El universo imaginario de Robert Margerit - Biblioteca Virtual Miguel ...

LOS ESPACIOS PÚBLICOS: LAS PARTES DE LA CIUDAD
igual que ha habido un cambio de estación, se han producido diversos cambios políticos
entre el verano de 1792 y la primavera de 1793: ahora son los miembros del Comité de
Salvación Pública, y no María Antonieta, los que, desde las ventanas de la suntuosa
estancia decorada por Mignard, advierten el continuo ir y venir de las bayonetas de la
guardia en la terraza más próxima o contemplan los arriates, el reflejo del cielo en el
estanque redondo, el arbolado del fondo o los tilos del «Borde del Agua» 712 . Orden,
simetría y apertura de perspectivas 713 caracterizan a esta composición paisajística que
fue concebida como prolongación del palacio que Catalina de Médicis mandó construir
en el siglo XVI y que desde abril de 1793 amplía el horizonte del poder ejecutivo 714 .
Fusiles, bicornios y gorros frigios son elementos que, en circunstancias
normales, podrían resultar extraños, pues constituyen la antítesis de lo que entendemos
por jardín 715 ; sin embargo, a medida que la Revolución avanza, éstos se van integrando
en el marco de la vida cotidiana de los ciudadanos. Aun cuando los que acuden
asiduamente al Jardín Nacional se muestran indiferentes ante las transformaciones que
va sufriendo, este espacio revela la ambigüedad y la incertidumbre que definieron a
dicha época. Sin dejar de ser refugio de enamorados, niños, lectores de gacetas o
simples paseantes, las Tullerías se convierten sucesivamente en campamento de
soldados, fragua y huerto. Mientras, durante el Terror, a unos les parece todavía más
negro que el cielo –poco antes de la caída de Robespierre–, los más arrogantes se
divierten a la sombra de los árboles. Además, el andamiaje instalado para celebrar la
fiesta del Ser Supremo le confiere un aspecto antinatural: en lugar de sacar mayor
partido a la distribución existente, se recarga el recinto con jarrones y estatuas de estuco
y las figuras alegóricas que, con intención moralizante, se colocan junto al estanque
redondo al arder ensombrecen el marco y la ceremonia 716 .
712 Ibídem, pp. 593 y 634.
713 Con este jardín, Le Nôtre consiguió satisfacer los deseos de Colbert, quien quería dotar a la capital
de inmensas perspectivas que se extendieran más allá de sus límites, en previsión de su futuro
crecimiento. Véase Bernard Jeannel: Le Nôtre, Barcelona: Stylos, 1986, pp. 92-99.
714 Nos estamos refiriendo al Comité de Salvación Pública que, a partir de dicha fecha, se erige en
verdadero poder ejecutivo ya que, a pesar de que teóricamente debía hacer de intermediario entre la
Convención y los ministros, éstos no tenían ningún poder de decisión y se limitaban a acatar sus órdenes.
715 Numerosas culturas consideran el jardín como una réplica del paraíso.
716 La Révolution II, p. 677 y La Révolution III, pp. 88, 252, 339, 375, 420-427, 508 y 511.
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