El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

LOS ESPACIOS PÚBLICOS: EL ÁMBITO PÚBLICO
cuna de la república y en diversas ocasiones están a punto de convertirla en su tumba.
Tras el Terror, el ambiente se distiende; se suprime la separación que distanciaba a la
izquierda de la derecha y las tribunas empiezan a llenarse de extravagantes
contrarrevolucionarios.
Por lo que respecta al poder ejecutivo, los espacios de la monarquía seducen e
indignan, deslumbran con sus brillos e interponen barreras físicas, si bien, las distancias
insalvables hacen resaltar las carencias de la realeza. Con la pérdida gradual de sus
prerrogativas, la corona desciende desde su posición elevada hasta niveles
insospechados y, paralelamente, su palacio se va degradando. Abandonarlo supone dejar
morada y mando y, al volver a ocuparlo, se convierte en fortaleza que retiene, defiende
y desafía. Escenario de diversas invasiones y de un combate sangriento, su destrucción
y su posterior rehabilitación simbolizan el final de un régimen y la regeneración
política. Tras contemplar el desolador semblante de la venganza en el exterior de las
Tullerías, recorremos las salas en las que se deciden importantes reformas políticas.
Poco a poco, las sombras van ganando terreno a las luces que difundían lámparas y
candelabros. La atmósfera que Margerit describe es cada vez más siniestra: la confusión
y la angustia se instalan alrededor de la gran mesa oval que sirve para firmar numerosas
órdenes despóticas. El palacio de Luxemburgo pone de manifiesto la penuria de medios
económicos del Gobierno y el Elíseo representa la agonía del Imperio.
Las referencias al poder judicial son escasas y homogéneas. Salvo en una
ocasión, en los lugares destinados a administrar justicia siempre se condena, la razón
casi nunca impera y los miembros de los tribunales actúan movidos por la sed de
venganza y/o el instinto de supervivencia. A la separación física que impide que el
público, el jurado o los acusados se acerquen a los magistrados, hay que añadir la
indefensión de los hombres y mujeres que ven cómo les cortan la palabra antes de
cortarles la cabeza. Los espectadores que afluyen para asistir a los procesos de
destacados revolucionarios hacen que suba la temperatura de la sala mientras las
víctimas tratan de defenderse en la arena, pero el ambiente se enfría cuando comprueban
horrorizados que la crueldad humana no tiene límites.
Otros escenarios políticos son abiertos y pueden acoger al pueblo y a los tres
poderes juntos. El Campo de Marte reúne, en primer lugar, a los patriotas que acuden a
presentar sus peticiones y a participar en grandes manifestaciones cívicas, organizadas
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