Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
432<br />
LAS ROPAS DE NOBLES<br />
Y RICASGENTES<br />
Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
Sobre el Buen o Mal Vestir<br />
Los hombres que pueden permitírselo van vestidos con<br />
vivos colores, en especial los jóvenes, ansiosos de pavonearse<br />
ante las damas: calzas rojas, jubones negros o morados,<br />
o combinaciones de amarillos y verdes, unidos los<br />
unos a los otros con herretes de correas, que el cinto se usa<br />
para portar la espada o el cuchillo y no para sujetar prendas.<br />
Los jóvenes especialmente paniaguados gustan de llevar<br />
las calzas muy apretadas, marcando… lo que hay que<br />
marcar, con no poco descaro. Lucen zapatos de suela de<br />
cuero y cuerpo de terciopelo, con la punta tan alargada que<br />
en ocasiones han de atársela con un hilo a la rodilla para<br />
con ellos poder caminar. Y como suelen ser estrechos de<br />
hombros, los aumentan con buenos rellenos de borra de<br />
lana. Un bonete de color chillón tocado con un par de plumas<br />
completa el conjunto.<br />
Los más sobrios llevan camisa, y encima de ella el jubón, de<br />
tal modo que sólo se ve de ella el cuello y las mangas, partes<br />
muy importantes, pues de lo blancas que estén se sabrá la<br />
limpieza de quien la porta. La camisa es larga, y se usa también<br />
para dormir. Quien la usa no necesita bañarse, pues la<br />
suciedad natural del cuerpo sale con el sudor y se impregna<br />
en la camisa, con lo que cambiándola queda el negocio resuelto.<br />
En las manos, guantes de cabritilla o lúa, que también<br />
suelen usar las mujeres, sobrios o adornados (e incluso perfumados)<br />
según la ocasión, el talante y la riqueza de su portador.<br />
Para resguardarse de los fríos, pelliza de piel, que<br />
muchos tiñen de vivos colores para diferenciarla del humilde<br />
tabardo de tono crudo de los menos pudientes. Los<br />
más elegantes y jactanciosos lo tiñen de escarlata, que es el<br />
tinte más caro, y con eso ya está dicho todo. Sobre los hombros,<br />
capa de paño teñido, en ocasiones con vueltas de piel<br />
velluda. En las piernas, las siempre presentes calzas, y en los<br />
pies, soletas, que consisten en la suela de cuero sujeta al empeine<br />
con abrazaderas de cuero.<br />
Las damas gustan de llevar camisas de seda, con túnicas<br />
sin mangas encima, con vuelo amplio a partir de la cintura<br />
para que no se vean los pies, calzados con elegantes chapines<br />
(zapato de piel dorada o blanqueada con varias tiras<br />
de corcho como suela y sujeto al empeine por tiras de cuero<br />
o tela) ni mucho menos las medias, que son eso, medias calzas,<br />
que hasta la rodilla llegan, sujetándose a la pierna con<br />
ligas prietas. En las partes impúdicas llevan calzas, y si es<br />
la mujer la que no es en exceso púdica, cambia la camisa<br />
por el brial, que es camisa con cuello abierto para mostrar<br />
generoso escote…, y lo que en él hay, que es de natural que<br />
los hombres se fijen, pues siendo su primer alimento, a él<br />
se van los ojos inconscientemente, incluso de los más santos<br />
varones. Un manto de seda y oro completa el conjunto,<br />
las más de las veces sujeto con un broche a la manera romana.<br />
En la cabeza, no puede faltar la toca para la<br />
mujer decente.<br />
CON QUÉ SE CUBREN LOS PLEBEYOS<br />
Los rústicos y los humildes suelen llevar sayal (una túnica corta<br />
ceñida a la cintura) con estrechas calzas enfundándoles las piernas<br />
y una tosca capa de lana para protegerles de los fríos. Un<br />
sombrero, o las más de las veces una simple capucha, les protegen<br />
de las lluvias. Las mujeres suelen vestir de forma muy parecida,<br />
aunque su sayal sea más largo. <strong>El</strong> pelo de la mujer casta<br />
ha de estar recogido, en trenzas o en moño, o cubierto con una<br />
toca, que sólo las mujeres impúdicas y las niñas a las que aún<br />
no les ha salido la flor roja entre las piernas pueden llevar el<br />
pelo suelto (aunque en general está mal visto que lo lleven sin<br />
recoger a partir de los siete u ocho años). En los pies calzan alpargatas<br />
de suela de esparto, unidas al pie con correas que dan<br />
vueltas hasta quedar bien sujetas en la pantorrilla. En ocasiones,<br />
si se lo pueden permitir y el terreno es frío o con excesivo barro,<br />
calzan zuecos de madera. Y si no…, pues el pie descalzo, que<br />
para eso hizo Dios los callos y demás endurecimientos de la<br />
planta del pie, para mejor andar por los caminos.<br />
LOS ROPAJES DE LOS MUSULMANES<br />
Tanto los hombres como las mujeres visten normalmente zaragüelles,<br />
que son una especie de pantalones anchos, y una<br />
jubba (especie de camisa larga) que puede ser,según la clase<br />
social a la que pertenezca y por tanto los dineros que pueda<br />
permitirse gastar en comprarlos, de seda, algodón o lino. Sobre<br />
ambas prendas los hombres se colocan encima un albornoz de<br />
lana o algodón, llamado caftán, y se cubren la cabeza con gorros<br />
de lino, casquetes de fieltro o turbantes de color claro. Sólo<br />
los creyentes que han hecho la peregrinación a la Meca pueden<br />
llevarlo de color verde. Las mujeres en cambio se cubren con<br />
un manto, y en la cabeza llevan una almalata, especie de pañuelo<br />
de lino, algodón o seda, que en caso de no llevar velo<br />
sirve también para cubrir el rostro, dejando sólo los ojos a la<br />
vista. Muchos hombres de origen bereber gustan de llevar<br />
también esta prenda, que en el pasado les servía para protegerse<br />
de los vientos arenosos del desierto y hoy es simplemente<br />
una señal de su identidad.<br />
En los pies tanto hombres como mujeres pueden llevar babuchas,<br />
sandalias, alpargatas o almadreñas si hace frío.<br />
Los campesinos, en especial los pobres, visten un tanto diferente:<br />
túnica de lana, qamis de algodón (de esa prenda deriva<br />
nuestra “camisa”) y una especie de chaleco de piel de cordero<br />
en invierno es su avío.<br />
Al otro lado de la jerarquía social, y pese a que a los ojos de<br />
Allah todos somos iguales, los poderosos gustan de vestir en<br />
ocasiones prendas más lujosas, como el tiraz, un traje de gala<br />
compuesto de jubba de seda y albornoz de terciopelo, ambos<br />
con filigranas de hilo de oro. Las mujeres llevan el pelo largo,<br />
a veces teñido de colores extravagantes, como rojo, verde o<br />
azul. Los hombres, por el contrario, llevan el pelo corto<br />
(cuando no se afeitan la cabeza) y las barbas largas, que son<br />
signo de virilidad.