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fase 2 - El Grimorio

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en no dejarlas hacer incursiones en territorio<br />

enemigo. En algunos lugares, hasta se las acepta<br />

en los gremios, como trabajadoras de segunda<br />

clase, eso sí. En otros, se las recluye en lo que se considera<br />

“ocupaciones propias de mujer” y pasan de la tutela del<br />

padre a la del marido, o a la de un pariente varón, o a la de<br />

Dios, si entran en la religión. Sólo el matrimonio dignifica<br />

en parte a la mujer, ya que le permite traer hijos al mundo,<br />

que es su función y su penitencia. “Parirás con dolor”, se<br />

dice en el Génesis, así como el “creced y multiplicaos”. Una<br />

vez casada, la mujer encuentra su lugar dentro del mundo,<br />

por lo que es normal que se las despose jóvenes, a partir de<br />

los doce años, normalmente con hombres diez o quince<br />

años mayores que ellas.<br />

LA MUJER IDEAL<br />

Una mujer culta y con otras inquietudes que no sean cuidar<br />

de la casa y de sus hijos es considerada un ser indeseable,<br />

anormal y poco femenino (no digamos, además, si no está<br />

casada y quiere ejercer derecho de libertad sexual, que son<br />

capaces de llamarla bruja o endemoniada y hacer una bonita<br />

fogata con ella). Por el contrario, la mujer que se dedica<br />

a la maternidad, a complacer a su marido y a cuidar de la<br />

casa es la mujer ideal, seguidora del ejemplo de virtud de<br />

la Virgen María. Debe ser también devota, pues si obedece<br />

a Dios obedecerá a su marido, y tolerante y rijosa, ciega<br />

cuando convenga a los devaneos de su hombre con otras,<br />

que ya se sabe que no es pecado, sino exceso de hombría el<br />

que su marido tenga otras amantes, fijas u ocasionales. Y,<br />

claro está, nunca ha de disfrutar del sexo, sino ofrecerse con<br />

repugnancia.<br />

LA MUJER Y EL TRABAJO<br />

Dejando aparte el trabajo de la mujer por excelencia (que<br />

no en vano es el oficio más antiguo del mundo) ya se ha<br />

dicho que en cada pueblo hacen el guiso de manera diferente,<br />

por lo que hay lugares donde nos encontramos mujeres<br />

que ejercen de barberos, cirujanos y sacamuelas, como<br />

si de hombres se tratara. Se pueden encontrar mujeres que<br />

trabajan el cuero y la piel, haciendo guantes, zapatos y sombreros,<br />

y hasta féminas que se dedican a trabajar el metal,<br />

tanto el frío hierro con el que se hacen cuchillos y herraduras<br />

como el metal precioso y delicado, siendo orfebres y talladoras<br />

de oro. Pero suele tratarse de hijas de artesanos<br />

que, no teniendo hijo varón al que enseñar el oficio, y viviendo<br />

en lugar apartado donde no es fácil encontrar discípulo,<br />

han de recurrir al mal menor de enseñar a su hija para<br />

que les mantenga, apartándola del matrimonio, pues ya se<br />

ha dicho que no es mujer deseable la que piensa por su<br />

cuenta.<br />

Los únicos oficios en los que se acepta a las mujeres como trabajadoras<br />

“naturales” son aquéllos en los que se trabaja la seda<br />

y se hacen brocados y otros bordados en los que se necesiten<br />

manos suaves y dedos delicados. Estamos hablando de la ciudad,<br />

claro está. En el campo, la mujer trabaja tanto o más que<br />

un hombre, y si enferma el buey y hay que tirar del arado, es<br />

mejor que lo haga la mujer que la vaca, que la segunda, por lo<br />

menos, da leche, mientras que si la primera se desloma tampoco<br />

se pierde gran cosa…<br />

Pars X2: Mores<br />

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