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Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />
No se considera incesto el matrimonio entre tío y<br />
sobrina ni entre primos hermanos, aunque sus<br />
lazos sean de primera sangre. Sí que están prohibidas,<br />
en cambio, las uniones entre hermanos, entre el<br />
hijo y su madre, o con la viuda del padre. Tampoco pueden<br />
casarse nieto con abuela, ni abuelo con viuda de nieto.<br />
Las mismas prohibiciones se dan en caso de intercambiar<br />
los sexos en los mismos casos (hija y padre, hijastra y viudo<br />
de la madre, etc.). Los matrimonios mixtos, con gentes de otra<br />
religión, están prohibidos, como se ha dicho poco antes. <strong>El</strong><br />
fruto de esa unión, si lo hay, se considera a los ojos de la comunidad<br />
judía manzer (bastardo), igual que si fuera un hijo<br />
nacido fuera del matrimonio.<br />
<strong>El</strong> kiduchin (boda) es en sí una ceremonia muy sencilla: en presencia<br />
de dos testigos ambos novios se intercambian unos anillos<br />
y pronuncian votos de amor solemnes. Pero tras ello, la<br />
novia vuelve a casa de sus padres: legalmente está casada,<br />
pero su marido debe comprarla con el ketubbah (contrato nupcial),<br />
que se negocia con el padre de la muchacha. En ese documento<br />
se especifican por escrito los deberes de ambos<br />
cónyuges, se especifica que ambos están de acuerdo en su<br />
unión, que no es forzada ni obligada, y se fija la cantidad que<br />
el marido ha de pagar a la mujer en caso de que se divorcie de<br />
ella. Esa misma cantidad habrá de pagarla la familia del esposo<br />
caso de quedar la mujer viuda.<br />
Este documento se lee en la ceremonia nupcial, la definitiva.<br />
Para que sea válida ha de haber presentes no menos de diez<br />
testigos varones.<br />
¿ES LAMUJER UN SER HUMANO?<br />
Es creencia común que en el tercer concilio de Nicea (año 585),<br />
los obispos reunidos en él discutieron sobre si la mujer tenía o<br />
no alma, ganando los partidarios del sí por un estrecho margen<br />
(apenas uno o dos votos) y sembrando una duda que no<br />
se resolvería hasta el Concilio de Trento, mil años más tarde.<br />
Bueno, la información no es del todo exacta. En realidad fue<br />
durante el sínodo de Maçon, en ese año 585, cuando un obispo<br />
formuló la pregunta: Feminae homo est? Es decir, ¿es la mujer<br />
un ser humano, como el hombre, o un animal semiinteligente<br />
como los caballos y los perros? Todo hay que decirlo, en el sínodo<br />
se decidió que, según la Vulgata, la mujer era ser humano,<br />
pero las féminas se encuentran en una posición tan<br />
maltrecha que muchos opinan lo contrario, hasta el extremo<br />
de que seiscientos años más tarde Abelardo y Santo Tomás de<br />
Aquino discuten agriamente en la Universidad de París sobre<br />
si la mujer tiene inteligencia o no. Gana Abelardo la disputa<br />
frente al santo, y termina como terminó, castrado y con sus<br />
partes pudendas paseadas por toda la ciudad, ensartadas en<br />
una lanza… Y es que nunca ha sido buena cosa nadar contracorriente…<br />
Pues aunque como ya se ha dicho la Iglesia no se define<br />
de manera concreta hasta el Concilio de Trento, en el<br />
<strong>El</strong> marido puede repudiar a su mujer (sin pagar<br />
el ketubbah) si ésta muestra una conducta lasciva<br />
(no llevar la cabeza cubierta en público, dejar las<br />
ventanas abiertas para que los transeúntes puedan verla<br />
desde la calle, dejarse cortejar por otros hombres o simplemente<br />
coquetear con ellos) o si abjura de la Verdadera Fe.<br />
En cualquiera de los dos casos no pagará el ketubbah.<br />
Puede divorciarse de ella si no le da hijos o no le satisface,<br />
por encontrarla “perezosa y descuidada”. Una mujer judía,<br />
repudiada o divorciada, no tiene una vida fácil. Su familia<br />
la rechaza, y ha de buscarse la vida como buenamente<br />
pueda. Irónicamente, son las mujeres con mayor libertad<br />
dentro de la comunidad judaica, ya que no dependen de<br />
ningún hombre, sea su marido o un pariente, que decida<br />
por ellas. Ni que decir tiene que una mujer no puede solicitar<br />
el divorcio.<br />
Si un hombre muere sin hijos, su hermano (caso de tenerlo) se<br />
acostará con la viuda hasta dejarla embarazada. Ese hijo será<br />
considerado hijo de su hermano, no suyo.<br />
Los hijos varones reciben su nombre en la ceremonia de la circuncisión,<br />
las niñas a la semana de su nacimiento. Los padres<br />
tienen la obligación de enseñar las nociones básicas de la<br />
Torah a sus hijos y buscar marido para sus hijas. A su vez, sus<br />
retoños deben honrarles y respetarles, no contradecirles<br />
nunca, ni interrumpirles cuando hablan. También han de cuidar<br />
de ellos cuando sean viejos, trabajar para ellos e incluso<br />
mantenerlos si fuera necesario.<br />
Las Mujeres del Medievo<br />
siglo XVI, no cesa de dar ejemplos que someten a la mujer<br />
al hombre: ¿por ventura no es parte del hombre, y no ser<br />
entero, ya que fue creada a partir de una costilla de Adán?<br />
¿Acaso en el Génesis no se dice que debido a robar la fruta<br />
del pecado original, debe la mujer vivir sometida al hombre?<br />
¿No es cierto que los Diez Mandamientos se refieren<br />
sólo al hombre, citándose la mujer sólo en el noveno, junto<br />
con los animales domésticos y los criados? ¿Y no es pecadora,<br />
corruptora, apóstol del Maligno, amenaza de la fe y<br />
de la salvación, pues entre sus piernas está la tentación? Por<br />
mucho que digan, los cinturones de castidad son una realidad,<br />
y el mismo Cid, al igual que muchos caballeros cuando<br />
partían a las cruzadas, se aseguró de dejar a su mujer en un<br />
convento, bajo la protección de la Iglesia… y alejada del<br />
mundo.<br />
LA MUJERENLASOCIEDAD<br />
Pero ni todo el bosque son ortigas, ni todos los caminos<br />
iguales. Durante la Edad Media la mujer nada entre dos<br />
aguas. En algunos países puede gobernar, como reina o<br />
como regente, en otros no puede heredar, y está siempre supeditada<br />
a un varón. En algunos fueros municipales se<br />
acepta que la mujer contribuya activamente en la defensa<br />
de la ciudad, armada si es preciso, aunque todos coinciden