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practican sangrías, y ello en ocasiones les salva, pues<br />
el único remedio eficaz contra tan terrible enfermedad<br />
es sajar las bubas para que la sangre contaminada<br />
sea eliminada del cuerpo y deje de infectarlo.<br />
CIRUJANOS Y SACAMUELAS<br />
Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
Hipócrates y Galeno tenían muy claro que no era labor del médico<br />
“herir” al enfermo. Es decir, tenían prohibido expresamente<br />
realizar operaciones quirúrgicas. Para ello están los<br />
cirujanos, barberos y sacamuelas, que los tres nombres son<br />
uno, ya que engloban diferentes funciones de un mismo oficio.<br />
Eso sí, Hipócrates tuvo la delicadeza de diseñar el llamado<br />
“banco hipocrático”, utilizando un sistema de tracción que estirara<br />
los huesos rotos para que encajaran en su sitio y soldaran<br />
en su lugar. Su invento pronto halló otras aplicaciones, en concreto<br />
en el campo de la tortura, dando lugar al tristemente célebre<br />
“potro”, que descoyunta los huesos del que en él es<br />
acomodado.<br />
Las operaciones más practicadas eran:<br />
a Extraer dientes podridos: Después de cortar el pelo y las<br />
uñas de sus clientes, es la práctica más extendida por los<br />
cirujanos. Se sabe cuándo un diente está podrido pues<br />
cambia de color y provoca hinchazón a su alrededor, en<br />
ocasiones supurando pus. Entonces ha de extraerse haciendo<br />
palanca con una espátula o arrancándolo con unas<br />
tenazas. A veces el sacamuelas descubre a tiempo el mal<br />
fijándose en que hay un agujero en el diente: puede entonces<br />
tratar de salvarlo raspándolo para quitarlo o bien<br />
rellenándolo con sebo, aunque son medidas que a la larga<br />
sólo retrasan lo inevitable, que es la pérdida de los dientes.<br />
Dicen que es cosa de Dios, en su infinita sabiduría, el<br />
que se caigan los dientes, para así comer una dieta<br />
blanda, ya que la edad impide el uso de la fuerza, que<br />
debe alimentarse con carne y otros alimentos sanos y<br />
“energéticos”.<br />
a Sanar heridas: Las heridas se lavan con vino o vinagre en<br />
la mayoría de los casos, para mejorar la sanación, que hablamos<br />
de cristianos, no de bárbaros ni paganos. Si son profundas,<br />
se cauterizan con un hierro al rojo vivo.<br />
a Fracturas: No todos pueden usar el carísimo banco diseñado<br />
por Hipócrates. Los cirujanos suelen tratar de colocar<br />
el brazo o la pierna rotos más o menos en la postura<br />
en la que deberían estar, y luego lo inmovilizan con un<br />
vendaje fuerte, en ocasiones reforzado con ramas. A veces<br />
se usan tiras mojadas de piel sin curtir, que se embadurnan<br />
luego con resina, quedando el conjunto, al secarse,<br />
duro como la piedra. <strong>El</strong> miembro se queda en tal postura<br />
cuarenta días, que son los necesarios para que se cure.<br />
Luego se retiran los vendajes. Lo normal es que queden<br />
bultos raros en torno a la fractura, y no es raro que el paciente<br />
no recupere jamás la movilidad completa del brazo<br />
o pierna afectados. Pero sigue teniendo los dos, que no<br />
es poco…<br />
a Amputaciones: Es práctica muy habitual en la guerra,<br />
cuando una herida se infecta y la podredumbre empieza<br />
a corroer el miembro, que bien lo dicen las Escrituras:<br />
es mejor entrar manco en el Cielo que entero en<br />
el Infierno. Las carnes del miembro en cuestión se<br />
cortan y el hueso se sierra con una herramienta muy<br />
parecida a la que usan los carpinteros. Luego, la carne se<br />
coloca sobre el hueso cortado y se cauteriza con brea hirviendo,<br />
para “facilitar” la curación… algunos gustan de<br />
hacer beber al enfermo el zumo cocido de diferentes plantas,<br />
como el del beleño, la adormidera o la cicuta, pero son<br />
prácticas paganas y que apestan a brujería. Un cristiano de<br />
verdad sólo usará vino como calmante para adormecer sus<br />
dolores.<br />
a Trepanaciones: Se puede abrir el cráneo por varios motivos,<br />
y el principal es el de la locura. Ésta, como todo el<br />
mundo sabe, puede ser causada por un exceso de sangre<br />
en una zona concreta o por la llamada “piedra de la locura”.<br />
Al enfermo se le abre el cráneo con un escoplo y<br />
un martillo, por la zona en la que el sacamuelas cree que<br />
el mal puede anidar. Es operación peligrosa, y extraño es<br />
el paciente que sale vivo de ella, pero bueno, mejor<br />
muerto que loco…<br />
a <strong>El</strong>iminar callosidades de la verga: Enfermedad con la que<br />
Dios castiga sólo a los hombres, y hay muchos que dicen<br />
que es por el mucho fornicio que el que la sufre practica. <strong>El</strong><br />
enfermo, por mucho que lo intenta, no puede orinar, o lo<br />
hace con escasa frecuencia, pese a las muchas ganas que<br />
tiene de ello. <strong>El</strong> cirujano introduce entonces candelillas por<br />
el agujero de la verga, hasta encontrar la obstrucción, e introduce<br />
luego ácidos para disolverla. A veces. Este tipo de<br />
tratamientos conducen a la castración del miembro, pero al<br />
fin y al cabo es su curación, que muerto el perro, se acabó<br />
la rabia.<br />
CUIDANDO EL CUERPO,<br />
RECIPIENTE DEL ALMA<br />
Es censurable dedicar mucho tiempo al cuidado del cuerpo,<br />
ya que provoca pasiones incontrolables que pueden hacer<br />
perder el honor y el alma. Por el contrario, está bien visto el<br />
ayuno, la penitencia y la mortificación física (mediante cilicios,<br />
flagelos y otras torturas semejantes). Con todo, un<br />
santo varón como San Jerónimo no duda en dar consejos de<br />
limpieza para las mujeres: lavarse todas las mañanas las<br />
manos, los brazos y la cara; cuidarse las uñas y los dientes<br />
haciendo enjuagues de orina; evitar mojarse la cabeza y utilizar<br />
en lugar de ello un peine muy fino, que arrastre tanto<br />
los pelos muertos como la inmundicia y los piojos. Tijeras,<br />
peines y horquillas largas no pueden faltar nunca en el tocador<br />
de dama rica, que así esculpe complicados peinados<br />
para lucir en sociedad. Y es que la mujer debe llevar el pelo<br />
recogido, normalmente en una trenza recogida en una toca<br />
o, en las clases bajas, en un moño. Sólo las prostitutas y las<br />
niñas pueden llevar el pelo suelto.<br />
Hay recetas de belleza, que es cosa que, como las flores,<br />
tiende a marchitarse: ungüentos y cremas de manteca de<br />
cerdo, aceite de oliva y leche de almendra para tener las carnes<br />
blancas y lozanas; lociones hechas con plantas maceradas<br />
o hervidas en vino para crear tintes para el cabello y perfumes<br />
a base de almizcle.