13.05.2013 Views

fase 2 - El Grimorio

fase 2 - El Grimorio

fase 2 - El Grimorio

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

470<br />

Aquelarre: Juego de rol demoníaco medieval<br />

uno era una persona honrada y de moral intachable;<br />

en el que las disputas entre hombres poderosos<br />

se dirimían mediante los ‟juicios de Dios”,<br />

luchando a muerte dentro de un círculo. Y así, entre<br />

lamia y salamandra, iban aprendiendo poco a poco a sobrevivir<br />

en el siglo XIV, como niños que van descubriendo<br />

el mundo y se integran en él por ensayo y error (o, lo que es<br />

lo mismo, aprendiendo a base de palos).<br />

Así que, cuando se me demanda una aventura de Aquelarre,<br />

tras la visita de rigor a la biblioteca, además de la pantalla y<br />

los dados, nunca dejo atrás mi castellano medieval, mi pluma<br />

y mi tintero, mi buen vino en vaso de madera y mis escudillas<br />

para las patatas fritas; nunca dejo atrás mi introducción histórica<br />

para poner en situación y preparar el hechizo que les teletransportará<br />

seiscientos años atrás; nunca olvido poner mi<br />

CD de música medieval cuando se acercan a la plaza del pueblo;<br />

y siempre tengo presente que la mejor forma de aprender<br />

es jugar, jugar y jugar.<br />

BUSCANDO EL EQUILIBRIO<br />

Por Pedro J. Ramos<br />

Conocí Aquelarre cuando todavía iba al colegio, no recuerdo<br />

si a 7º u 8º de E.G.B. Yo ya llevaba un tiempo jugando a rol,<br />

y concretamente mi grupo y yo jugábamos todas las semanas<br />

al “rol del bueno”, ése de dragones y mazmorras. En<br />

una de esas escasas ocasiones en las que yo no hacía de Director<br />

de Juego resulta que me llamó uno de mis compañeros<br />

de juego para decirme que nuestro Director de Juego no<br />

podía venir, pero que él se ofrecía a dirigirnos, concretamente<br />

en un juego llamado Aquelarre. Yo nunca había oído<br />

hablar de ese juego, pero sí sabía lo que significaba su nombre,<br />

y tengo que admitir que me dejó cierta intranquilidad.<br />

¿Sería un juego satánico? ¿Usaría güija? En fin, perdonad<br />

las tonterías de la edad, pero por aquel entonces mi imaginación<br />

era aún mayor de lo que es hoy, y muchas cosas que<br />

hoy en día nos parecen inocentes resultaban para mí terriblemente<br />

reales…, y justamente lo mismo ocurre en mis<br />

partidas de Aquelarre, ¡qué casualidad!<br />

Si queréis saber cómo es para mí dirigir Aquelarre, la mejor<br />

respuesta que os puedo dar es la que da el título de este<br />

breve ensayo: buscar el equilibrio. ¿Equilibrio entre qué?<br />

Pues entre las dos facetas del juego, la demoníaca y la medieval.<br />

Tenemos entre manos un juego que nos ofrece todo<br />

el potencial de la Edad Media española, una época fascinante<br />

y que da para interesantísimas historias jugando únicamente<br />

en un sentido histórico estricto, pero por otro lado<br />

tenemos lo que tenemos. Al Diablo. ¿Y a quién no le fascina<br />

bailar con él?<br />

Aquelarre nos ofrece también lo mejor de los mitos y leyendas<br />

medievales para ser utilizados en nuestras partidas. Desde los<br />

asturianos trasgus hasta las malhadadas mandrágoras, la oportunidad<br />

de que nuestros jugadores interactúen con todos estos<br />

seres no es sino fascinante, sobre todo en un mundo como el<br />

actual en el que pasamos muy poco tiempo ocupándonos de<br />

cosas que no sean tangibles o, más concretamente, visibles por<br />

nuestros propios ojos.<br />

Así pues, permíteme que emplee el espacio que los autores de<br />

este libro me han dado para transmitirte una sola idea: haz<br />

que tus jugadores se muevan entre la cotidianeidad de la<br />

vida medieval y la increíble magia del mundo de lo<br />

irracional, busca el equilibrio adecuado para tu grupo<br />

de juego entre ambos polos (como si tu partida fuera<br />

un personaje y debieras repartir los cien puntos entre Racionalidad<br />

e Irracionalidad, si quieres verlo así) y una vez encuentres<br />

el equilibrio, no dejes de agitarlo de cuando en<br />

cuando. Si los personajes se ven envueltos en un misterio cotidiano<br />

y al final descubren que tras todo el asunto hay una<br />

explicación sobrenatural, conseguirás un efecto desestabilizador<br />

tan grande como si investigan un asunto presuntamente<br />

más allá de la razón y al final todo se justifica por una serie de<br />

casualidades o una explicación lógica. Mantener a los personajes<br />

jugadores en un equilibrio inestable puede ser la clave<br />

para conseguir contar una historia que a todos os guste recordar<br />

en el futuro.<br />

Pero como ya he mencionado, aunque de pasada, también<br />

puedes jugar una partida puramente histórica o puramente<br />

fantástica. Introducir esa clase de “desequilibrios” en el equilibrio<br />

de tus partidas de Aquelarre no solamente les sorprenderá,<br />

sino que puede que os renueven las ganas de seguir<br />

jugando al decano de los juegos de rol en España.<br />

Y creo que esto es todo por mi parte. He preferido transmitiros<br />

un único consejo porque sé que lo que dicen mis compañeros<br />

está repleto de verdades como puños que os pueden ser muy<br />

útiles a la hora de dirigir. Yo sólo quería daros la balanza con<br />

la que encontrar vuestro equilibrio.<br />

Bienvenido a Aquelarre, Director de Juego. Ahora tuya es la<br />

balanza.<br />

LOS REGLONES TORCIDOS DEL ROL<br />

Por Antonio Polo<br />

Hace unos meses, mientras —piedra va, piedra viene— en el<br />

Equipo A (de Aquelarre) discutíamos sobre las reglas del juego,<br />

comentando lo divino y lo humano, se me ocurrió la idea de<br />

que todo aquél que quisiera aportara su granito de arena sobre<br />

cómo dirigen, ven o disfrutan este juego. Si has leído este capítulo<br />

hasta aquí ya habrás visto el resultado, por lo que poco<br />

más puedo aportar sin parecer redundante, pues mi parecer<br />

se ve reflejado en muchas de las ideas desarrolladas en los textos<br />

de mis compañeros.<br />

Así que voy a dedicar estas breves líneas a hablar del Aquelarre<br />

que me gusta. Luego, si queréis extrapolarlo a vuestra<br />

propia experiencia, seguramente descubriréis que el mismo<br />

juego cambia según el color del cristal de las gafas del DJ que<br />

lo maneja.<br />

En resumen, mi Aquelarre es demoníaco y medieval... ¡Un momento!<br />

Antes de que soltéis a los perros por la perogrullada<br />

que acabo de soltar dejadme que me explique. Gracias (tuso,<br />

tuso, perrito guapo, ale, ale...).<br />

Yo juego (sobre todo dirijo, aunque jugué mucho en su momento)<br />

a Aquelarre porque me gusta la historia, y no sólo la<br />

medieval, sino la historia en general, aunque me decanto<br />

especialmente por la historia cotidiana, la del día a día, los<br />

“Usos y Costumbres” si queréis encontrarlo en un catálogo<br />

bibliotecario: cómo vivía la gente en tiempos pasados, qué<br />

comían, cómo criaban a sus hijos, cómo vestían, cómo hablaban,<br />

qué se contaban, a dónde viajaban, qué era lo que<br />

les entretenía, cómo “folgaban” (y en qué posturas), cómo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!