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Los Peligros de la Magia<br />
No les había mentido el pobre Mijail, que el nombre de Carmela Rodrigo<br />
era harto conocido. Entre los que se atrevían a susurrarlo, hubo<br />
quien les indicó un viejo escondrijo suyo, una cueva donde solía retirarse<br />
a hacer sus hechicerías al abrigo de ojos curiosos. Iban solos,<br />
pues por mucho que lo había buscado, no había encontrado Lope quien<br />
le diera razón de Ignotus, cosa que lamentaba. Le hubiera gustado<br />
tener su veterana espada a su vera. Con todo, el judío andaba mucho<br />
más que confiado, pues decía que por su saber (que tampoco era tanto)<br />
no descubría señales recientes de actividad mágica, por lo que el cubil<br />
debía encontrarse abandonado.<br />
Y lo estaba.<br />
Aunque mala sería la dueña que no dejara un guardián para proteger<br />
su dominio.<br />
<strong>El</strong> ser era bajo, costroso, vestido con una especie de harapos que se entremezclaban<br />
con su apelmazada pelambrera natural y unas lascas como<br />
de piedra que parecían brotarle, como si de manchas de lepra se trataran,<br />
aquí y allá por todo el cuerpo. Surgió de la roca, o quizá poseía la facultad,<br />
al ser él mismo similar a ella, de disimularse con la piedra hasta<br />
tal punto que no se notara diferencia alguna. Al judío lo cogió por sorpresa.<br />
Lope, más desconfiado, llegó a distinguir el movimiento y empujó<br />
a su amigo, librándole de una muerte segura. No había tiempo de preparar<br />
hechizos ni estrategias, ni siquiera había tiempo de huir. Lope<br />
logró esquivar otro golpe que le hubiera arrancado la cabeza e hincó su<br />
arma en un hueco de las protecciones de su enemigo. Aunque aturdido,<br />
Micael alcanzó a reptar hasta la espalda del ser, sin que éste se fijara<br />
en él, furioso como estaba por la herida recibida y concentrado en Lope.<br />
Por ello, pudo el judío sacar sin apuros un cuchillo largo de media vara<br />
y hundírselo calmosamente en la espalda a la criatura, que se dolió<br />
mucho, dando un aullido que a los dos recordó al sonido de las rocas al<br />
desprenderse. Luego, la cosa no terminó en combate, sino en asesinato.<br />
Que no estaban los dos amigos para dar cuartel a quienes trataran de<br />
matarles.<br />
Más tarde Micael realizó sus magias. Y no supo si reír o llorar, al encontrar<br />
lo que buscaba.<br />
—La muy hija de su madre está en Burgos, Lope. La hemos tenido bajo<br />
las narices todo el rato.<br />
—Burgos es grande, Micael… ¿No puedes decirme en qué casa para<br />
prenderle fuego?<br />
—Lo siento, pero no. Además, quizá al ser engendro del Infierno el fuego<br />
no le haga daño… en cambio, harías que toda la ciudad ardiera como la<br />
yesca. No, mejor piensa en otra cosa.<br />
—Supongo que tendré que esperar a que me envíe otro de sus asesinos,<br />
a ver si consigo hacerle hablar antes de que muera…, o que me mate.<br />
* * *<br />
Las palabras del hidalgo resultaron proféticas. No había pasado una semana<br />
cuando Micael recibió la visita de su amigo, tinto de sangre propia<br />
y ajena. Mientras curaba sus heridas con remedios tanto naturales como<br />
mágicos, éste no paraba de farfullar:<br />
—Era un hombre y no lo era, Micael… era peludo y fuerte, y enseñaba<br />
Pars 6: Ars Magica<br />
los dientes como si de un lobo se tratara…<br />
—¿Llegó a morderte?<br />
—No, que bien que guardé mi cuerpo de que se acercase<br />
demasiado, y siempre se encontró con mi acero delante. Pero<br />
eso no me liberó de sus garras.<br />
—Has salido bien librado entonces, pues era un lobisome, un ser<br />
poseído por el espíritu salvaje de un lobo, y podría haberte pasado<br />
la maldición. ¿No crees que es mejor que lances bien lejos ese trozo de<br />
cuerda maldito y que otro apechugue con la maldición?<br />
Lope lo miró con fiereza, desde la fiebre de sus heridas:<br />
—A nadie le deseo la carga que me han dado, pero te juro que esto no<br />
terminará hasta que la bruja me mate… o yo la mate a ella.<br />
* * *<br />
Ignotus le salió al paso a Micael en una callejuela, tan quedo que por un<br />
instante el judío lo tomó por un ladrón, y temió tanto por su vida como<br />
por su bolsa.<br />
—Burgos ya no es segura para ti, Micael Bonishah. <strong>El</strong> mercader al que<br />
compras los productos que usas para tus magias ha decidido que ya te ha<br />
sacado bastantes dineros, y le ha ido con el cuento de tus actividades a<br />
los que se dedican a cazar a gentes como tú.<br />
—¡No puedo dejar a Lope solo ahora! ¡Necesita de mi saber!<br />
Ignotus enarcó una ceja, sonriendo a medias.<br />
—Necesita amigos y los necesitará siempre. Y se quedará sin uno si te<br />
quedas mucho más. Vete a la frontera con el moro. A una ciudad llamada<br />
<strong>El</strong>iossanna. En la primera casa a la izquierda entrando por el camino<br />
del norte, llama tres veces y pregunta por Hardeck. Te contestarán que<br />
en esa casa sólo viven gentes con nombres de mártires y de ángeles. Responde<br />
que es un ángel el que te envía, un ángel sin nombre. Te darán<br />
cobijo y aprenderás mucha de esa magia que ansías conocer…, con una<br />
condición.<br />
—¿Cuál?<br />
—Que dejes de coquetear con la magia negra. Es más poderosa, sí…,<br />
pero su poder no está hecho para seres humanos. Ninguna magia lo está,<br />
pero la magia de los demonios puede perderte para siempre.<br />
—¿Y qué pasará con Lope?<br />
—Lope es cosa mía.<br />
UNQUE los judíos aseguren que no debe pisar la<br />
Atierra nadie “que practique adivinación, astrología,<br />
hechicería o magia, ningún encantador ni consultor<br />
de espectros o adivinos, ni evocador de muertos”<br />
(Deuteronomio, 18, 10-11); los cristianos recuerden a San Pablo,<br />
ante cuya presencia “bastantes de los que habían practicado<br />
la magia reunieron los libros y los quemaron delante de todos”<br />
(Hechos, 19, 19); o los musulmanes tengan en mente el sagrado<br />
Corán, donde se asegura que “el mago no prosperará, venga<br />
de donde venga” (Corán 20, 69), lo cierto es que en el mundo<br />
de Aquelarre la magia es una fuerza viva, poderosa y terrible.<br />
Recordad pues las palabras del sabio: “La magia abre a tus<br />
pies dos senderos. <strong>El</strong>ige el que desees. Si eres digno, serás recompensado…”<br />
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