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El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

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LOS ESPACIOS PRIVADOS: LAS PARTES DE LA CASA<br />

mañana para que los ojos <strong>de</strong> madame vayan asimilando el resplandor <strong>de</strong>l «Fiat lux» 581 .<br />

En los ventanales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> don Gusman no hay ningún filtro que se interponga en<br />

el camino <strong>de</strong> los rayos <strong>de</strong>l sol pues la astucia <strong>de</strong>l enigmático hombrecillo <strong>de</strong> ojos<br />

invisibles se oculta «sous les bésicles miroitants» que <strong>de</strong>jan perplejas a sus visitas y le<br />

parapetan mientras sacia su curiosidad 582 .<br />

La influencia indirecta <strong>de</strong>l astro rey también llega al interior <strong>de</strong> las casas<br />

margeritianas tras el crepúsculo. La noche en la que la reina se confía a madame Campan,<br />

ambas están sentadas junto a los ventanales que proyecta la luna en el parquet; su<br />

resplandor es <strong>de</strong> tal intensidad que hace pali<strong>de</strong>cer los tonos dorados <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong><br />

María Antonieta y eclipsa la luz proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los can<strong>de</strong>labros. Bajo el techo en el que<br />

Mignard pintó «la Nuit dans un manteau semé d’étoiles», la soberana <strong>de</strong> la nación<br />

expresa lúcidamente sus temores en una atmósfera aparentemente tranquila, marcada por<br />

la presencia nefasta <strong>de</strong>l astro nocturno 583 . En medio <strong>de</strong> un cielo encapotado, «une lune un<br />

peu brouillée» se <strong>de</strong>splaza por entre las estanterías hasta llegar al asiento en el que<br />

Marthe lee durante el día y, ahora, su madre espera a Dormond en su primera cita, a<br />

escondidas. La tonalidad oscura <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong> las ventanas y las sombras <strong>de</strong> los muebles<br />

que se dibujan en el suelo generan un <strong>de</strong>sasosiego sabiamente dosificado que aumenta a<br />

medida que se alarga la espera 584 .<br />

<strong>El</strong> reflejo <strong>de</strong> las luces <strong>de</strong> la ciudad que entran por las aberturas practicadas en el<br />

muro pue<strong>de</strong> resultar agradable o <strong>de</strong>sagradable a la vista en función <strong>de</strong>l contexto. Irritante<br />

cuando una luminiscencia <strong>de</strong> color rojo, ver<strong>de</strong>, amarillo y azul incendia sucesivamente la<br />

sala, seguida <strong>de</strong> <strong>de</strong>tonaciones que hacen temblar los cristales. Y tranquilizante cuando el<br />

que aguarda el regreso <strong>de</strong> la persona a la que ama se fija en los contornos <strong>de</strong> los muebles<br />

581 Mont-Dragon, p. 326.<br />

582 L’île <strong>de</strong>s perroquets, p. 213.<br />

583 La Révolution II, p. 118.<br />

584 Mont-Dragon, p. 103.<br />

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