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fase 2 - El Grimorio

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404<br />

CLÉRIGOS, SACERDOTES, MONJES,<br />

FRAILES Y SUS SIRVIENTES<br />

Como pecado hay mucho, justo es que buena parte de los<br />

hombres (y ciertas mujeres) consagren su vida a rezar por la<br />

salvación de todos. Hay dos tipos de gentes: los que cuidan<br />

del rebaño de pecadores como si de un pastor celoso se tratara<br />

y los que se encierran voluntariamente por los pecados del<br />

mundo. Aunque su función es básicamente la misma (servir a<br />

Dios y a los hombres), lo hacen de diferente modo:<br />

a <strong>El</strong> alto clero (cardenales, arzobispos y obispos) son hijos segundones<br />

de nobles de gran poder, que no pudiendo heredar<br />

los títulos de su padre, son investidos en cargos<br />

eclesiásticos a muy temprana edad (famoso es el caso de<br />

San Carlos Borromeo, obispo a los ocho años de edad). La<br />

mayoría de ellos ni siquiera pisan los territorios que deben<br />

administrar y pocas veces visten como corresponde a su<br />

condición de eclesiásticos, llevando una vida en todo parecida<br />

a la de un noble. Caso similar es el de los arcedianos y<br />

deanes, aunque éstos sí que, por lo menos, suelen vestir<br />

como su condición manda y residir en sus diócesis. Los que<br />

hacen el trabajo son los arciprestes (que, aunque en teoría<br />

sólo sustituyen al obispo cuando éste está indispuesto o de<br />

viaje, en la práctica lo hacen día sí y día también) ayudados<br />

por los canónigos, que se cargan con el trabajo de asesoría<br />

y administración de las propiedades eclesiásticas.<br />

a Los sacerdotes, por su parte, están al cargo del rebaño de fieles,<br />

pues como corderos los llevan de allá para acá con sus<br />

prédicas. Están auxiliados por los vicarios, que muchas veces<br />

—no podría ser menos— cargan con la mayoría de los haberes<br />

y deberes que el cargo de su superior conlleva, que no es<br />

de nobles sino de villanos el llevar la carga pesada.<br />

a Retirados del mundanal ruido están los monjes, recluidos<br />

en sus monasterios, rezando por los pecados del mundo y<br />

realizando ayunos y penitencias que, las más de las veces,<br />

pocos son. Muy contraria a la visión de los frailes, que en<br />

lugar de estar escondidos del mundo prefieren predicar por<br />

él, viviendo, las mayor parte del tiempo , de la caridad del<br />

prójimo. Malo es un monje delgado, pero peor es un fraile<br />

gordo, pues ninguno de los dos hace lo que debe.<br />

LOS PECADOS DEL CLERO<br />

Básicamente, las gentes retraen a los hombres de la Iglesia tres<br />

pecados: Lujuria, Pereza y Gula. Pecados graves, pues son capitales<br />

y, por lo tanto, no pueden ser absueltos sin penitencia.<br />

Veamos cada uno de ellos por separado:<br />

Lujuria<br />

Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />

Hasta el más humilde de los curas de pueblo tiene su “ama de<br />

cura” y sus (ejem) “sobrinos” al cargo. Y los altos prelados,<br />

no podía ser menos, exhiben sin pudor a sus concubinas,<br />

Los Hombres de Dios<br />

vestidas y enjoyadas como si de princesas se tratara. Pero al<br />

fin y al cabo, los clérigos hacen voto de obediencia, pobreza y<br />

celibato, no de castidad, como los monjes. Además, cosa bien<br />

sabida es que los humores naturales del cuerpo, si no se descargan,<br />

acaban pudriéndose y enfermando al sujeto, por lo que<br />

muy santos varones son los que no catan mujer de cuando en<br />

cuando. La cosa se considera tan normal que en un poema famoso,<br />

La Disputa entre <strong>El</strong>ena y María, se discute quién es mejor<br />

amante, si el caballero o el clérigo —por si les interesa, gana<br />

finalmente el caballero, que es más viril, y todo eso—. Otra<br />

cosa son los monjes y frailes, que han hecho voto de castidad.<br />

Ahí la cosa es más grave, y se cuenta el caso de un convento<br />

de León en el que vivían monjes y monjas, separados por una<br />

tapia…, con demasiadas puertas. <strong>El</strong> escándalo de sus cópulas<br />

fue tan grande que las buenas gentes de la población lo tomaron<br />

por asalto y mataron a los impúdicos religiosos (y a las religiosas,<br />

claro, que tanto monta, etc.). En Cataluña corría el<br />

dicho de que el condado más grande del principado era el del<br />

Ripollés, pues había que mantener a todos los hijos que los<br />

monjes de Ripoll habían tenido con las monjas de Sant Joan de<br />

las Abadeses.<br />

Pereza<br />

Si ya los altos cargos del clero relegan en sus inferiores el trabajo<br />

que Dios mismo les ha encomendado en boca del Papa...,<br />

¿qué no harán los humildes, que bien se sabe que los vicios de<br />

sus mayores los copian aumentándolos? Los sacerdotes abusan<br />

de los diáconos, que son criados casados y con familia que<br />

se encargan de limpiar la iglesia y cuidarla, y hasta de realizar<br />

oficios menores a cambio de la comida y de un techo donde<br />

alojarse, que no es poca cosa. Los monjes, mucho ora et labora<br />

pero tienen a donados y cachopos, que no son sino criados que<br />

han entrado con sus amos en el convento, y a ellos les toca el<br />

labora mientras los otros se encargan del ora… Hora sí, y hora<br />

también.<br />

Gula<br />

Que ya se dijo antes, que no hay clérigos ni monjes delgados.<br />

Por mucho que santos varones como San Columbano<br />

prediquen una dieta a base de “raíces, legumbres secas y<br />

gachas con pan sin levadura, a fin de que el vientre no esté<br />

pesado y asfixiado el espíritu”, lo cierto es que muchos<br />

monjes (como San Gregorio de Tours) confiesan en sus escritos<br />

salir, las más de las veces, del refectorio con el vientre<br />

“hinchado como un balón”. Clérigos hay que se lanzan<br />

sobre la mesa para cenar y lo hacen hasta la salida del sol,<br />

durmiendo luego hasta el atardecer, y aun presumiendo<br />

que andan débiles por sus ayunos, que sólo hacen una comida<br />

diaria.<br />

Sea como fuere, la mesa de los monasterios suele estar bien<br />

surtida, hasta el punto de que las tablas deben ser gruesas,<br />

para que no crujan bajo tanto peso. Se calcula que un monje<br />

come diariamente más de kilo y medio de pan, dos litros de<br />

vino y carne, queso y legumbres en abundancia similar. En las<br />

fiestas de guardar (y hay más de 60 al año) la ración de carne

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