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El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

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LOS ESPACIOS PRIVADOS: LAS PARTES DE LA CASA<br />

tiene fama <strong>de</strong> ser perjudicial, los poetas árabes han ensalzado su sombra y la nuez ha<br />

sido consi<strong>de</strong>rada símbolo <strong>de</strong> la unión matrimonial 672 , <strong>de</strong> ahí que el huerto <strong>de</strong> los Dupré,<br />

con las aves, los frutos y la sombra acogedora <strong>de</strong> sus árboles evoque la imagen <strong>de</strong>l jardín<br />

<strong>de</strong>l Paraíso 673 .<br />

En este microcosmos en el que crece una vegetación exuberante y no suelen faltar<br />

el elemento acuático y algunos ejemplares <strong>de</strong> la fauna <strong>de</strong>l lugar, las criaturas margeritianas<br />

intentan <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> su actual condición y tratan <strong>de</strong> recuperar «la condition<br />

divine» 674 , si bien esta aspiración siempre resulta inalcanzable. Los jardines <strong>de</strong> los<br />

palacios <strong>de</strong> Cumaña son una mala imitación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l paraíso perdido. Las enormes<br />

extensiones <strong>de</strong> terreno en las que crecen manzanillos, mimosas y rosales se mantienen a<br />

pru<strong>de</strong>nte distancia <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la isla 675 y están salpicadas <strong>de</strong> fuentes <strong>de</strong> mosaicos junto<br />

a las cuales juegan las damiselas con araracas. A pesar <strong>de</strong> su apariencia exótica y su<br />

entorno atractivo –«[...] ils s’avancent au-<strong>de</strong>ssus <strong>de</strong>s eaux vertes en <strong>de</strong>ux terrasses <strong>de</strong><br />

marbre et d’azulejos formant la pointe extrême <strong>de</strong> l’île»– forman parte <strong>de</strong> un <strong>universo</strong><br />

irreal en el que los caballeros <strong>de</strong> fortuna no se sienten cómodos. Los reflejos <strong>de</strong> la luz en<br />

los baldosines esmaltados y los <strong>de</strong>dos largos y dorados que el sol introduce a través <strong>de</strong><br />

las hojas <strong>de</strong> las palmeras seducen en un primer momento a los protagonistas, pero las<br />

estrellas vienen a alertarles y les sacan <strong>de</strong> sus ensoñaciones: las aguas murmuradoras que<br />

vierte la fuente en el estanque, el continuo ir y venir <strong>de</strong> palomas torcaces y papagayos y<br />

los ocelos <strong>de</strong>l pavo real que les observa hacen que se sientan intimidados 676 .<br />

671<br />

Mont-Dragon, p. 381.<br />

672<br />

Véase Ignacio Abella: La magia <strong>de</strong> los árboles, p. 262.<br />

673<br />

La Révolution I, p. 169.<br />

674<br />

Mircea <strong>El</strong>ia<strong>de</strong>: Traité d’histoire <strong>de</strong>s religions, p. 322.<br />

675<br />

Lejos <strong>de</strong> las casas en las que viven las personas normales. Recuér<strong>de</strong>se que tanto el Edén como las<br />

Islas Afortunadas o los Campos <strong>El</strong>íseos han sido ubicados en un lugar apartado en los confines <strong>de</strong> la<br />

tierra; véanse, por ejemplo, Jean Delumeau: Une histoire du paradis: le jardin <strong>de</strong>s délices, Paris: Fayard,<br />

1992, pp. 15-19 o Pierre Brunel: L’évocation <strong>de</strong>s morts et la <strong>de</strong>scente aux enfers: Homère, Virgile,<br />

Dante, Clau<strong>de</strong>l, pp. 75-80.<br />

676<br />

L’île <strong>de</strong>s perroquets, pp. 212, 219, 222 y 224.<br />

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