El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LAS PARTES DE LA CIUDAD
De Chez Catherine, hay que decir que se trata de un chalet disimulado tras los
fresnos y los abetos de un bosque de las afueras de la localidad denominada
Quinconces, ubicado en una pendiente del valle de Arnin. Por su situación, deducimos
que es un espacio marginal que, pese a su aspecto de casa de campo familiar: «[...] une
de ces vieilles demeures qui rassemblent aux vacances plusieurs générations autour des
grands-parents», no alberga a niños dormidos que, a la mañana siguiente volverán a
salir al parque a jugar. En el interior de la vivienda, rostros agradables, que se renuevan
con mayor frecuencia que el humus o la sabia del exterior, reciben amablemente a los
visitantes y se ocupan de hacerles la estancia agradable. La decoración del salón: «[...]
avec ses meubles rustiques, son chintz à fleurs et son bégonia dans un cache-pot [...]»,
sugiere que aquí reside gente de vida ordenada, pero la mesa con botellas de alcohol y la
forma de vestir de la anfitriona y sus amigas lo desmienten. Dicha animación contrasta,
por un lado, con la calma tensa que percibe Rico cuando, preparando el chantaje de
Mercadet, contempla el paisaje nocturno 635 y, por otro, con el enfrentamiento que se
produce en uno de los cuartos del primer piso en el momento en que Rico amenaza al
taxista para sustraerle el dinero que lleva en su cartera 636 .
El Café d’Orient está abierto a un público más numeroso y se encuentra en el
corazón de la ciudad. Tanto los libidinosos que necesitan su ración de carne fresca como
los que acuden esporádicamente son bien acogidos a cualquier hora del día o de la
noche: a las horas en las que el jardín público está poblado de niñeras y de jubilados y
cuando nadie transita por la plaza del Ayuntamiento. Este local no sólo no se oculta sino
que además tiene una terraza de verano como el resto de los cafés del centro y, como
ellos, quita sus espejos durante esta época para dejar pasar el aire y la luz. De esta
forma, Margerit llama la atención sobre un tipo de relación que resulta habitual y que
nos presenta como natural. Asimismo, las prostitutas ejercen su profesión como si se
tratara de un oficio equiparable al de cualquier empleado y la cajera entabla con ellas
una amistad que suele ser normal entre compañeras 637 .
635
Los árboles le parecen soldados de un ejército que avanzan en dirección al río y asocia el brillo y la
curva que describe esta corriente de agua con un sable.
636
Ibídem, pp. 154-158.
637 Une tragédie bourgeoise, pp. 58 y 110.
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