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Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
modificador de -30% a sus tiradas de Ataque y<br />
Defensa, hasta que consiga aclararse la vista.<br />
a <strong>El</strong> PJ es una auténtica bestia: el ímpetu con que<br />
ha llevado a cabo su ataque ha sido tal que ha conseguido<br />
romper el arma al golpearla contra una pared,<br />
un árbol, el suelo, etc.<br />
a Un verdadero genio: el ataque del PJ alcanza a un amigo<br />
o compañero en lugar de a su enemigo, sufriendo el daño<br />
continuación te presentamos una descripción deta-<br />
Allada de cada una de las armas que se pueden utilizar<br />
en los combates de Aquelarre, divididas en grupos<br />
según la competencia a la que pertenecen. Al finalizar<br />
las descripciones encontrarás una Tabla de Armas con los valores<br />
de juego de cada una de ellas. Ten en cuenta que las armas pertenecen<br />
a una condición social concreta (villano, soldado o noble),<br />
que indican quiénes son los usuarios habituales de ese tipo de<br />
armas: llevar encima un arma que no se ciña a tu condición (por<br />
ejemplo, ser un pastor y llevar encima un montante) sólo le traerá<br />
problemas al personaje, desde el ostracismo y la exclusión a penas<br />
mucho más severas (consulta el cuadro Sobre Armas y Armaduras<br />
en la pág. 137 para más información).<br />
ARCOS (PERCEPCIÓN)<br />
Armas de villano y soldado<br />
Un arma de proyectiles formada por una cuerda y una única<br />
pieza de madera curva. No se encuentra muy extendida en los<br />
reinos peninsulares cristianos, pues aparte de cazadores y<br />
monteros, pocos eran los que la utilizaban —no como en Inglaterra,<br />
cuyos arqueros fueron especialmente famosos durante<br />
la Guerra de los Cien Años—, aunque las tropas<br />
musulmanas sí que acostumbraban a llevar arcos en la batalla.<br />
Las flechas se solían guardar en aljabas que se llevaban en la<br />
espalda o en la silla de la montura, si se cuenta con ella, y era<br />
práctica habitual que el arquero, antes de iniciar un combate,<br />
clavara delante suya varias flechas en el suelo.<br />
a Arco Corto: Dentro de su rareza, el arco corto es el más conocido<br />
en la Península Ibérica, un arco de tamaño medio<br />
(una vara, aproximadamente) utilizado principalmente por<br />
cazadores.<br />
a Arco Largo: Utilizados principalmente por soldados ingleses,<br />
que acostumbran a fabricarlos con madera de tejo, el<br />
arco largo es prácticamente desconocido en los reinos peninsulares.<br />
Si los personajes llegan a ver uno lo más probable<br />
es que esté en manos de algún mercenario de la Europa<br />
del Norte o de las Islas Británicas.<br />
a Arco Recurvado: De origen mongol, el arco recurvado se<br />
ha hecho un hueco en el ejército nazarí. Fabricado con huesos,<br />
madera y tendones de animales, posee una gran estabilidad,<br />
y aunque requiere el uso de ambas manos para su<br />
utilización, deja libres tres dedos de la mano que sujeta<br />
la flecha, que pueden usarse para manejar unas rien-<br />
Armas<br />
normal del ataque. Si no había amigos o compañeros<br />
a los que poder afectar, se le rompe el<br />
arma.<br />
a <strong>El</strong> personaje acaba de ingresar en los anales de la guerra:<br />
gracias a un inconcebible e irrepetible movimiento, su arma<br />
ha conseguido dañarle a él mismo en lugar de a su enemigo,<br />
provocándose el daño habitual del arma normal, incluyendo<br />
bonificador por característica.<br />
das, lo que permite su uso a caballo. A pesar de todo, requiere<br />
la misma fuerza para utilizarlo que el arco largo, su<br />
fabricación necesita una gran cantidad de tiempo y son<br />
muy susceptibles a los climas húmedos, lo que no propició<br />
su adopción en el norte de la Península o en Europa.<br />
BALLESTAS (PERCEPCIÓN)<br />
Armas de soldado y noble<br />
Una evolución del arco que, utilizando un sistema de tensión<br />
mecánico, permite lanzar una saeta —una flecha o virote pequeño—<br />
con la suficiente fuerza como para atravesar las armaduras<br />
más gruesas de la época. Su gran inconveniente es el<br />
tiempo que se necesita para recargarla, mucho más que el arco,<br />
pero lo compensa su facilidad de uso y la poca experiencia que<br />
requiere su manejo, lo que también suponía que un consumado<br />
guerrero podía perder fácilmente la vida a manos de un<br />
ballestero inexperto, lo cual resultaba tan amenazador para la<br />
nobleza que en el Segundo Concilio de Letrán (1139) se emitió<br />
una bula papal solicitando que no fuera utilizada contra otros<br />
cristianos. Esto demuestra lo mal vistas que solían estar, especialmente<br />
en manos de villanos. A pesar de todo, era habitual<br />
el uso de ballestas en las tropas de mercenarios —especialmente<br />
conocidos fueron los genoveses— o en el equipo de un<br />
noble, pues gustaban de usarlas en sus cacerías.<br />
a Arbalesta: Es una versión pesada de la ballesta normal, más<br />
voluminosa y con las palas construidas siempre con acero, lo<br />
que otorgaba a las saetas una mayor capacidad de penetración<br />
y un alcance mayor, aunque debía usarse un cranequín —una<br />
maquina tensadora con ruedas dentadas— para recargarla.<br />
a Ballesta: Se trata de la ballesta arquetípica, una versión en<br />
madera con las palas en metal que, en comparación con el<br />
arco, necesita más tiempo para ser recargada —requiere un<br />
estribo, una especie de torniquete a manivela—. Gracias a su<br />
facilidad de uso estuvo muy extendida en la Edad Media.<br />
a Ballesta Ligera: Una versión más reducida de la ballesta<br />
muy extendida en los estamentos nobiliarios, donde era<br />
usada en sus partidas de caza, y que llegó a tal grado de<br />
perfeccionamiento que a comienzos del siglo XV se podían<br />
fabricar desmontables o tan pequeñas que cabían perfectamente<br />
en la manga de un jubón. Para tensarlas, al contrario<br />
que las demás ballestas, sólo se usan las manos, lo que agiliza<br />
el proceso de recarga.