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fase 2 - El Grimorio

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conocer de la existencia de la sociedad o no, pensando<br />

que la idea es una iniciativa personal del<br />

miembro). Estos justos actúan como intermediarios,<br />

para salvaguardar la identidad del miembro del Minian y el<br />

secreto de la sociedad (por ejemplo reclutando un grupo de<br />

aventureros que les haga el trabajo sucio).<br />

Los miembros del Minian suelen mantener contacto entre ellos<br />

mediante mensajes cifrados entregados por Jjustos mensajeros,<br />

encriptados con complejos códigos gemátricos y alegorías cabalísticas,<br />

que dificultan su comprensión y prueban la verdadera<br />

identidad del remitente, aunque de forma ordinaria, el<br />

CONSILIUM ARBITRO: LA CÁBALA<br />

Pars X3: Societates<br />

Berit ha Minian suele reunirse cada cuatro años en<br />

Toledo, para coordinar acciones y discutir los asuntos<br />

de la sociedad. Esta reunión no es fija y puede<br />

retrasarse, o adelantarse, según las necesidades. Los<br />

asuntos se votan por los diez componentes del Minian,<br />

quienes han de llegar a mayoría absoluta en sus<br />

decisiones y, en caso contrario, tras unas horas de reflexión,<br />

deben repetir las votaciones (en casos reiterados de<br />

falta de acuerdo, es normal que las facciones discordantes<br />

voten a regañadientes la opción de la mayoría, para evitar bloqueos).<br />

En caso de muerte de alguno de los miembros, el resto<br />

acuerda invitar a un nuevo miembro que se ajuste a los objetivos<br />

La Cábala es un conjunto de doctrinas y prácticas esotéricas y místicas hebreas para la interpretación de la Sagrada<br />

Escritura. Según la tradición judía, Dios la enseñó a un grupo de ángeles y, a través de ellos, fue transmitida a Adán,<br />

para que pudiese recuperar el estado de gracia perdido. De ahí su nombre, pues ‟cábala”, procede de la palabra hebrea<br />

laykabbel, “recibir”. La Cábala se transmitió oralmente durante muchos siglos, sólo recibiéndola aquellos miembros de<br />

la comunidad judía más rectos, justos y dignos (entre ellos cabe destacar personajes tan famosos como Moisés o el rey<br />

Salomón). Ya en el Zohar se revelaban los requisitos que había de cumplir un cabalista: ser judío, estar casado, tener<br />

al menos cuarenta años de edad, ser erudito en los libros sagrados y una veintena más que se resumen en ser un perfecto<br />

servidor de Dios (a los ojos de la sociedad hebrea). De esta forma, no era de extrañar que la práctica de tales enseñanzas<br />

estuviese centrada en torno a rabinos y sinagogas.<br />

La Cábala llega a nuestras tierras en el siglo XIII procedente de la Provenza francesa, estableciéndose un centro difusor<br />

de la mística filosofía en el call de Girona, aunque más adelante se extendería por otras ciudades de la Península, tales<br />

como León, Burgos, Ávila, Segovia y Guadalajara. <strong>El</strong> impulso definitivo lo daría Moisés de León cuando en la década<br />

de los ochenta del siglo XIII, con la intención de mostrar de forma adecuada la Cábala a unos miembros de la comunidad,<br />

redactó el Zohar, un libro basado en su interpretación de una obra más antigua del mismo nombre. Este libro,<br />

que debía haberse quedado en ese círculo de iniciados, pronto fue copiado y difundido por muchos de los enclaves<br />

hebreos de la Península. <strong>El</strong> saber de la Cábala llegaría a oídos cristianos, aunque su falta de conocimiento fue tachado<br />

de ser alguna forma de brujería judía, equiparándola a prácticas nigrománticas. No sería hasta entrado el Renacimiento,<br />

donde con el renacer del interés en el misticismo, hermetismo y otras corrientes filosóficas afines, cuando se publicaron<br />

libros sobre el tema, y aparecieron gentiles interesados en el misticismo hebreo, a los que se les puede denominar “cabalistas<br />

cristianos” (este fenómeno no fue muy extendido por España, gracias a la vigilancia del tribunal de la Suprema<br />

Inquisición, que ponía su celo en controlar las publicaciones de libros de dudosa moralidad o espíritu cristiano).<br />

Hay que distinguir dos tipos de formas de practicar la Cábala. Por un lado se tiene la llamada Cábala ortodoxa o Kabbalah,<br />

centrada en el estudio de la Torah, en busca de un significado oculto y de la meditación sobre dichos conocimientos.<br />

Para ello, el cabalista, partiendo de la especial característica que tiene el alfabeto hebreo, que asigna a cada<br />

letra un valor numérico, usa varios métodos de interpretación: la gematría o suma del valor de las letras de las palabras;<br />

el notaricon, que consiste en la formación de una palabra con las letras iniciales y finales de una o más palabras, frases<br />

o textos; y la temurah, la meditación de diferentes palabras con el mismo valor gemátrico y que podían incluir la sustitución<br />

de las letras de una palabra por otras según ciertas reglas. Esta práctica ortodoxa de la Cábala iba enfocada<br />

únicamente desde el punto de vista filosófico religioso, para un mejor acercamiento del hebreo a Yahveh.<br />

<strong>El</strong> segundo tipo de práctica cabalística es la llamada Qabbalah, que consiste en usar los conocimientos obtenidos de la Kabbalah<br />

en operaciones mágicas, dando como resultado una ciencia mágica con identidad propia. Aunque este tipo de magia<br />

es de tipo benéfico, por estar basada en la sabiduría concedida por Dios y supeditada siempre a su Voluntad, los cabalistas<br />

más ortodoxos ven como poco más que una blasfemia el uso de tales conocimientos en operaciones mágicas. Las prácticas<br />

mágicas cabalísticas se pueden dividir en dos clases: por un lado los llamados hechizos sefiróticos, que usan el poder del<br />

árbol de la Vida, una representación mística de toda la Creación y de los reinos ocultos que en ella se esconden, y los hechizos<br />

qlipothicos, que se refieren al llamado árbol de la Muerte y sus habitantes, principalmente demonios y seres de peor<br />

ralea. <strong>El</strong> buen cabalista se guardará de practicar este último tipo de saber, pues aunque tiene el poder de doblegar a los demonios,<br />

su excesivo uso o estudio, corrompe el punto de vista del buen servidor de Dios, haciendo que éste abandone la<br />

senda del Altísimo en pos del misterioso descenso al Abismo que se esconde en las profundidades del árbol de la Muerte.<br />

Pero dejadme que cese de hablar de tales temas, pues temo que estas páginas no son el sitio más indicado, para revelar<br />

tales secretos…<br />

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