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“lo que no mata engorda” se aplicó tan al pie de<br />
la letra. Como especias, el ajo y alguna hierba silvestre,<br />
que lo demás es cosa de ricos y de moros.<br />
ENTRE MUSULMANES<br />
Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
Como todo el mundo sabe, el Corán prohíbe el cerdo y el tan<br />
consolador vino (bueno, más literalmente rezar mareado por<br />
beber la fermentación de la uva o del grano). Por ello, se consumen<br />
aguardientes anisados, como el arak, que son considerados digestivos,<br />
y por lo tanto se venden en botica, que no en bodega. Que<br />
no hay que olvidar que el alambique para destilar bebidas espirituosas<br />
es invento árabe… Gentes más respetuosas de la ley sagrada<br />
toman rubb (de donde procede nuestra palabra ‟arrope”),<br />
bebida formada por la cocción de mosto de uva. Se puede beber<br />
solo, que frío es bebida muy refrescante, o utilizarlo como base<br />
para otras bebidas. Una clase especial de rubb cuece el mosto con<br />
miel, harina, almendra molida y la cáscara de limones y naranjas.<br />
<strong>El</strong> resultado es un jarabe dulzón, que casa bien con determinados<br />
platos andalusíes de los que luego hablaremos. Los que prefieren<br />
utilizar el rubb para esconder bebidas alcohólicas consumen jamguri,<br />
que no deja de ser el jarabe aromatizado con especias y mostaza<br />
(si se quiere salado) o con canela, naranja y anís. La leche de<br />
cabra y de camella se consideran muy apropiadas para el consumo<br />
de enfermos y de niños. Menos sanas (y más baratas) son<br />
las de oveja y de vaca. Otras bebidas más humildes, y no por ello<br />
menos populares, son horchatas de almendra, o de avena, o simplemente<br />
agua, perfumada con flor de azahar o con limón.<br />
Por lo que respecta al comer, la cocina andalusí prefiere usar<br />
la miel a la sal: un plato tan simple como el carnero o la oveja<br />
al horno se prepara bien untada la carne con una mezcla de<br />
aceite, miel, almendras picadas y especias. Platos más elaborados<br />
son, por ejemplo, el jamalí —cordero cortado a trozos<br />
del tamaño de una nuez, macerado en aceite, vinagre, comino,<br />
cilantro y pimienta, cocido a fuego lento con almendras majadas<br />
y, poco antes de retirarlo del fuego, espolvoreado con canela,<br />
azafrán y un par de huevos batidos, para espesar la<br />
salsa—. <strong>El</strong> pollo (y cualquier ave) se cocina con sirope de manzanas<br />
ácidas, especiado con miel, canela y jengibre. Otra forma<br />
de prepararlo es hervirlo con agua y vinagre. Luego se sirve<br />
cubierto con cebollas, un picadillo de carne con especias y<br />
miel, a veces hasta relleno con puré de castaña. Se prepara<br />
también hervida la cabra y se presenta de similar modo.<br />
Para un comer algo más modesto, se consumen muchos estofados<br />
de carnero y oveja, tanto o más condimentados, que las<br />
especias son relativamente baratas para los andalusíes, pues<br />
el comercio con Oriente está abierto y es próspero. En especial<br />
la pimienta, el clavo y el azafrán son las más baratas y, por lo<br />
LA CIENCIA DE HIPÓCRATES Y GALENO<br />
La teoría médica en los cristianos sigue los principios de Hipócrates<br />
(siglo V antes de Cristo), denominado el padre de la<br />
Medicina y de Galeno (nacido en Pérgamo en el siglo II),<br />
considerado el heredero del saber del anterior. Para<br />
tanto, más utilizadas. Otras tienen precios que su<br />
mera presencia en un guiso denota el poder económico<br />
del anfitrión: medio kilo de nuez moscada vale lo<br />
mismo (al cambio) que tres ovejas o que un buey.<br />
Los humildes, a la manera de los antiguos romanos, comen en<br />
la calle, o compran allí lo que luego se consumirá en familia. La<br />
razón es también de origen romano: en las casas pobres de los<br />
andalusíes no hay cocina, ni permiso para hacer fuego, medida<br />
preventiva para evitar incendios. Los puestecillos de comida, antepasados<br />
de los bodegones de puntapié tan alabados en el Siglo<br />
de Oro, se encuentran normalmente en el zoco, pero en la práctica<br />
se les puede encontrar en cualquier esquina, en especial si<br />
es calle transitada. Allí se puede comprar sopa, guisos sencillos<br />
como la popular harisa (guiso de trigo y carne picados, con salsa<br />
de manteca espesada con harina) o la muy barata sajina (potaje<br />
de verduras, normalmente espinacas, cardos, borrajas…, lo que<br />
hubiera), cabezas de cordero asadas, pinchitos de carne de vísceras<br />
o desechada (de ahí el “pincho moruno”, que aún se consume<br />
con fruición), tripas (hoy los llamamos callos, pero la receta<br />
no ha cambiado), asfida (albóndigas), mirgas (que son unas salchichas<br />
picantes, para disimular la mala calidad de la carne), almojábanas<br />
(tortas de queso), buñuelos con miel, etc. Todo<br />
preparado (o recalentado) al momento, a la vista del cliente.<br />
Aunque baratas, las especias no están al alcance de los pobres,<br />
que han de condimentar sus platos con ajo, laurel, perejil, hinojo,<br />
hierbabuena, tomillo, romero o azafrán del país.<br />
ENTRE JUDÍOS<br />
Medicina y Cirugía<br />
Los asesinos de Cristo pueden beber vino, pero no pueden<br />
comer ni cerdo, ni conejo, ni pulpos, ni calamares, ni marisco.<br />
Desangran la carne antes de cocerla, pero por lo demás no tienen<br />
reparos (los que pueden) en hacer excelentes asados que<br />
ya envidiaría un cristiano. Consumen una especie de cocido<br />
llamado adafina, que los humildes hacen de las carnes que pueden<br />
permitirse y los ricos de cabrito, pollo o ternera (las más<br />
de las veces, de varias mezcladas). Las carnes se cuecen durante<br />
no menos de cuatro horas con guarnición de garbanzos,<br />
alubias, verduras, pimientos, cebollas, dátiles y ciruelas (según<br />
receta, que cada maestrillo tiene su librillo). Todo ello aliñado<br />
con buenas hierbas aromáticas y azafrán. No es mala cosa<br />
acompañarlo con un buen pan trenzado, de un característico<br />
color rubio, hecho de harina de trigo, horneado con aceite y<br />
semillas de amapola, que puede ser salado o dulce.<br />
Otros platos típicamente judíos son las haraveuelas (empanadas<br />
de carne especiada), el idish (pescado relleno), los huevos jaminados<br />
(cocidos con aceite y cebolla) y los llamados “bolsillos<br />
de Amán”, unos pastelitos dulces triangulares.<br />
ambos, el cuerpo es un conjunto equilibrado de humores y<br />
fluidos. En concreto son cuatro, asociados a los cuatro elementos:<br />
flema (agua), bilis amarilla (fuego), bilis negra (tierra), y<br />
sangre (aire). La alteración o corrupción de éstos provocan la<br />
enfermedad. Ésta puede tratarse hasta lo que se llama “el<br />
punto crítico” o “crisis”, momento en que la enfermedad gana