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como si fuera un comerciante más, y en verdad<br />
que lo es, aunque su negocio es la seguridad.<br />
Allí atiende los asuntos y problemas<br />
relacionados con los mercaderes, y el propio<br />
Concejo celebra en días de feria en dicha tienda sus<br />
reuniones.<br />
Las leyes que el merino y sus alguaciles velan por que<br />
sean cumplidas son sencillas:<br />
a En el recinto ferial está prohibido llevar armas, a no ser<br />
que se sea de nacimiento noble y el arma sea una espada<br />
(pero sí que se pueden llevar herramientas, desde<br />
hachas de cortar leña hasta mil y un tipos de cuchillo<br />
de mayor o menor tamaño. Por otro lado, no se pueden<br />
portar armas, pero sí adquirir las que los espaderos allí<br />
venden. Es decir, que no se puede entrar armado pero<br />
se puede salir cubierto de buen y afilado hierro hasta<br />
los dientes).<br />
a En caso de cometerse un robo o asalto contra los comerciantes<br />
en la Feria, los culpables cogidos in fraganti,<br />
aparte del castigo normal que imponga la ley, se les<br />
desnudará y azotará cien veces. Luego, maniatados y<br />
desnudos, se les paseará por todo el recinto ferial antes<br />
de ser conducidos a los calabozos del Concejo, en espera<br />
de juicio.<br />
a En estos días no se pueden tomar mercancías o bienes<br />
de un comerciante como prenda para el pago de una<br />
deuda.<br />
a Los comerciantes, a su vez, deben cumplir dos preceptos:<br />
dar el peso justo y pagar los impuestos de la ciudad<br />
que se hayan estipulado de antemano. En caso de<br />
no cumplirlos sufrirán igualmente severos castigos.<br />
LAS MERCANCÍAS<br />
Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
¿Qué se vende en una feria? Todo lo que Dios puso<br />
sobre la Tierra… y alguna cosa más. En las ferias realmente<br />
importantes, como la de Medina del Campo, es<br />
fácil encontrarse hasta con sedas de excelente calidad<br />
procedentes de la lejana Katay de la que hablara Marco<br />
Polo. También hay, a través de los comerciantes musulmanes,<br />
especias procedentes del Asia Central y alumbre<br />
del Asia Menor usado para fijar los tintes; esclavos negros<br />
de la costa africana traídos por mercaderes portugueses.<br />
Más especias y esencias aromáticas llegan a la<br />
Península a través de los mercaderes granadinos (que<br />
comercian directamente con Egipto). Otros productos<br />
de lujo son paños y calzado procedentes de Francia,<br />
Flandes e Inglaterra.<br />
Las llamadas “mercancías pobres”, es decir, más comunes<br />
y por lo tanto menos caras, se obtienen de lugares<br />
mucho menos lejanos. En la Península las poblaciones<br />
costeras (en especial las de Galicia) abastecen de productos<br />
del mar al interior. Éstas, a su vez, proporcionan sal<br />
para elaborar los salazones, única manera de que el pescado<br />
aguante sin estropearse (como es el caso de la isla<br />
de Ibiza o de Villafáfila, en Zamora). Asimismo se comercia<br />
con el cerdo y sus productos (Pamplona), con<br />
vinos y pieles curtidas (las ciudades de Castilla).<br />
CONSILIUM ARBITRO:<br />
CASTELLANO ANTIGUO<br />
Entre los distintos elementos de los que nos podemos servir<br />
para crear una ambientación adecuada durante la partida<br />
y ayudar a los jugadores a meterse en la piel de un<br />
hombre o una mujer medieval, disponemos de uno particularmente<br />
bueno: el lenguaje. De todos es sabido que las<br />
gentes del Medievo tenían una forma de expresarse algo<br />
diferente a la actual, pues el castellano, como idioma, aún<br />
estaba evolucionando del latín y enriqueciéndose con numerosos<br />
vocablos de origen vasco, visigodo, árabe y judío.<br />
Con un pequeño esfuerzo, podemos tratar de reproducir<br />
algunas de estas diferencias en los diálogos entre personajes<br />
durante una partida para darle a la escena un sabor<br />
genuinamente medieval. Bastará con que tengamos en<br />
cuenta algunas de sus peculiaridades:<br />
a No existe el sonido fricativo velar sordo, es decir, el sonido<br />
j o g delante de e, i. Estas consonantes se pronuncian como<br />
la y consonántica de ‟yate”. Ejemplo: “gente” se pronunciaría<br />
“yente”.<br />
a No existe el sonido interdental fricativo sordo, es decir, z<br />
o c delante de e, i. La z adquiere un sonido sibilante como<br />
el del inglés zoom, mientras que la c delante de e, i se pronuncia<br />
como la s. Ejemplo: “cicatriz” se pronunciaría “sicatriz”.<br />
a <strong>El</strong> sonido ch, representado por la x, se pronuncia como la<br />
sh inglesa. Ejemplo: “chamizo” se pronunciaría “shamizo”<br />
y se escribiría “xamizo”.<br />
a La v es labiodental, se pronuncia colocando los dientes<br />
sobre el labio inferior.<br />
a A veces la h adquiere un sonido aspirado parecido al del<br />
inglés he, sobre todo a principio de palabra.<br />
a Para los perfectos compuestos de los verbos que implican<br />
movimiento (ir, llegar, venir, etc.) se usaba el verbo “ser”<br />
como auxiliar, en lugar del verbo “haber”. Por ejemplo,<br />
en vez de decir “las mujeres han llegado”, se decía “las<br />
mujeres son llegadas”. Adviértase, asimismo, que el participio<br />
concierta en género y número con el sujeto de la oración.<br />
No viene mal recordar en este ejemplo, además, que<br />
no se dice “mujer”, sino “muyer”, según las características<br />
fonéticas comentadas más arriba.<br />
a Para los demás verbos se usaba la fórmula actual, con el<br />
verbo “haber” como auxiliar, pero en esta ocasión el participio<br />
concuerda en género y número con el objeto de la<br />
oración, no con el sujeto. Por ejemplo, en lugar de decir<br />
“Pedro ha comprado dos gallinas”, se decía “Pedro ha<br />
compradas dos gallinas”.<br />
a En lugar del verbo “tener”, se usa el verbo “haber”:<br />
“Buena espada has” (“Tienes una buena espada”).<br />
a Los pronombres personales átonos (me, te, se, etc.) solían<br />
ponerse detrás de cualquier forma verbal: “Besóle la<br />
mano”. “Parecesme buen mozo”.<br />
a <strong>El</strong> orden de las palabras es mucho más libre que en el castellano<br />
actual, aunque, como en latín, los verbos se solían<br />
poner al final de la frase: “A Granada con numeroso ejército<br />
el rey partió”.<br />
a <strong>El</strong> léxico era algo diferente. Se solían usar palabras como<br />
assaz (“bastante, muy”), et (“y”), etc.<br />
Por supuesto, no es necesario hacer un uso exhaustivo de<br />
todas estas reglas para lograr un efecto satisfactorio. Las tienes<br />
ahí para ayudarte en caso de que lo necesites.