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fase 2 - El Grimorio

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La Magia contra la Fe<br />

Tras despedir a su amigo, si es que puede haber amistad entre judíos y<br />

cristianos, se desplazó Lope al monasterio de las Huelgas. Necesitaba<br />

ayuda, y si no la iba a obtener del Diablo, pues tendría que pedírsela a<br />

Dios. En concreto, a ésa tal sor Recareda, que parecía muy ducha en<br />

esos temas y a la que en su día había recomendado el todavía desaparecido<br />

Ignotus. Se hizo de rogar la monja, que mucho protestó que ya no era<br />

mozuela como cuando en su juventud ayudaba a los servidores de Dios<br />

en su lucha contra el Maligno. Lope se humilló, pues no tenía nadie más<br />

a quien acudir, y finalmente ella aceptó.<br />

La mujer los estaba esperando algo apartada de las puertas del monasterio,<br />

como si anduviese temerosa de que las mismas sombras del lugar<br />

sagrado la hiriesen. Pero nada más pusieron Lope y la monja los pies en<br />

la calle se lanzó contra ellos.<br />

Dando un salto que nada tenía de humano.<br />

Eso alertó a Lope, que sentía crecer estos días, de peligros ciertos y recelos<br />

confirmados, una especie de sexto sentido que lo apartaba de todo mal.<br />

Apartó de sí con bastante poca cortesía a la religiosa y colocó el arma de<br />

tal modo que la bestia se empaló en ella. Era mujer, con garras y colmillos<br />

de bestia, y aún con tan terrible herida se debatía, de modo que hubo de<br />

rematarla con el cuchillo, que la espada hasta la cruz había quedado en<br />

su cuerpo.<br />

La monja meneó la cabeza, con cierto asco.<br />

—Una lamia… En verdad que me creo, rapaz, que no has andado exagerado<br />

en demasía allí dentro, cuando me has pedido ayuda…<br />

La monja purificó a Lope con penitencias y juras, para prepararlo en la<br />

batalla contra la servidora del Diablo que habría de librar. También<br />

ella rezó y ayunó, y el buen Dios la premió con una visión, y así se lo<br />

dijo a Lope a la mañana siguiente:<br />

—Esa ramera hija del Diablo se esconde entre las suyas, es decir, entre<br />

otras rameras que se abren de piernas por dineros, en lugar de hacerlo<br />

en el sagrado tálamo conyugal. Sé donde está el sitio y allí que te llevaré,<br />

pero antes debemos rezar y pedir la protección de San Cipriano, que es<br />

el más adecuado para ayudarnos en la lucha contra los adeptos al Diablo,<br />

ya que él mismo fue uno de ellos…<br />

STE capítulo tratará sobre las herramientas que Dios<br />

Epone a disposición de los verdaderos creyentes: los<br />

Rituales de Fe, denominados en ocasiones ritos o poderes<br />

de fe, permitirán que un personaje religioso, si<br />

su creencia es lo bastante sólida, obre grandes prodigios y milagros,<br />

ayudándole a sobrevivir unos días más en el mundo<br />

plagado de criaturas infernales y diabólicas de Aquelarre.<br />

Pero antes de comenzar debemos hacer una advertencia: los<br />

rituales de fe pretenden unificar en un único sistema de reglas<br />

una enorme diversidad de creencias, tantas como las que diferencian<br />

a las tres grandes religiones medievales de la Península.<br />

Ante tan hermoso panorama, nos hemos tomado la<br />

libertad de utilizar en la mayor parte de los rituales el punto<br />

de vista cristiano —más que nada por tratarse de la religión<br />

Pars 7: Ars Theologica<br />

—¿Un santo fue antes seguidor de Satanás? —se extrañó Lope.<br />

—Pues sí, y de los más poderosos. Hasta escribió un libro,<br />

que unos llaman de San Cipriano y otros simplemente el<br />

Ciprianillo, con recetas y conjuros mágicos de no poco poder.<br />

—¿Y cómo mudó de lealtades, el tal Cipriano?<br />

—Por lo mismo que se mueve el mundo de los hombres, hijo: por una<br />

mujer, que era cristiana devota, y al no poder seducirla con todos los<br />

hechizos que el Diablo le dio, quedó para él demostrado que Dios era más<br />

fuerte, se apartó del Demonio y se hizo cristiano… Y eran los tiempos en<br />

que a los seguidores de Jesús se les martirizaba, y Satanás nunca ha soportado<br />

bien tales desaires… Así que imagínate cómo acabó el pobre. Claro que así<br />

se ganó el martirio y la santidad, con lo que los que le rezamos ganamos de<br />

su protección, que es bastante más que nada.<br />

—Hermana, sois religiosa y no conocéis el pecado… Rezad por mí y decidme<br />

dónde está esa casa, que yo ya entraré solo.<br />

La monja se rió con ganas. Finalmente alcanzó a decir, enjugándose las<br />

lágrimas que la risa le había provocado:<br />

—¡Serás poco avisado, zagal! ¿Acaso te crees que nací con estos hábitos?<br />

¡Te aseguro que no será la primera mancebía a la que entre, ni las primeras<br />

rameras con las que me reúna!<br />

Lope miró el bigote de la religiosa, abrió la boca para preguntar…, y<br />

luego volvió a cerrarla. Había cosas que prefería no saber.<br />

OMO ya vimos en el capítulo VI, en el mundo de<br />

CAquelarre hay un enfrentamiento entre dos realidades.<br />

Por una parte está el mundo Irracional, del que<br />

forman parte la noche, la fantasía, la magia y el Diablo.<br />

Pero existe otro, el mundo Racional, del cual forman parte<br />

el día, el ser humano, las ciencias… y la Divinidad —llamémosla<br />

como queramos: Dios, Yahveh o Allah—. <strong>El</strong> primer<br />

mundo controla los hechizos, las invocaciones y los maleficios.<br />

<strong>El</strong> segundo cuenta con los sacramentos, los milagros y la Fe.<br />

<strong>El</strong> primero es poderoso. Y el segundo, también.<br />

Recordad pues las palabras del Evangelio: “<strong>El</strong> que cree en mí<br />

hará las obras que yo hago y las hará aún mayores que éstas”<br />

(San Juan 14, 12).<br />

Consideraciones Iniciales<br />

más extendida en el Medievo occidental—, añadiendo siempre<br />

que han sido posibles unos breves comentarios sobre la visión<br />

judía y musulmana del ritual. Animamos desde aquí a los Directores<br />

y Jugadores a que modifiquen los rituales a su gusto<br />

y conveniencia, y así poder utilizarlos en sus partidas sin problemas.<br />

LOS ELEGIDOS DE DIOS<br />

No todo el mundo está capacitado para llevar a cabo los rituales<br />

de fe, ni mucho menos. Para conseguirlo hay que ser una<br />

persona extremadamente creyente, con una fe a prueba de<br />

tentaciones, tan sólida y firme que pueda vencer a los pequeños<br />

y grandes desafíos que acontecen en la vida. Muy<br />

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