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CLÉRIGOS, SACERDOTES, MONJES,<br />
FRAILES Y SUS SIRVIENTES<br />
Como pecado hay mucho, justo es que buena parte de los<br />
hombres (y ciertas mujeres) consagren su vida a rezar por la<br />
salvación de todos. Hay dos tipos de gentes: los que cuidan<br />
del rebaño de pecadores como si de un pastor celoso se tratara<br />
y los que se encierran voluntariamente por los pecados del<br />
mundo. Aunque su función es básicamente la misma (servir a<br />
Dios y a los hombres), lo hacen de diferente modo:<br />
a <strong>El</strong> alto clero (cardenales, arzobispos y obispos) son hijos segundones<br />
de nobles de gran poder, que no pudiendo heredar<br />
los títulos de su padre, son investidos en cargos<br />
eclesiásticos a muy temprana edad (famoso es el caso de<br />
San Carlos Borromeo, obispo a los ocho años de edad). La<br />
mayoría de ellos ni siquiera pisan los territorios que deben<br />
administrar y pocas veces visten como corresponde a su<br />
condición de eclesiásticos, llevando una vida en todo parecida<br />
a la de un noble. Caso similar es el de los arcedianos y<br />
deanes, aunque éstos sí que, por lo menos, suelen vestir<br />
como su condición manda y residir en sus diócesis. Los que<br />
hacen el trabajo son los arciprestes (que, aunque en teoría<br />
sólo sustituyen al obispo cuando éste está indispuesto o de<br />
viaje, en la práctica lo hacen día sí y día también) ayudados<br />
por los canónigos, que se cargan con el trabajo de asesoría<br />
y administración de las propiedades eclesiásticas.<br />
a Los sacerdotes, por su parte, están al cargo del rebaño de fieles,<br />
pues como corderos los llevan de allá para acá con sus<br />
prédicas. Están auxiliados por los vicarios, que muchas veces<br />
—no podría ser menos— cargan con la mayoría de los haberes<br />
y deberes que el cargo de su superior conlleva, que no es<br />
de nobles sino de villanos el llevar la carga pesada.<br />
a Retirados del mundanal ruido están los monjes, recluidos<br />
en sus monasterios, rezando por los pecados del mundo y<br />
realizando ayunos y penitencias que, las más de las veces,<br />
pocos son. Muy contraria a la visión de los frailes, que en<br />
lugar de estar escondidos del mundo prefieren predicar por<br />
él, viviendo, las mayor parte del tiempo , de la caridad del<br />
prójimo. Malo es un monje delgado, pero peor es un fraile<br />
gordo, pues ninguno de los dos hace lo que debe.<br />
LOS PECADOS DEL CLERO<br />
Básicamente, las gentes retraen a los hombres de la Iglesia tres<br />
pecados: Lujuria, Pereza y Gula. Pecados graves, pues son capitales<br />
y, por lo tanto, no pueden ser absueltos sin penitencia.<br />
Veamos cada uno de ellos por separado:<br />
Lujuria<br />
Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
Hasta el más humilde de los curas de pueblo tiene su “ama de<br />
cura” y sus (ejem) “sobrinos” al cargo. Y los altos prelados,<br />
no podía ser menos, exhiben sin pudor a sus concubinas,<br />
Los Hombres de Dios<br />
vestidas y enjoyadas como si de princesas se tratara. Pero al<br />
fin y al cabo, los clérigos hacen voto de obediencia, pobreza y<br />
celibato, no de castidad, como los monjes. Además, cosa bien<br />
sabida es que los humores naturales del cuerpo, si no se descargan,<br />
acaban pudriéndose y enfermando al sujeto, por lo que<br />
muy santos varones son los que no catan mujer de cuando en<br />
cuando. La cosa se considera tan normal que en un poema famoso,<br />
La Disputa entre <strong>El</strong>ena y María, se discute quién es mejor<br />
amante, si el caballero o el clérigo —por si les interesa, gana<br />
finalmente el caballero, que es más viril, y todo eso—. Otra<br />
cosa son los monjes y frailes, que han hecho voto de castidad.<br />
Ahí la cosa es más grave, y se cuenta el caso de un convento<br />
de León en el que vivían monjes y monjas, separados por una<br />
tapia…, con demasiadas puertas. <strong>El</strong> escándalo de sus cópulas<br />
fue tan grande que las buenas gentes de la población lo tomaron<br />
por asalto y mataron a los impúdicos religiosos (y a las religiosas,<br />
claro, que tanto monta, etc.). En Cataluña corría el<br />
dicho de que el condado más grande del principado era el del<br />
Ripollés, pues había que mantener a todos los hijos que los<br />
monjes de Ripoll habían tenido con las monjas de Sant Joan de<br />
las Abadeses.<br />
Pereza<br />
Si ya los altos cargos del clero relegan en sus inferiores el trabajo<br />
que Dios mismo les ha encomendado en boca del Papa...,<br />
¿qué no harán los humildes, que bien se sabe que los vicios de<br />
sus mayores los copian aumentándolos? Los sacerdotes abusan<br />
de los diáconos, que son criados casados y con familia que<br />
se encargan de limpiar la iglesia y cuidarla, y hasta de realizar<br />
oficios menores a cambio de la comida y de un techo donde<br />
alojarse, que no es poca cosa. Los monjes, mucho ora et labora<br />
pero tienen a donados y cachopos, que no son sino criados que<br />
han entrado con sus amos en el convento, y a ellos les toca el<br />
labora mientras los otros se encargan del ora… Hora sí, y hora<br />
también.<br />
Gula<br />
Que ya se dijo antes, que no hay clérigos ni monjes delgados.<br />
Por mucho que santos varones como San Columbano<br />
prediquen una dieta a base de “raíces, legumbres secas y<br />
gachas con pan sin levadura, a fin de que el vientre no esté<br />
pesado y asfixiado el espíritu”, lo cierto es que muchos<br />
monjes (como San Gregorio de Tours) confiesan en sus escritos<br />
salir, las más de las veces, del refectorio con el vientre<br />
“hinchado como un balón”. Clérigos hay que se lanzan<br />
sobre la mesa para cenar y lo hacen hasta la salida del sol,<br />
durmiendo luego hasta el atardecer, y aun presumiendo<br />
que andan débiles por sus ayunos, que sólo hacen una comida<br />
diaria.<br />
Sea como fuere, la mesa de los monasterios suele estar bien<br />
surtida, hasta el punto de que las tablas deben ser gruesas,<br />
para que no crujan bajo tanto peso. Se calcula que un monje<br />
come diariamente más de kilo y medio de pan, dos litros de<br />
vino y carne, queso y legumbres en abundancia similar. En las<br />
fiestas de guardar (y hay más de 60 al año) la ración de carne