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El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

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LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LAS PARTES DE LA CIUDAD<br />

anteriormente ocupó Luis XV, una banda <strong>de</strong> jinetes con capote azul y <strong>de</strong> soldados <strong>de</strong><br />

infantería con gorro <strong>de</strong> plumas <strong>de</strong> gallo cerca el cuadrado en el que se alza el cadalso.<br />

De lejos, Nicolas Vinchon ve cómo Sanson verifica el mecanismo <strong>de</strong> la<br />

guillotina –cuya cuchilla le <strong>de</strong>slumbra cada vez que el sol se abre paso entre dos nubes–<br />

y observa con interés la llegada <strong>de</strong> varias filas <strong>de</strong> tambores que, <strong>de</strong> repente, <strong>de</strong>jan <strong>de</strong><br />

tocar y se distribuyen or<strong>de</strong>nadamente por el interior <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong> cuatro lados que<br />

ro<strong>de</strong>a al estrado. A las diez y cuarto, el cupé ver<strong>de</strong> se <strong>de</strong>tiene ante el patíbulo: Luis se<br />

asusta al verse acorralado 405 ; no obstante, no permite que nadie le abra la camisa y se<br />

arrodilla ante el sacerdote. Después, le atan los puños con un pañuelo, como a cualquier<br />

otro con<strong>de</strong>nado, y le cortan el pelo; sube los peldaños <strong>de</strong> la plataforma <strong>de</strong><br />

ajusticiamiento, pronuncia unas palabras que los redobles tratan <strong>de</strong> acallar e<br />

inmediatamente colocan su cuello entre dos medias lunas. Un grito espantoso prece<strong>de</strong> la<br />

caída <strong>de</strong> la hoja que le corta la cabeza e igualmente horrible es la expresión <strong>de</strong>l rostro<br />

que el ayudante <strong>de</strong> Sansón muestra a los espectadores. En el charco <strong>de</strong> sangre mojan sus<br />

picas y sus sables los sans-culottes y empapan pañuelos los realistas, para guardarlos<br />

como reliquia. La caballería prorrumpe en vivas moviendo sus cascos en el aire, las<br />

salvas <strong>de</strong> artillería proclaman la muerte <strong>de</strong>l último rey. <strong>El</strong> público <strong>de</strong> la terraza sale por<br />

el lado <strong>de</strong> la Orangerie para sumarse a los ciudadanos y ciudadanas que cantan y bailan<br />

con frenesí agitando trozos <strong>de</strong> tela enrojecidos que algunos extranjeros –en su mayoría<br />

ingleses– compran a peso <strong>de</strong> oro. Otros se pelean por una cinta, un botón, el sombrero o<br />

la chaqueta <strong>de</strong>l monarca mientras las tropas escoltan los restos mortales <strong>de</strong> Luis Capeto,<br />

que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un cesto, toman la salida <strong>de</strong> la rue Royale 406 . Tras el sacrificio que reitera<br />

la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as republicanas, <strong>Margerit</strong> alu<strong>de</strong> a esta manifestación <strong>de</strong> euforia<br />

colectiva que encubre el luto y la confusión interna <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> la multitud aquí<br />

reunida.<br />

A finales <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1793, diversas plazas <strong>de</strong> París se convierten en forjas al<br />

aire libre en las que los patriotas fabrican fusiles para los soldados; pero, unos días más<br />

tar<strong>de</strong>, los agentes <strong>de</strong>l ministro Bouchotte –todos hebertistas– les animan a abandonar<br />

sus puestos <strong>de</strong> trabajo y les conducen a la Grève para reclamar pan y aumento <strong>de</strong><br />

405 Doblemente ro<strong>de</strong>ado: por el cuadrilátero <strong>de</strong> la plaza y el cuadrado que <strong>de</strong>scriben los soldados.<br />

406 La Révolution II, pp. 545-549.<br />

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