El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LAS PARTES DE LA CIUDAD
libros y legajos, que se pierden de vista en las tinieblas. Por el suelo, encima de la
chimenea, sobre una mesa larga y sobre otras de no más de medio metro de altura, libros
y más libros sepultados bajo una gruesa capa de polvo. A un lado, una discreta y
misteriosa puerta que conduce a un aseo y a un cuarto más pequeño, más polvoriento y
todavía más atestado de escritos de épocas pasadas. En cuanto al anciano, alto y un poco
encorvado, que trabaja casi a ras de suelo rodeado de las fortificaciones de papel que
abarrotan su «bureau nain», hay que decir que es un hombre singular, silencioso y poco
sociable, que se come la mitad de las palabras cuando habla, pero que, a su manera, es
amable. Este ratón de archivo forma parte del «temple de la vetusté et de l’oubli», del
hoyo 670 profundo, fresco y tranquilo en el que también Philippe disfruta examinando las
páginas de antiguos registros 671 .
Más amplios, en mejor estado y abiertos al público, los museos son, igualmente,
espacios en los que los personajes pueden documentarse antes de ponerse a escribir
sobre una época determinada, pero, ante todo, son lugares concebidos para el goce
visual e intelectual. Los objetos de valor que se exponen en vitrinas o que adornan
paredes eclipsan a sus respectivos continentes. De los edificios correspondientes
sabemos muy poco o nada, pues lo que les confiere su verdadera identidad son las
colecciones que guardan en su seno. Los amantes del arte o bien aquellos que
simplemente se dejan llevar por la curiosidad tienen la posibilidad de contemplar los
esmaltes y las piezas de porcelana de los museos de Limoges, el hacha del paleolítico
que Frédéric-Charles y sus compañeros hallaron en las cuevas de Alèze y que, desde
entonces, figuran en el catálogo del museo de Verneuil o los lienzos de la colección
Sciarra que se exhiben en un palacio de Roma. En mayor o menor medida, todos
sorprenden a los visitantes; sin embargo, sólo las obras de la galería romana son capaces
de conmover: a Sylvain le acompaña un guía excepcional que no sólo elige los cuadros
que le muestra sino que además se ocupa de buscar el momento apropiado y el ángulo
idóneo para impresionar al joven aprendiz de pintor 672 .
670
Con más razón, este pozo es símbolo de la verdad que se halla oculta y que hay que desentrañar.
Véase Dictionnaire des symboles, pp. 788-789.
671
Le vin des vendangeurs, pp. 206-212.
672 Ibídem, pp. 393-395.
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