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de llevar su Palabra a los Patriarcas e iluminados a<br />
través de revelaciones. Su jefe —antes de que Lucifer<br />
complicara las cosas— era Rafael, siendo según<br />
muchos Gabriel su lugarteniente. En opinión de los<br />
judíos los hombres santos se convierten al morir en tronos,<br />
ya que es justo que sigan siendo portadores de la Palabra de<br />
Dios en el Paraíso. Los cristianos y musulmanes, evidentemente,<br />
no están de acuerdo en ello.<br />
LA TRÍADA INTERMEDIA<br />
Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
Los seres angélicos de este grupo carecen por completo de<br />
forma física o espiritual, pues son pensamiento puro. No podría<br />
ser de otro modo, ya que su misión consiste en servir a la<br />
Voluntad Divina y ser sus intermediarios ante la Creación<br />
toda. Su número es reducido, pues de esta tríada salieron la<br />
mayor parte de los rebeldes que se agruparon junto a Lucifer<br />
en los días de la rebelión.<br />
DOMINACIONES<br />
También llamados señores, kuriotetes o hasmal entre los judíos,<br />
las dominaciones más conocidas entre ellos son Zadkiel, Yahriel<br />
y Muriel. Su misión consiste en regular y organizar las<br />
obligaciones de la tercera tríada, la que debe intervenir directa<br />
y, a veces, hasta físicamente, en el destino de los hombres.<br />
También vierten, cuando consideran oportuno, la Misericordia<br />
Divina sobre la Humanidad.<br />
VIRTUDES<br />
También conocidos como malakim, dunamis o tarshishim, estos<br />
seres angélicos se encargan de otorgar las bendiciones divinas a<br />
quien más las necesita, a menudo héroes sagrados, hombres santos<br />
o simplemente personas embarcadas en una empresa piadosa.<br />
De hecho, los hombres suelen invocarlos a menudo sin<br />
saberlo, pues lo hacen mediante la intercesión de la Virgen o de<br />
los santos a los que dirigen sus plegarias.<br />
Sea como fuere, un alma que se dirija directamente al Cielo irá<br />
hasta él escoltada por un ángel de virtud, siendo la única<br />
prueba de tal hecho el que al morir la persona en cuestión<br />
podrá ver cómo un aura de leve luminosidad rodea por unos<br />
instantes su cuerpo, mientras su rostro refleja una gran paz interior.<br />
Por ello, también se les conoce con el sobrenombre de<br />
refulgentes o resplandecientes. Los principales entre ellos son Bariel<br />
y Tarshish, así como Satanel, a quien algunos autores citan<br />
como un traidor, que tras la gran rebelión pasó a engrosar las<br />
filas del enemigo.<br />
POTESTADES<br />
Llamados también energías, potencias o autoridades, su misión<br />
es la de vigilar los senderos celestiales, evitando la infiltración<br />
diabólica. Pues si Dios nuestro Señor lo es todo y estamos aquí<br />
únicamente por Su Voluntad, sus pensamientos y sus ideas son<br />
nuestra realidad. Pero Satanás gusta de meter el rabo en la idea<br />
de la Creación, pervirtiéndola sutilmente y esparciendo el dolor,<br />
las tinieblas y el pecado sobre la Tierra, pues buen número de<br />
sus seguidores fueron antaño potestades y conocen como nadie<br />
la intrincada geografía del Pensamiento Divino. Es más, se dice<br />
que el jefe de las potestades, Camael, es en realidad un diablo<br />
que trabaja en complicidad con el Infierno, y que con el nombre<br />
de Kemuel consintió en ser adorado por los paganos<br />
druidas antiguos y fue maldito por el patriarca Moisés, el<br />
único que llegó a adivinar la doblez de sus acciones.<br />
Y sin embargo, Dios lo tiene como uno de sus ángeles<br />
principales, uno de los más queridos. Quizá, como apuntan<br />
algunos, porque no puede haber día sin noche, ni luz sin oscuridad,<br />
ni calor sin frío, y el Señor consiente el Mal para que<br />
resplandezca el Bien.<br />
LA TRÍADA INFERIOR<br />
En ella se agrupan los ángeles que toman parte activa en la organización<br />
del mundo de los hombres. Son los únicos que pueden<br />
llegar a adoptar un cuerpo físico para mezclarse con los<br />
humanos y combatir a las legiones infernales cuando intentan<br />
confundir a los reinos de la Tierra. Al igual que sucede con los<br />
demonios menores la destrucción del cuerpo físico de los ángeles<br />
no supone su muerte definitiva, sino simplemente su regreso a<br />
los Cielos durante un periodo de tiempo más o menos largo.<br />
Esta tríada está incompleta, ya que el noveno orden, los vigilantes,<br />
desertó en los primeros tiempos de la humanidad, aunque<br />
su lugar en el Pensamiento Divino fue ocupado por los<br />
arcángeles, que pese a encontrarse en el último lugar de la jerarquía<br />
celestial son los primeros en poder y cariño de Dios.<br />
PRINCIPADOS<br />
Son las criaturas responsables de la buena marcha de los pueblos<br />
de la Tierra. Cada nación, cada gran ciudad tiene un principado<br />
que vela por ella —evidentemente, las rencillas o<br />
alianzas entre países no son más que un pálido reflejo de las<br />
luchas o pactos entre los diferentes principados—. En ocasiones,<br />
el principado tutelar de una nación baja a la Tierra a guerrear<br />
por ella, adoptando la personalidad de héroes<br />
legendarios o santos guerreros (Roldán, Santiago Matamoros,<br />
etc.), y algunas veces se ha dado el caso de que dos principados<br />
hayan llegado a enfrentarse entre sí, en una lucha fratricida<br />
que causa gran regocijo en el Infierno.<br />
La muerte en la Tierra de un principado provoca un gran desconcierto<br />
en su nación tutelar, que puede llegar a hundirse en<br />
el caos más absoluto y ser absorbida por otras. También se dice<br />
que si una nación desaparece, el principado responsable de<br />
ella desaparece también de la mente del Creador: quizá por<br />
ello luchen con tanta desesperación por favorecer a los suyos.<br />
Nombres de principados más o menos conocidos son Anael<br />
—que más adelante se convirtió en arcángel—, Hamiel y Cervill,<br />
protector de los hebreos del que dicen que tomó el lugar<br />
de David a la hora de destruir a Goliath. En el cristianismo<br />
muchos santos son denominados patronos de una localidad o<br />
reino, como lo es San Millán del reino de Castilla o San Jorge<br />
de la corona de Aragón, pero lo cierto es que se trata en realidad<br />
de principados que han adoptado una imagen más cercana<br />
a sus fieles.<br />
Un principado no posee características propias, sino que se calculan<br />
en base a las características de la persona que ha sido poseída<br />
por el principado, modificándolas de la siguiente manera:<br />
FUE: +15 Altura: Variable<br />
AGI: +20 Peso: Variable<br />
HAB: +10 RR: +200%<br />
RES: +30 IRR: -200%<br />
PER: +10<br />
COM: +10<br />
CUL: +20