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fase 2 - El Grimorio

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por el regente, el infante Fernando (el que luego<br />

sería Fernando I de Aragón), le arrebatan Antequera;<br />

a cambio Yusuf III —que no quería problemas,<br />

pero cuando le tocaban las narices contestaba— vuelve a conquistar<br />

Gibraltar. Finalmente muere en 1417 y es sucedido por<br />

su hijo, Muhammad VIII, llamado <strong>El</strong> Pequeño más que nada<br />

porque tenía por entonces sólo ocho años de edad.<br />

Aprovechando la corta edad del rey, la familia noble de los<br />

Abencerrajes —llamados en árabe Ibn-Sarray—, le arrebatan<br />

el trono y se lo entregan a un nieto de Muhammad V, llamado<br />

Muhammad IX y apodado <strong>El</strong> Zurdo. Pero como el tiempo pasa<br />

por todos, cuando el niño crece y cumple los dieciocho, en<br />

1427, le da por pedir lo que es<br />

suyo, así que, en pocas palabras,<br />

le pega la patada a <strong>El</strong> Zurdo y<br />

vuelve al trono, aunque como, en<br />

el fondo, <strong>El</strong> Pequeño es buena<br />

persona y además se quiere<br />

ganar las simpatías de los Abencerrajes,<br />

olvida su traición y los<br />

perdona. Craso error, pues dos<br />

años después y ayudados por<br />

Juan II de Castilla, los Abencerrajes<br />

vuelven a la carga y tras<br />

volver a poner a <strong>El</strong> Zurdo en el<br />

trono, encierran a Muhammad<br />

VIII en la misma prisión que su<br />

padre, en Salobreña, donde morirá<br />

asesinado dos años después.<br />

Como se suele decir: de bueno,<br />

tonto, y de tonto, gilipollas.<br />

Claro que las cosas tampoco les<br />

van a ir mejor a los Abencerrajes<br />

y a su rey de paja, pues la ayuda<br />

prestada por Juan II no les va a salir<br />

precisamente barata, ya que el rey castellano<br />

se da cuenta de lo revueltas que<br />

bajan las aguas en Granada y decide sacar<br />

tajada: un ejército castellano liderado por don<br />

Álvaro de Luna saquea en 1431 la vega granadina<br />

y se establece junto a la capital, cerca de la puerta de<br />

<strong>El</strong>vira. Los nazaríes salen a su encuentro y tiene lugar la batalla<br />

de la Higueruela, donde son derrotados y aun así, tienen<br />

suerte de no perder todo el reino, pues los castellanos se retiran<br />

ya que asuntos más importantes les reclaman en Castilla.<br />

Aunque antes de irse, Juan II aprovecha para quitar de en<br />

medio a <strong>El</strong> Zurdo y entronizar a Yusuf IV, un nieto de <strong>El</strong> Bermejo<br />

, que, además de liberar a todos los cautivos cristianos<br />

en cuanto llega al trono, se declara automáticamente vasallo<br />

de Castilla de por vida —al menos, era agradecido el hombre—,<br />

lo que no sienta especialmente bien en Granada, que<br />

ve como el reino se baja, figuradamente, los calzones ante<br />

Juan II. Y claro, en cuanto los ejércitos protectores del castellano<br />

abandonan el reino, regresa un pelín enfadado <strong>El</strong><br />

Zurdo, manda degollar a Yusuf por bajuno y traidor, y recupera<br />

—por tercera vez, señores— el trono nazarí.<br />

Pero no se crean que las cosas mejoran: al contrario, ahora es<br />

cuando empiezan las verdaderas luchas por el poder. Para empezar,<br />

en 1445, <strong>El</strong> Zurdo es depuesto por Muhammad X llamado<br />

<strong>El</strong> Cojo, que antes de que termine el año es a su vez depuesto<br />

Pars X1: Chronicae<br />

por Yusuf V, que al año siguiente lo vuelve a perder a<br />

manos de <strong>El</strong> Cojo. Espero que me hayan seguido<br />

hasta aquí, porque ahora viene el más difícil todavía,<br />

ya que un año después, en 1447, <strong>El</strong> Zurdo vuelve al<br />

candelero, recuperando el trono por cuarta vez. La<br />

verdad es que si no estuviera escrito en las crónicas, no<br />

habría quien se lo creyera. Pero al menos, tras muchos intentos,<br />

<strong>El</strong> Zurdo consigue traer un periodo de estabilidad al<br />

reino nazarí, pues morirá en el poder en 1454.<br />

Tras la muerte de Muhammad IX y el breve reinado de Muhammad<br />

XI, que dura poco más de un año, llega al trono Sa´id al-<br />

Mustain ibn-Alí, conocido entre los cristianos como Sad Ciriza,<br />

que tiene que ver como Enrique<br />

IV de Castilla le conquista Illora,<br />

Huéscar y Loja, y aunque finalmente<br />

firman una tregua, más de<br />

un noble castellano se pasa el tratado<br />

por el arco del triunfo y argumentando<br />

que lo hacen por<br />

ejercitarse y, de paso, pillar botín,<br />

asaltan de cuando en cuando la<br />

frontera nazarí, como le ocurre al<br />

duque de Medina Sidonia, que<br />

entre bromas y veras, le arrebatan<br />

Gibraltar en 1462, aunque la<br />

verdad es que en Granada casi ni<br />

se enteran, pues coincide con el<br />

regreso del anteriormente depuesto<br />

Yusuf V que le arrebata la<br />

corona a Sad Ciriza, quien, por<br />

cierto, era su hermano (sí, sí, lo<br />

sé: esta familia no tiene remedio).<br />

No durará mucho en sus manos,<br />

pues a finales del año siguiente,<br />

Yusuf V muere, aunque antes expulsa<br />

de Granada a los Abencerrajes,<br />

que huyen a Málaga (al menos los que<br />

no han sido asesinados).<br />

Tras la muerte de su hermano, Sad Ciriza recupera<br />

el trono, pero tampoco conseguiría retenerlo<br />

demasiado, pues es llamado por Allah en 1464 y sucedido<br />

por su hijo Abul Hassán Alí, que los cristianos llamarán<br />

Muley Hacén. Decidido a limpiar el reino y fortalecerlo, manda<br />

asesinar en 1469 a los Abencerrajes que aún quedan en Málaga<br />

y, en 1481, le dice a Castilla que a partir de ahora las parias —los<br />

impuestos— las paguen sus santas madres pues “han muerto ya<br />

los reyes de Granada que pagaban tributo; también han muerto<br />

los reyes de Castilla que los recibían. En las cecas donde antaño<br />

se acuñaba la moneda de las parias, se forjan hierros para impedir<br />

que se sigan pagando”. Hay que reconocer que otra cosa no, pero<br />

que tenerlos bien puestos los tenía, pues soltarle semejante bravata<br />

a Isabel y a Fernando se las trae, y como no podía ser de otra<br />

forma, los reyes de Castilla y Aragón lanzan varios exabruptos y<br />

el propio Fernando el Católico suelta aquello de “desgranaré uno<br />

por uno los granos de esa Granada”.<br />

Comienza la última guerra de Granada y en el peor momento<br />

posible, pues al año siguiente de la respuesta torera de Muley<br />

Hacén a los Reyes Cristianos , su hijo Abu Abd Allah Muhammad<br />

ibn-Alí —o, mejor aún, Boabdil para los cristianos y para<br />

nosotros— le arrebata el trono a su padre ayudado por Aixa,<br />

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