13.05.2013 Views

fase 2 - El Grimorio

fase 2 - El Grimorio

fase 2 - El Grimorio

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Esta creencia fue aprovechada por la Iglesia para<br />

explicar la situación del mundo: si las cosas estaban<br />

mal era por obra del Maligno, ya que él era el<br />

culpable de todas las imperfecciones del sistema. <strong>El</strong> clérigo<br />

rompía el ayuno o su voto de castidad por las tentaciones de<br />

las criaturas demoníacas. Era el Diablo el que hacía bajar los<br />

párpados de los frailes en Maitines o hacía ruidillos para simular<br />

que estaban roncando. Culpable era, asimismo, el<br />

Príncipe de las Tinieblas de convertir el agua del abad en<br />

vino, para emborracharlo, de despertar la lujuria del señor<br />

hacia una casta doncella, o de provocar inexplicablemente<br />

su ira frente a un indefenso campesino. La prevención hacia<br />

el Diablo explicaba también la desproporción de la riqueza<br />

entre el pueblo de Dios: el poder y el oro debían tenerlo<br />

aquéllos que mejor estaban preparados para ello, y mejor<br />

dispuestos a soportar las múltiples tentaciones con que les<br />

acosaba el Enemigo. <strong>El</strong> pueblo, sencillo e incauto, hubiera<br />

sido presa fácil de las intrigas del Diablo, si hubiera tenido<br />

una ínfima parte de poder.<br />

Claro que el pueblo, como es habitual en él, realizó su propia<br />

interpretación de estas enseñanzas. En muchas zonas rurales<br />

el cristianismo había llegado tarde y mal, y muchas veces se<br />

había limitado a asimilar ciertos cultos locales, dándoles una<br />

interpretación cristiana. Los viejos cultos a las deidades de la<br />

tierra y de la fertilidad, a Lug y a los dioses cornudos de la<br />

Guerra y de la Muerte, seguían realizándose, aunque su contenido<br />

místico y litúrgico había ido perdiéndose. Es por eso<br />

que, faltos de una base ideológica, estas celebraciones se fueron<br />

aglutinando alrededor de la figura del Diablo. Así nacen<br />

los aquelarres y el culto a la brujería.<br />

<strong>El</strong> Diablo rural es, por tanto, significativamente distinto al que<br />

nos presentan los teólogos. Sólo hay que repasar algunas leyendas<br />

populares para darnos cuenta, como la del Puente del<br />

Diablo en Mataró o la del Acueducto de Segovia. En ellas aparece<br />

como un gran señor, de increíble poder, pero que puede<br />

ser engañado si se tiene la astucia y la sangre fría necesaria.<br />

Otras veces se nos presenta como un justiciero, que premia al<br />

inocente y se lleva al malvado (que, en la mayor parte de las<br />

ocasiones, acostumbra a ser un clérigo o una persona rica). Incluso<br />

se puede pactar con el Diablo: hay mucho que ganar y<br />

nada que perder. Solamente el alma y el descanso eterno…<br />

continuación te presentamos a los gobernantes del Infierno,<br />

los demonios superiores con Lucifer y los dos<br />

príncipes del Infierno (Astaroth y Belzebuth) a la cabeza.<br />

No indicamos las características de ninguno de<br />

ellos pues se trata de seres que están más allá de las posibilidades<br />

de los personajes, criaturas inhumanas que sólo pueden ser derrotadas<br />

y destruidas por criaturas que tengan un poder similar<br />

al suyo o mayor, como los arcángeles, otros demonios superiores<br />

o el propio Dios. Si los personajes desean tener tratos con ellos<br />

que vayan preparando su alma y aprendiendo hechizos de<br />

Aquelarre o Misa Negra, pues los van a necesitar30 A<br />

.<br />

Pars 8: Rerum Demoni<br />

INFIERNO Y PURGATORIO<br />

Las tradiciones hebreas y cristianas no hablan del<br />

Infierno, el lugar donde según Jesucristo “será el<br />

llanto y el rechinar de dientes” (Mateo 13, 42). Los romanos<br />

pronto lo identificarían con el Tártaro de la mitología<br />

griega, el reino subterráneo donde eran<br />

castigados durante toda la eternidad los que se habían enfrentado<br />

a los dioses. Esta identificación aumentaría con el<br />

“redescubrimiento” de los textos clásicos durante la Edad<br />

Media, y en especial con la aparición en los primeros años del<br />

siglo XIV de la Divina Comedia de Dante.<br />

Sin embargo, parece ser que la amenaza de una eternidad de horrores<br />

no hizo demasiada mella en una población acostumbrada<br />

a pasar su Infierno en vida, día a día. Sí que afectó, en cambio, a<br />

ricos y poderosos, que se apresuraron a pagar misas y comprar<br />

bulas para perdonar sus pecados y poder disfrutar del Cielo,<br />

mientras su dinero engrosaba las arcas de la Iglesia. De no tener<br />

dinero, la salvación sólo podía alcanzarse mediante una intachable<br />

religiosidad (lo cual siempre ha sido muy duro, cualesquiera<br />

que sean los tiempos) o bien realizando acciones de penitencia<br />

(como peregrinaciones a lugares sagrados, ayunos y mortificaciones<br />

utilizando cilicios o fustigaciones).<br />

De todos modos, el Cielo sigue siendo algo muy difícil de<br />

conseguir. Demasiado difícil. A partir del siglo XII empieza<br />

a desarrollarse una corriente de pensamiento burlesca, que<br />

desprecia el Cielo cristiano (aburrido hogar de beatos ‟besacuras”)<br />

a favor de un Infierno donde se encuentra la gente<br />

realmente interesante: reyes, emperadores, muchos papas,<br />

cortesanas famosas, sabios alquimistas, juglares impetuosos,<br />

caballeros audaces…, todos tienen su lugar en el Infierno.<br />

Quizá sea por eso que, a partir del siglo XIV, empiece a difundirse<br />

la creencia en un Purgatorio, un lugar de tránsito<br />

donde las almas de los condenados pueden purgar los pecados<br />

normales de una existencia humana antes de ser merecedores<br />

de la gloria de Dios. <strong>El</strong> Cielo, señores, ha dejado<br />

de ser privilegio de los santos. A partir de la Baja Edad<br />

Media puede adquirirse cómodamente a plazos.<br />

Todo son ventajas, y el viejo Diablo, eterno burlón, posiblemente<br />

se ríe.<br />

Los Demonios Superiores<br />

LUCIFER<br />

Rey de los Infiernos<br />

Su nombre procede de las palabras latinas lux (“luz”) y fero<br />

(“soportar”), lo que nos daría una traducción literal del tipo<br />

“el que soporta la luz”. Otra traducción, mucho más libre pero<br />

más de acuerdo con su naturaleza, podría ser “aquél al que le<br />

daña la luz”.<br />

Lucifer fue creado con el nombre de Luzbel Helel ben Shahar<br />

(“Hijo de la Aurora”) y era, junto al arcángel Miguel, uno<br />

de los ángeles principales del Cielo, y posiblemente el más<br />

30 Addenda: Los datos sobre las criaturas infernales están sacados principalmente de las obras de Collin de Plancy, <strong>El</strong>iphas Levi y Berbiguier, así como de diversos<br />

evangelios apócrifos y de diferentes tradiciones hebreas. La imaginación de los autores, como veis, no llega para tanto.<br />

277

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!