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fase 2 - El Grimorio

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“lo que no mata engorda” se aplicó tan al pie de<br />

la letra. Como especias, el ajo y alguna hierba silvestre,<br />

que lo demás es cosa de ricos y de moros.<br />

ENTRE MUSULMANES<br />

Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />

Como todo el mundo sabe, el Corán prohíbe el cerdo y el tan<br />

consolador vino (bueno, más literalmente rezar mareado por<br />

beber la fermentación de la uva o del grano). Por ello, se consumen<br />

aguardientes anisados, como el arak, que son considerados digestivos,<br />

y por lo tanto se venden en botica, que no en bodega. Que<br />

no hay que olvidar que el alambique para destilar bebidas espirituosas<br />

es invento árabe… Gentes más respetuosas de la ley sagrada<br />

toman rubb (de donde procede nuestra palabra ‟arrope”),<br />

bebida formada por la cocción de mosto de uva. Se puede beber<br />

solo, que frío es bebida muy refrescante, o utilizarlo como base<br />

para otras bebidas. Una clase especial de rubb cuece el mosto con<br />

miel, harina, almendra molida y la cáscara de limones y naranjas.<br />

<strong>El</strong> resultado es un jarabe dulzón, que casa bien con determinados<br />

platos andalusíes de los que luego hablaremos. Los que prefieren<br />

utilizar el rubb para esconder bebidas alcohólicas consumen jamguri,<br />

que no deja de ser el jarabe aromatizado con especias y mostaza<br />

(si se quiere salado) o con canela, naranja y anís. La leche de<br />

cabra y de camella se consideran muy apropiadas para el consumo<br />

de enfermos y de niños. Menos sanas (y más baratas) son<br />

las de oveja y de vaca. Otras bebidas más humildes, y no por ello<br />

menos populares, son horchatas de almendra, o de avena, o simplemente<br />

agua, perfumada con flor de azahar o con limón.<br />

Por lo que respecta al comer, la cocina andalusí prefiere usar<br />

la miel a la sal: un plato tan simple como el carnero o la oveja<br />

al horno se prepara bien untada la carne con una mezcla de<br />

aceite, miel, almendras picadas y especias. Platos más elaborados<br />

son, por ejemplo, el jamalí —cordero cortado a trozos<br />

del tamaño de una nuez, macerado en aceite, vinagre, comino,<br />

cilantro y pimienta, cocido a fuego lento con almendras majadas<br />

y, poco antes de retirarlo del fuego, espolvoreado con canela,<br />

azafrán y un par de huevos batidos, para espesar la<br />

salsa—. <strong>El</strong> pollo (y cualquier ave) se cocina con sirope de manzanas<br />

ácidas, especiado con miel, canela y jengibre. Otra forma<br />

de prepararlo es hervirlo con agua y vinagre. Luego se sirve<br />

cubierto con cebollas, un picadillo de carne con especias y<br />

miel, a veces hasta relleno con puré de castaña. Se prepara<br />

también hervida la cabra y se presenta de similar modo.<br />

Para un comer algo más modesto, se consumen muchos estofados<br />

de carnero y oveja, tanto o más condimentados, que las<br />

especias son relativamente baratas para los andalusíes, pues<br />

el comercio con Oriente está abierto y es próspero. En especial<br />

la pimienta, el clavo y el azafrán son las más baratas y, por lo<br />

LA CIENCIA DE HIPÓCRATES Y GALENO<br />

La teoría médica en los cristianos sigue los principios de Hipócrates<br />

(siglo V antes de Cristo), denominado el padre de la<br />

Medicina y de Galeno (nacido en Pérgamo en el siglo II),<br />

considerado el heredero del saber del anterior. Para<br />

tanto, más utilizadas. Otras tienen precios que su<br />

mera presencia en un guiso denota el poder económico<br />

del anfitrión: medio kilo de nuez moscada vale lo<br />

mismo (al cambio) que tres ovejas o que un buey.<br />

Los humildes, a la manera de los antiguos romanos, comen en<br />

la calle, o compran allí lo que luego se consumirá en familia. La<br />

razón es también de origen romano: en las casas pobres de los<br />

andalusíes no hay cocina, ni permiso para hacer fuego, medida<br />

preventiva para evitar incendios. Los puestecillos de comida, antepasados<br />

de los bodegones de puntapié tan alabados en el Siglo<br />

de Oro, se encuentran normalmente en el zoco, pero en la práctica<br />

se les puede encontrar en cualquier esquina, en especial si<br />

es calle transitada. Allí se puede comprar sopa, guisos sencillos<br />

como la popular harisa (guiso de trigo y carne picados, con salsa<br />

de manteca espesada con harina) o la muy barata sajina (potaje<br />

de verduras, normalmente espinacas, cardos, borrajas…, lo que<br />

hubiera), cabezas de cordero asadas, pinchitos de carne de vísceras<br />

o desechada (de ahí el “pincho moruno”, que aún se consume<br />

con fruición), tripas (hoy los llamamos callos, pero la receta<br />

no ha cambiado), asfida (albóndigas), mirgas (que son unas salchichas<br />

picantes, para disimular la mala calidad de la carne), almojábanas<br />

(tortas de queso), buñuelos con miel, etc. Todo<br />

preparado (o recalentado) al momento, a la vista del cliente.<br />

Aunque baratas, las especias no están al alcance de los pobres,<br />

que han de condimentar sus platos con ajo, laurel, perejil, hinojo,<br />

hierbabuena, tomillo, romero o azafrán del país.<br />

ENTRE JUDÍOS<br />

Medicina y Cirugía<br />

Los asesinos de Cristo pueden beber vino, pero no pueden<br />

comer ni cerdo, ni conejo, ni pulpos, ni calamares, ni marisco.<br />

Desangran la carne antes de cocerla, pero por lo demás no tienen<br />

reparos (los que pueden) en hacer excelentes asados que<br />

ya envidiaría un cristiano. Consumen una especie de cocido<br />

llamado adafina, que los humildes hacen de las carnes que pueden<br />

permitirse y los ricos de cabrito, pollo o ternera (las más<br />

de las veces, de varias mezcladas). Las carnes se cuecen durante<br />

no menos de cuatro horas con guarnición de garbanzos,<br />

alubias, verduras, pimientos, cebollas, dátiles y ciruelas (según<br />

receta, que cada maestrillo tiene su librillo). Todo ello aliñado<br />

con buenas hierbas aromáticas y azafrán. No es mala cosa<br />

acompañarlo con un buen pan trenzado, de un característico<br />

color rubio, hecho de harina de trigo, horneado con aceite y<br />

semillas de amapola, que puede ser salado o dulce.<br />

Otros platos típicamente judíos son las haraveuelas (empanadas<br />

de carne especiada), el idish (pescado relleno), los huevos jaminados<br />

(cocidos con aceite y cebolla) y los llamados “bolsillos<br />

de Amán”, unos pastelitos dulces triangulares.<br />

ambos, el cuerpo es un conjunto equilibrado de humores y<br />

fluidos. En concreto son cuatro, asociados a los cuatro elementos:<br />

flema (agua), bilis amarilla (fuego), bilis negra (tierra), y<br />

sangre (aire). La alteración o corrupción de éstos provocan la<br />

enfermedad. Ésta puede tratarse hasta lo que se llama “el<br />

punto crítico” o “crisis”, momento en que la enfermedad gana

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