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Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
A moneda se convierte en un referente básico en las<br />
Ltransacciones comerciales, ya que en unidades de<br />
moneda se establece el valor de cambio de las cosas.<br />
En las monedas de la época este valor no es arbitrario,<br />
sino que ha de satisfacer tanto al comprador como al vendedor,<br />
así en estas monedas el valor de cambio venía<br />
determinado por el propio valor del metal utilizado en la acuñación,<br />
normalmente oro, plata, vellón (aleación de plata con<br />
cobre) o cobre.<br />
La acuñación de las monedas se realizaba en talleres dedicados<br />
a tal efecto denominados ‟cecas” y éstas podían estar a cargo<br />
del rey, de la Iglesia o de señores feudales. Así, la producción<br />
de monedas efectivas nace del encuentro de dos intereses: por<br />
un lado, el de los particulares que vendían a la ceca metal precioso<br />
para obtener monedas y, por otro, el de la ceca que procedía<br />
a la realización de las monedas previa sustracción de una<br />
cantidad más o menos grande del metal aportado en concepto<br />
de gastos de fabricación (braceaje) y derechos debidos al erario<br />
(señoraje). Durante la época de Aquelarre, las principales cecas<br />
de la Península Ibérica estaban situadas en Barcelona, Burgos,<br />
Cuenca, La Coruña, Granada, Jaca, Lisboa, Málaga, Mallorca,<br />
Oporto, Pamplona, Perpiñán, Segovia, Sevilla, Toledo, Valencia<br />
y Zaragoza.<br />
<strong>El</strong> valor real de las monedas estuvo sujeto a frecuentes variaciones.<br />
Cada tipo de moneda dio respuesta a la variedad de<br />
necesidades en que se basaban los intercambios ya que cada<br />
metal era utilizado según el tipo de transacción u operación<br />
que se llevase a cabo. <strong>El</strong> oro era exclusivo de príncipes, de<br />
grandes comerciantes o de la Iglesia; la plata estaba destinada<br />
a transacciones ordinarias, mientras que el cobre, en el nivel<br />
más bajo, se consideraba la moneda “negra” del pueblo y de<br />
los pobres. Así, el lenguaje corriente de aquel tiempo subrayó<br />
ya esta neta distinción denominando “moneda pequeña” a la<br />
fabricada con vellón o cobre y “moneda gruesa” a la fabricada<br />
con oro o plata.<br />
Las monedas de oro y plata pasaron por periodos intermitentes<br />
de envilecimiento (pérdida de pureza en la aleación metálica)<br />
durante los siglos XIV y XV —en el reinado de Enrique<br />
IV, en el tercer cuarto del siglo XV, se alcanzó el apogeo de<br />
dicho desorden—. La plata resultó seriamente envilecida y el<br />
oro, que ofrecía mayores oportunidades de beneficio, se llegó<br />
a acuñar a un tercio de su ley o finura legal. Además, al tratarse<br />
la moneda de una mercancía de gran valor, la picaresca<br />
actuó sobre ella limitando en ocasiones su calidad, siendo frecuente<br />
en las de oro y plata los cercenados, raspados e incluso<br />
falsificaciones (punibles con la muerte y confiscación de<br />
bienes).<br />
Pero a pesar de que el uso de la moneda estaba bastante extendido,<br />
la importancia del trueque era también grande, no<br />
sólo para el marco local sino también para el regional e incluso<br />
el internacional: bienes a cambio de bienes, trabajo a cambio<br />
de bienes o trabajo a cambio de trabajo. Esto no tiene por qué<br />
ser debido a la escasez de moneda, que en muchos casos escaseaba,<br />
sino a que en numerosas ocasiones se prefería realizar<br />
los intercambios en especie, para así participar en un comercio<br />
Sistema Monetario<br />
a tres bandas o más. Evidentemente, otra de las razones para<br />
que se diese el trueque era su sencillez, una mercancía por otra<br />
que se necesitaba, sin más complicaciones, máxime en una sociedad<br />
que era eminentemente rural. Aun así, aunque el trueque<br />
estuviera muy desarrollado, era minoritario frente al pago<br />
de moneda.<br />
Para el transporte marítimo hay que mencionar que fue frecuente<br />
el uso de cartas de crédito y letras de cambio. Especialmente<br />
destacado fue su papel en el ámbito internacional,<br />
donde este tipo de mecanismos permitió limitar los riesgos del<br />
transporte de grandes cantidades de dinero a larga distancia.<br />
LA MONEDA EN LA PENÍNSULA<br />
IBÉRICA EN LA ÉPOCA DE AQUELARRE<br />
En la Península de los siglos XIV y XV se usan varios tipos<br />
de moneda. Ya desde el siglo XIII tres tipos de monedas se<br />
utilizan con diferentes propósitos. <strong>El</strong> vellón es la moneda de<br />
los intercambios cotidianos (pan, vino, limosnas, portazgos,<br />
censos); la plata es la moneda de los mercaderes y de las<br />
transacciones del mercado local; el oro y las letras de cambio<br />
están reservados al comercio internacional, a los príncipes y<br />
a la aristocracia.<br />
Hacia mediados del siglo XIII, la propia dinámica comercial<br />
impone que las monedas más sólidas, como las monedas de<br />
oro emitidas en gran cantidad en ciudades muy activas económicamente,<br />
terminen convirtiéndose en el patrón de referencia<br />
para la fijación de los tipos de cambio. De hecho, se<br />
presenta al florín, emitido en Florencia, como la moneda que<br />
representaba el papel del dólar en el presente. En los años<br />
centrales del siglo XIV la moneda de oro se diversifica y es<br />
emitida por diversos reinos, entre ellos los de Castilla y Aragón.<br />
Pierde así el florín su situación de cuasi monopolio en<br />
favor de las doblas castellanas y los florines aragoneses, entre<br />
otras monedas, todas ellas acuñadas a semejanza de la moneda<br />
florentina.<br />
Por motivos de simplificación, a lo largo de todo el manual<br />
hemos utilizado el maravedí como moneda básica, pero si<br />
quieres añadir diferentes tipos de monedas según el metal utilizado<br />
o el reino en el que se encuentre el PJ, utiliza el siguiente<br />
sistema monetario para ayudarte, que aunque simplificado,<br />
intenta abarcar una mayor realidad. Todas las monedas aquí<br />
descritas, así como sus valores y cambios, se corresponden con<br />
los que se daban en los años centrales del siglos XIV en la Península<br />
Ibérica.<br />
La moneda de Castilla<br />
Es el maravedí la moneda de referencia que establece el valor<br />
entre cada una de las monedas en el reino de Castilla y la moneda<br />
por la que se tasan los artículos de la lista de equipo de<br />
este manual. Sin embargo, estuvo más en la mente de todos<br />
los castellanos que en su bolsillo, porque en la larga vida de<br />
esta moneda fue más virtual que real.<br />
En las décadas centrales del siglo XIV se abandonó el uso del<br />
maravedí como moneda con existencia física. Sin embargo, se