch weboptimierte ePaper, die Google liebt.

Capítulo XI

ñora Lefrançois—; ya lo han martirizado bastante.

¿Vas a seguir debilitándote? ¡Toma, come!

Y le ofrecía algún buen caldo, alguna tajada

de pierna de cordero, algún trozo de tocino, y a veces

unas copitas de aguardiente, que Hipólito no tenía

valor para llevar a sus labios.

El abate Bournisien, al saber que empeoraba,

pidió verlo. Empezó por compadecerle de su enfermedad,

al tiempo que declaraba que había que

alegrarse puesto que era la voluntad del Señor, y

aprovechar pronto la ocasión para reconciliarse con

el cielo.

—Pues —decía el eclesiástico en un tono paterno—

descuidabas un poco tus deberes; raramente

se te veía en el oficio divino; ¿cuántos años hace

que no lo acercas a la sagrada mesa? Comprendo

que tus ocupaciones, que el torbellino del mundo

hayan podido apartarte de la preocupación de tu

salvación. Pero ahora es el momento de pensar en

ella.

No desesperes a pesar de todo; he conocido

grandes pecadores que, próximos a comparecer

ante Dios, tú no lo estás todavía, estoy seguro, imploraban

sus misericordias y que ciertamente murieron

en las mejores disposiciones. Esperemos que,

igual que ellos, tú nos des buenos ejemplos. Así, por

precaución, quién lo impedirá rezar mañana y noche

un «Ave María» y un «Padre nuestro». ¡Sí, hazlo

por mí, por complacerme! ¿Qué te cuesta?... ¿Me lo

prometes?

El pobre diablo lo prometió. El cura volvió los

días siguientes. Charlaba con la posadera a incluso

contaba anécdotas entremezcladas con bromas,

con juegos de palabras que Hipólito no comprendía.

Después, cuando la circunstancia lo permitía, volvía

309

Hurra! Ihre Datei wurde hochgeladen und ist bereit für die Veröffentlichung.

Erfolgreich gespeichert!

Leider ist etwas schief gelaufen!